April 14

“..aquí seguimos en la difícil tarea que nos dejó Fidel, seguir construyendo el socialismo”.

- “Buenos días, ¿sería tan amable de adelantarme?

-“Si claro, yo voy al Vedado, sigo por Malecón y subo por Paseo”

-“Yo vengo de la zona 9, y voy hasta 5ta y 70, gracias, si es tan amable me deja en Paseo y Línea y para allá sigo guapeando

De esta manera conocí a Javier Hernández, abuelo de Seleni, de apenas 9 añitos.

Después de hablar amenamente sobre los problemas del transporte público, me cuenta que va a comprar un medicamento para su nieta, que unos vecinos lo ayudaron “con un grupo de WhatsApp donde venden todo tipo de medicamentos”. Yo ya estaba familiarízado con el tema de la venta ilegal de medicamentos por grupos de WhatsApp, porque desde hace días ando buscando prednisolona en colirio, para el tratamiento a mi “ojo biónico”, el derecho, operado varias veces.

La semana pasada en mi consulta con la oftalmóloga en el prestigioso hospital Pando Ferrer, me volvieron a recetar el colirio, pero me advirtieron que no hay en ninguna farmacia, que lamentablemente la única opción es que alguien te lo traiga de afuera o acudas a los “grupos esos”.

Javier me cuenta que él y su esposa se hicieron cargo de la guarda y cuidado de Seleni desde los 2 años. Le pregunto por los padres, y con un nudo en la garganta me responde que ambos fallecieron en el accidente aéreo del vuelo La Habana - Holguín ocurrido el 18 de mayo de 2018. Me pregunta si lo recuerdo. “Cómo no lo voy a recordar si a todos nos impactó la tragedia donde murieron 112 personas, incluida la tripulación” le respondo. Me dice que su hijo iba con su esposa a oriente a visitar la familia de su esposa y traer algunas cositas para la casa.

Me dice que lo disculpe, pero es como si el siniestro hubiese sucedido ayer, e intenta cambiar el tema.

Le pregunto qué medicamento va a comprar, me dice que son 10 “ámpulas” de un fuerte analgésico y me muestra el frasquito que lleva de muestra, no logro captar el nombre, pero me asegura que solo la morfina es más potente que el que va a comprar. Qué en las farmacias cubanas no los hay porque es importado y que es uno de los afectados por el bloqueo. Que además es un medicamento muy regulado porque es una droga muy potente. Cada bulbo le cuesta $300 cup, y que los 3 mil que va a gastar es la mitad de sus ingresos. “Soy cartero, aún trabajo, aunque ya no llevo casi cartas, ya la gente no escribe cartas, ahora todo es con el -aparatito ese- pero reparto el periódico y giros”.

“Este es el único medicamento que alivia a mi nieta de los tremendos dolores, por eso hago esta travesía”, le pregunto qué tiene su nieta. Me mira y me dice: “no quiero contarle más tragedias, pero ella está en fase terminal con cancer a los huesos… “ lo miro con total desconcierto, y casi sin comprender el dolor de este abuelo, trago saliva.

Me cuenta que estuvo mucho tiempo en el oncológico, que la atendieron muy bien, “pero ya en esta etapa es mejor que esté en casa y solo quiero aliviarle el dolor”. De inmediato pienso en forma instintiva en mi hija de apenas 4 años. Pienso en el dolor. Pienso en los medicamentos y las ventas “paralelas”. Pienso en las donaciones. Pienso en el criminal bloqueo. Pienso en el amor por nuestros descendientes. Pero mis pensamientos repentinamente desaparecen al escuchar: “papi quiero que me des toda la leche”, un reaggetón a todo volumen que viene de un lujoso carro con chapa W.

Llegamos a Paseo y Línea, Javier se despide muy agradecido, como si mi gesto de llevarlo y haberlo escuchado hubiese sido una bendición. Le agradezco yo, por haber tenido la confianza de contarme pedacitos de su vida, que sin dudas, me impactaron.

Continuo mi viaje, trato de recordar conmovido toda la conversación; entonces, inevitablemente pienso en el contexto actual y en lo que un viejo, amigo que después de no habernos visto por años, me acaba de decir mientras nos abrazábamos: “..aquí seguimos en la difícil tarea que nos dejó Fidel, seguir construyendo el socialismo”.

Luego al abrazar a mi hija, le muestro esta bella foto que capté, cuando disfrutaba de una hermosa puesta de sol. Sus ojitos de miel volvieron a brillar.