1. ¿QUIÉN SOY? CONSTRUYENDO MI IDENTIDAD
Cuando las cosas en tu vida marchan como lo has ido planeando, te sientes en paz contigo mismo o contigo misma, funcionas de forma positiva y quizás nada te lleva a dudar de tu valía y de tu capacidad personal. Pero existen momentos o etapas en las que por algún suceso o por alguna decisión que tomas puedes sentirte descolocado o descolocada y preguntarte: “¿quién soy hoy?”, “¿qué ha valido la pena de lo que he decidido?”, “¿cómo enfrento esta situación?”, “¿con quién cuento realmente?”, “¿qué sigue en este caminar?”, “¿cómo he de decidir lo más oportuno y constructivo para mí?”. Estas preguntas aparecen haciéndote dudar de ti mismo, de tus capacidades, de tu valía y de tu estabilidad. A esta experiencia de vulnerabilidad podemos llamarla “crisis de identidad”. Te puedes sentir muy inseguro o insegura, sin saber a ciencia cierta quién eres y con qué fuerzas cuentas para seguir adelante. El temor y la duda aparecen, y con ellas la imposibilidad de tomar decisiones adecuadas o, por el contrario, la impulsividad de actuar de forma arrebatada, y en ambos casos, errar. Los seres humanos cambiamos constantemente. Las situaciones que enfrentas en la vida te llevan a reconocer el territorio que estás cruzando, a adaptarte a él y a reconstruirte (sacando fuerzas de flaqueza). Por eso, la autoestima se construye al tiempo que maduras. Pese a que mucho está relacionado con la manera en que fuiste criado o criada en tus primeros años de vida, aún se puede hacer cosas en la adultez para mejorar la sensación de valía y de competencia personal. Pero iniciemos hablando de cómo la autoestima baja o carencia de autoestima puede verse más como un episodio pasajero, como parte de una crisis de identidad. Por identidad nos referimos al núcleo que constituye el yo, quién eres y cómo te constituyes. La identidad se forma por la interacción con el medio que te rodea, aunado a la personalidad con la que cuentas. Nacemos con una carga genética que nos predispone a ser de determinada forma en el mundo: positivos o negativos, activos o tranquilos, emocionales o fríos, entre otras cosas. En medio del camino, aparecen nuestros padres, la familia extensa, la escuela, la iglesia, la sociedad en general, que nos van moldeando con sus enseñanzas, mandatos, castigos y alegatos.