Espera, dejo atrás mi pudor, mi conciencia y lamentaciones. En el momento en que cruce esta puerta, me permitiré disfrutar contigo cada minuto sin reproche alguno.
El amor no conoce colores ni razas; tĂş, mujer, no sabes cuánto me encantas. Tu presencia es un resplandor que atraviesa los ventanales de mi rostro y esa luz ilumina la sombra frĂa que se encuentra dentro de mi alma.