Paisajes
Lugares no-lugares. Sanar allí.
Hay un paisaje en mi al que a veces accedo, un paisaje sanador en el que todes lloramos y nos miramos a los ojos y nos decimos la verdad. Y en esa verdad sólo hay amor. Y nos perdonamos de corazón. La primera vez que llegue a ese paisaje fue cuando probé ayahuasca. También pude acceder a el en sueños y meditaciones muy profundas. Desde entonces, cada vez que me reencuentro con la fuerza, siempre hay un momento de esos, como si todes nos vieramos a los ojos y nos diéramos cuenta de todo.
Creo que hoy fue que caí verdaderamente en cuenta de que yo soy la única persona partícipe de ese paisaje, de esos sucesos. Pero que de alguna manera telepática o simbólica afectan el vínculo con la otra persona. Se siente tan real ese paisaje que había olvidado que el mismo ocurre en mi mente, aunque siempre he pensado que trasciende de ella, que genuinamente nos comunicamos y que en algún otro plano nos miramos a los ojos y vemos todo muy claro.
Aprender del espejo. La realidad que la creamos con la mente. Traer la consciencia al cuerpo -pedirnos perdón- reconciliarnos en paisajes oníricos y mágicos.