Servicio Solar
#0894 Servicio Solar (MaháChohán)
Introducción de Jorge A. Carrizo:
No cabe duda de que nos encontramos en una época en la que, ante toda posibilidad de servir a otro, la primera pregunta que surge es: “Y, qué hay en ello para mí?” Esta posición podría entenderse de personas super-archi materialistas (conozco a varias) que no hacen nada sin una recompensa material (¡¡¡y por adelantado, en ello!!!). Un poco más difícil resulta de tragar el que estas palabras salgan de labios (o plumas) de individuos que supuestamente han dedicado sus vidas (y “renunciado” a las cosas del mundo, ¡¡¡según lo auto-proclaman a todo pulmón!!!) para servir a la Luz. Obviamente que así hablan porque no han visto (o han decidido ignorar) la siguiente instrucción que nos ofrece el MAHÁCHOHÁN. Invoquemos la Llama de la Iluminación para que, una vez absorbida esta Enseñanza de los Maestros, podamos ser evaluados y “no se nos encuentre deficientes”.
Tomado de “Boletines Privados de Thomas Printz”, vol. 5.
Desde el momento en que la individualización tiene lugar, la Llama Cósmica en el corazón comienza a aceptar la responsabilidad de devolver al universo un balance por el privilegio de respirar, de utilizar la vida y sostener una existencia separada mediante la cual la iluminación trae liberación a la conciencia. Dicho de otra manera, el servicio es la Ley de la Vida. La experiencia de vida constantemente hace necesario que la corriente de vida sirva a la vida de alguna manera —siendo padre de familia, enseñando, inventando y diversas otras maneras.
Los individuos que escogen no servir son temporalmente sacados de la carrera de la vida hasta que vuelvan a aceptar de nuevo su responsabilidad de ser servidores conscientes en el sendero de la vida. El dolor de corazón y la desilusión vienen debido a que el impulso natural a servir dentro del individuo no ha sido iluminado hasta el punto en que sabe que ese servicio a la Deidad [Godhead] es la Ley del Ser, y que es el propósito último de la Creación. Cuando servimos a individuos, a una nación o a un rey, servimos a la forma, y el retorno siempre contendrá imperfección. Pero cuando se sirve a Dios, el servicio podrá llevarlo a la presencia de individuos, naciones, monarcas y los beneficiará a todos en gran medida, a sabiendas de ni su recompensa ni su meta última vendrán de parte de sus beneficiarios.
El sol físico está brillando en el cielo y la humanidad es la beneficiaria de su luz; pero el Sol brilla para gloria de Dios y no está consciente de los muchos que se benefician por su Presencia ni de aquéllos que maldicen la luz que seca los campos e ilumina las andanzas oscuras de quienes prefieren las sombras. El servicio del sol consiste en brillar para gloria de la Primera Causa Universal.
Enriquezcan la causa del bien doquiera que la encuentren, pero no hasta el punto en que esperen un retorno de parte del objeto que se beneficia del amor que ustedes tiene por Dios. Su retorno siempre vendrá del sol de su propio ser.
Dos individuos de pie en el mismo punto, realizando exactamente las mismas acciones físicas, podrán recibir corrientes de retorno totalmente distintas, siendo esto determinado por la fuerza con que ellos han decidido servir antes de emprender la actividad. Aquel que está dedicado a servir a la Causa de Dios para traer felicidad a la vida, puede prestar la misma ministración física y, aún así, estar totalmente aliviado de cualquier sentimiento de que una recompensa vendrá del objeto que se benefició de su acción. Otro, con igual sinceridad, al ver la necesidad de ministración y deseando aliviar alguna necesidad aparente en su objetivo exteriorizado, no centra su servicio ni lo dedica a Dios, sino que se abalanza hacia adelante, llena la necesidad y entonces, habiendo servido a lo limitado, recibe de vuelta a sí sólo el “regalo” que lo imperfecto puede ofrecer; y si no recibe nada, se amarga en su servicio.
El servicio es la expansión de la Llama Cósmica. Es la exteriorización de las ondas de energía, y traerán en su corriente de retorno la vibración de aquello a lo que ha servido.