22 meses.
Crear nuestra historia de romance ha sido de las más bonitas aventuras, pero cómo decir eso sin explicar el porqué de cada cosa, las razones por las cuales elijo seguir construyéndola a tu lado.
Así de cliché como suena y como te lo imaginas, me enseñaste a querer de una forma diferente, de una forma bonita. Me mostrarte el amor que no conocía, el amor sin dolor, el amor con confianza y apoyo incondicional sin pedir nada a cambio. Y sé que hemos tenido errores los dos, pero reconstruirlo juntos hace que la experiencia cure y arregle cualquier cosa.
Llenaste de colores el invierno, e hiciste que las flores nazcan el otoño. Ablandaste mi corazón con mimos e hiciste que crea que todo esto, todo este amor interminable, sea merecido por los dos.
Adoro la forma en la que te hago reír, adoro cómo te avergüenzas por ser tan increíble, por ser capaz de cosas que no creías que podías, y yo sí, sé que podes con cada cosa que se te presente, a tu tiempo, y aunque sientas que no tenés que compartir ciertas cosas con el mundo, voy a estar ahí para darte un empujoncito o acostarme en el piso a parar el mundo un rato, para luego levantarnos juntos cuando creas que sea el momento. Adoro tus dibujos, tu arte, tus manos; como todo lo que haces tiene esa pizca especial de amor.
Me gusta que me cuentes lo que te gusta a vos, que recuerdes lo que me gusta a mí. Adoro verte emocionado por un nuevo capítulo de tus series favoritas, más adoro que me cuentes con entusiasmo cada una de ellas. Me gusta que compartamos gustos por ciertas canciones, por ciertos lugares en el mundo (aunque el mío siempre sea entre tus brazos), por ciertas obras de arte y animales, por colores y fuentes de inspiración (aunque seas vos quién me inspire a mí cada día).
Sos tan especial, te movés en sincronía de la música aunque no te guste bailar, las pupilas te brillas como un millón de estrellas y yo podría rendirme por completo en esos labios, porque no habría ninguna otra cosa que quisiera probar en un millón de años.
Quiero encontrarte en cada vida, en esta y en las siguientes, para seguir amándote con la inmensidad con la que ahora te amo, que ni siquiera me alcanza para el momento sino que sobra para encontrarnos una vez más, un millón de veces más. Quiero hacerte la persona más feliz del mundo, quiero darte todo lo que está a mi alcance y mucho más. Quiero que veas, como vivir parece hermoso cuando estamos juntos y como todo se viste de rosa en cada abrazo; aunque me gustaría cambiar el color por uno que nos represente a los dos, y lo dejo a tu elección pero propongo ser un arco iris completo.
Ni siquiera me alcanza el tiempo para agradecer las maravillas que haces por mí, por darme de tu tiempo, y de tu vida, por compartir de vos conmigo y por permitirme ser. Gracias por amarme y enseñarme. Gracias por crecer conmigo, por crear y creer conmigo. Gracias por darme, y permitirme darte.
"Hay una leyenda Celta donde menciona que a dos almas que nacieron de una, se las llaman “Almas gemelas”. Dice la leyenda, que las almas que se desprenden siente el dolor de desarraigo y la pena pues esas almas nacieron juntas y aprendieron a amarse la una a la otra, pero al llegar a la tierra fueron separadas; sin embargo esa pena no es en vano ya que las Diosas de la vida celta les enseñan así a superar los escollos a lo largo de la historia en la Tierra, y a buscarse hasta encontrarse en vida. Cada alma separada aprende su camino por si sola, aprende el dolor por sí sola, y dependerá de él absorber las enseñanza más tarde o más temprano. Pero también se cuenta, que las almas gemelas en cada vida que pasan por la tierra, se buscan para encontrarse y vivir nuevamente juntas. A veces se encuentran efímeramente en un instante de una vida, casi desapercibidamente dejando enseñanzas para ambos que puede valorarse más adelante en cada una de sus vidas particulares. Otras se quedan unidas definitivamente siendo el estado ideal para las almas y en otras ocasiones pueden no encontrarse en una vida o en varias."