November 17, 2023

Entre la hija secreta de Gabo y el Súper pozo de Kola que lleva a las Zahurdas de Plutón.

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Abro los ojos pensando en el misterio de la hija secreta, -o no tanto-, de Gabriel García Márquez, llamada Indira Cato, tenida con la escritora, guionista y periodista Susana Cato de su relación afectiva, cuando ambos coincidieron en Cuba en la elaboración de unos guiones para el cine, coincidiendo también en la cama, obvio es.

Véase que el genial Gabo del realismo mágico y las pulsiones oníricas tenía también sus arrebatos carnales en esta vida terrenal, acaso por eso que dice Aute de que en el Caribe se vive como se escribe.

Lleva el apellido de la madre, ya que ésta no quiso ponerle el apellido de Gabo. Sin embargo, mantuvo buena relación con la familia del escritor, en particular con sus hermanastros Rodrigo y Gonzalo. Se hizo famosa en enero de 2022, al revelarse que era la hija "secreta" del escritor fallecido, nacida de la relación con Susana Cato mientras escribían el guion "El espejo de dos lunas" en 1990, según aclararon los paparazzis.

A Indira, al igual que a su hermanastro Rodrigo, también le ha dado por el cine, dirigiendo el documental "Llévate mis amores", sobre Las Patronas, un grupo de mujeres mexicanas que desde 1995 alimentan a migrantes que viajan en "La Bestia", el tren que va del sureste mexicano a Estados Unidos. Se dice que le pusieron ese nombre tan original por la admiración que García Márquez sentía por la ex primera ministra india Indira Gandhi.

Indira Cato

Ansioso de más aventura mañanera, tras el cacao y las galletas de espelta, me sumerjo mentalmente en el Súper agujero de Kola, que se dice es la auténtica entrada al infierno, afirmando la leyenda que tras 12 kilómetros de agujerear, -distancia como de Gandia a Tavernes en llano y línea recta, aproximadamente-, los científicos-geólogos dejaron de perforar al oír unos ruidos, extraños al principio pero que, poniendo más atención, resultaron ser aullidos y voces humanas escalofriantes, salidas del propio infierno, como en una versión moderna de las Zahurdas de Plutón de Quevedo, en las que el bardo genial, en el "Sueño del Infierno", parodia pasajes de la Biblia relativos al infierno, disfrutando como un enano de la frivolidad de los placeres carnales de ese lugar, que son muchos y diversos, dejando de lado el dogma católico que mantiene en él, per secula seculorum, a las almas que se desviaron en la tierra, penando ahora sus pecados, por su mala cabeza; ahí, amontonadas todas al rescoldo del fuego eterno, sin posibilidad alguna de redención ni de enchufar el aire acondicionado.

Pozo de Kola

Y ¿de qué hablan las voces del averno? Pues, en las profundidades abisales del Infierno moderno, los lamentos humanos, por eso de que ya no tienen sustancia corpórea ni caja torácica, (ni se sabe si son onda o partícula) resuenan extrañas, con un timbre escalofriante, chirriante como de micrófono acoplado en el eco de las Zahurdas, esos lugares sucios y malolientes donde en la tierra se guardaba el ganado y en el infierno las almas de los penados.

En las de Quevedo andaban Pluto, el dios romano del inframundo, avaro y tacaño, como un banquero; Astaroth, el maligno demonio que tortura a los pecadores con saña; las harpías, esas criaturas mitológicas con forma de mujer y cuerpo de ave que atormentan a los glotones cuando se pasan en el zampar; los tacaños, condenados a llevar pesados sacos de oro que no son suyos; los hipócritas..., los...

Escucho los lamentos y súplicas de todos ellos, que no solo se quejan de tormentos físicos, sino también de angustia existencial en la modernidad líquida del viejo Bauman, que -creo- al final se libró y fue al cielo. Escucho la voz del político corrupto, aquel que en vida se lucraba con el poder y engordaba la bolsa y ahora pena por su mala cabeza. Cargado de amargura, relata cómo su ambición desmedida lo llevó a la ruina cuando lo despidieron del ministerio y ahora bien que purga en esta eternidad calentita: -Joder, el puto Satanás este me ha quitado todo lo que tenía, incluido el coche oficial, y me ha dejado con lo puesto, en taparrabos...

Me llega la voz lastimera del influencer, encadenado a la necesidad de aprobación, vagando por el Infierno, buscando ese plus de validación que nunca obtuvo en vida terrenal para cobrar de YouTube. Va de visita de zahurda en zahurda a la caza de followers, y su voz refleja el miedo al olvido, la vacuidad y el desamparo: ¡Dame un like, por Dios!" Di lo que sea, pero no mientes a dios aquí, que está muy mal visto -Le corrige un vecino de caldera que en la otra vida fue camionero.

Oigo la voz del adicto a las redes sociales, condenado a la desconexión eterna. El hombre-nodo-rizoma expía su dependencia virtual. Su susurro fantasmal anhela el contacto humano per to per y la experiencia virtual perdida en un mar de notificaciones, filtros y DNSs que no funcionan. Aquí no llega señal de wifi. ¡Cómo coño voy a vivir sin Facebook! -Aúlla desesperado.

También me llega la voz del negacionista climático, atrapado en el recuerdo del paisaje árido y desolado que dejó tras de sí a sus nietos. Emite un lamento gutural de arrepentimiento: ¡Quien iba a imaginarlo!

En la Covacha 20540, sección 32, entre dos calderas, resuena el llanto desgarrador del artista incomprendido, perdido en las sombras del Infierno y deambulando como un zombi. Es el artista que no fue reconocido en vida y que tampoco en esta encuentra espacio para expresar su talento. Su voz, llena de pasión y melancolía, aúlla añorando la belleza y la complejidad de la existencia humana que disfrutaba en la otra vida: Aquí no hay arte, todo es monotonía, y además eterna... Ya me jodieron en la vida terrena y en esta aún estoy peor. ¿No decían que bienaventurados los que sufren porque de ellos es el reino de los cielos? ¿Y qué hay de lo mío, ¿eh?

El soñador olvidado, aquel que en vida luchó por un mundo mejor, pero fue silenciado y marginado, ahora alza su voz desde el Infierno. Es un canto a la esperanza y a la resistencia que resuena como un eco de las luchas sociales sindicalistas, en la búsqueda de un futuro más justo que en el infierno no llega ni se le espera: La hostia, aquí también hay ricos, pobres, pelotas, encargados, mandamases y jefes...


Despierto sobresaltado. Travis toca diana desde el pasillo con un ladrido mañanero que me sobresalta. Posiblemente el gato blanco y negro del vecino está rondando por el jardín y lo ha olido.

Hosti, todo esto era un sueño. El cacao calentito produce estos efectos alucinógenos cuando después de tomarte un duralex calentio a full, con la excusa de ir a quitarte el pijama, te quedas otra vez zanganeando en la cama ¡Uff!