Cuento breve: La semilla
Había una vez un rey que buscaba un sucesor digno de gobernar su reino. Decidió hacer una prueba diferente: reunió a todos los jóvenes del reino y les entregó una pequeña semilla a cada uno.
—Llévense esta semilla y plantenla en una maceta. Cuiden de ella y tráiganme el resultado dentro de un año. El que me traiga la planta más hermosa será el próximo rey.
Uno de los jóvenes, llamado Miguel, tomó su semilla con entusiasmo y la plantó en una maceta con tierra fértil. La regó con cuidado y la colocó bajo la luz del sol. Pasaron semanas, y luego meses, pero la semilla no germinaba. Mientras tanto, escuchaba a otros jóvenes presumir de sus plantas que crecían fuertes y bellas.
Cuando llegó el día de presentar sus plantas al rey, Miguel dudó en asistir. Su maceta seguía vacía. Finalmente, decidió ir y mostrar al rey lo que había pasado, aunque sintiera vergüenza.
Los jóvenes comenzaron a mostrar al rey sus plantas impresionantes: flores coloridas, arbustos frondosos e incluso pequeños árboles. Miguel, con su maceta vacía, bajó la mirada al acercarse al trono.
El rey observó a todos los jóvenes y, para sorpresa de todos, señaló a Miguel.
—¡Tú serás el próximo rey! —anunció.
Los demás protestaron, confundidos.
—Las semillas que les di estaban cocidas, no podían germinar —explicó el rey—. Todos ustedes cambiaron las semillas para hacerme creer que habían cultivado algo hermoso. Pero Miguel tuvo el valor de ser honesto. Un verdadero líder no solo necesita habilidades, sino también integridad