Revue Starlight
August 28, 2021

The Landslide of Bohemia - Holmes AU

Londres, Inglaterra, 1901, Sentada en su silla frente a la puerta de una habitación se encontraba ella. Hikari Holmes estaba sumida en sus pensamientos, entre sus dedos reposaba una pipa, la cual cada cierto tiempo llegaba a sus labios, dándole más de esa sustancia que calmaba su mente de tan voraz necesidad de sumir su cabeza en enigmas.

Aunque esa siempre había sido una sociedad que daba más valor a un hombre que a una mujer, últimamente eso estaba cambiando, era innegable, para las personas que alguna vez la rodearon, la capacidad que poseía para resolver enigmas, encontrar cosas perdidas, descubrir culpables de crímenes y futuros posibles criminales. Tenía muchas otras cualidades, pero no era algo que acostumbrase a enumerar, su acompañante se encargaba siempre de eso.

Abriendo la puerta entró a la habitación, una castaña con el ceño fruncido, Maya Watson, y mientras caminaba a la ventana del cuarto, le preguntó en reproche —¿Quiere que Claudine nos mate? ¿No le ha prohibido fumar dentro de la casa?

—Watson, le he dicho más de una vez que no se preocupe, si ella no falla a la rutina llegará del mercado en veinte minutos, para entonces los limones que yacen hirviendo en la habitación habrán disipado el aroma.

—¿Qué está fumando hoy? — Inspeccionó la habitación buscando los limones que efectivamente ya podían sentirse, y que estaban en su escritorio dentro de un vaso de vidrio con agua sobre un "mechero Bunsen" prácticamente hirviendo. Parecía que Holmes tenía todo preparado con tal de continuar con sus vicios.

—Es solo un poco de cocaína. Mi mente no puede estar en paz, necesito que me den algo que hacer, deme un enigma, deme un desafío o un misterio. Mientras eso no suceda necesitaré prescindir de estos métodos.

Ciertamente Maya estaba preocupada por ella, como médica no podía ignorar que esos hábitos dañaban la salud de su amiga, pero el carácter de Hikari era tan fuerte que temía su respuesta. Sentándose en el sofá aledaño a su sillón, le preguntó —¿Es posible que nadie haya solicitado sus servicios siendo Londres tan grande?

—A mí me parece que usted necesitará mis servicios antes de que la señora Morstan llegue —Maya la miró curiosa, hasta que ella le señaló su mano, dándose cuenta que le faltaba su anillo. No tenía idea dónde podría haberlo dejado, Claudine acabaría con ella.

Levantándose apresurada caminó fuera de la habitación, buscándolo por el pasillo. Volvió al cuarto, donde estaba Hikari recostada contra el sofá, dándole una última calada a su pipa antes de apagarla. Viendo a la castaña dar vueltas por toda la habitación en busca del anillo, se sonrió. Sabía cuan cerca y cuán lejos estaba de encontrarlo que le parecía gracioso.

No pasaron más que unos minutos, hasta que escucharon el golpeteo de los cascos de un caballo, supusieron que Claudine acababa de regresar. Maya corrió por todo el lugar algo desesperada, ante la sonrisa burlona de Hikari, cuando la escuchó frente a su puerta, la miró casi rogando desesperada —¿No sabe usted donde habré dejado mi anillo?

—Watson, ayer lo dejó sobre mi escritorio, corríjame si me equivoco, aunque no creo que sea necesario, se lo quitó cuando su gato empezó a jugar con sus dedos sobre el escritorio anoche. Debería tener más cuidado en donde pone sus cosas. Por cierto, póngaselo antes de que Morstan cruce la puerta, viene acompañada.

Corriendo a tomar su anillo, que efectivamente estaba sobre su escritorio, se lo puso. La puerta se abrió y por la misma aparecieron dos chicas, una rubia, de facciones delicadas y sonrisa confiada Claudine Morstan, la pareja sentimental de Maya. Junto a ella, llegaba una chica de cabellos morados, gafas y mirada seria, Junna Jones. La rubia saludó —Muy buenas tardes, Holmes, Maya. Les presento a la señorita Junna Jones, es una amiga mía que me ha dicho que precisa solicitar la ayuda de una de ustedes.

—Buenas tardes —Mirando a Hikari le dijo —Disculpe por interrumpir su tiempo, pero requiero su ayuda, según me ha contado mi amiga, Morstan, usted es una investigadora privada.

—Lo soy. Aunque yo lo llamaría, una detective consultora.

Maya sonrió pensando en que por la mirada seria que tenía, se notaba que intentaba ser amable y retener su ego como Claudine le había aconsejado con anterioridad —Es de las mejores de Londres.

Claudine asintió añadiéndole credibilidad —Es cierto, hace ya un tiempo resolvió un caso familiar. Hace ver los casos imposibles como un juego.

Asintiendo volvió a mirar a Hikari —Entonces es usted la persona indicada para ayudarme.

Hikari asintió invitándola a sentarse —Póngase cómoda y cuénteme lo que la ha traído aquí, señorita Jones. Por lo que veo, usted es actriz, viene del West End, supongo que desde las últimas semanas las cosas han estado agitadas.

Maya sonreía divertida, al igual que Claudine, Hikari nunca dejaba de impresionar con sus deducciones. Junna la miró completamente sorprendida —¿Ha estado usted investigándome?

—No, para nada, pero he visto que trae tierra en sus botas, puedo identificar que el único lugar con tierra de ese color en Londres es West End, además, tiene el físico de una mujer que trabaje en el mundo de las artes y por su sombrero y sus guantes que trae en manos puedo decir que está cuidando su figura, cosa que es poco común de otra profesión del arte.

Ante el rostro perplejo de Junna, la castaña intervino —Holmes tiene un gran conocimiento sobre la geología.

La chica de lentes asintió acomodándose las gafas, dándose cuenta que la persona que yacía frente a ella realmente poseía conocimientos. Esperaba que pudiese ayudarle en esa situación —Permítame contarle lo sucedido. En el "Theatre Royal Covent Garden" hay audiciones ahora mismo para la interpretación del papel principal de "Lady Windermere's Fan". Fui a las audiciones acompañada de una íntima amiga mía, la señorita Nana Acton. Ella en realidad es guionista, trabaja bajo un pseudónimo, así que el director le pidió ir a hacer el trabajo de observación, yo fui porque ella me convenció de que lograría el papel. Al parecer el director quiere descubrir nuevos talentos, ya que en su mayoría éramos muchas chicas buscando un primer protagónico. Usted me disculpará si le parece que estoy divagando.

Hikari negó con su cabeza recostándose contra la silla poniéndole atención —Continúe por favor. Lo está haciendo usted muy bien.

Acomodándose las gafas soltó —No tema usted a preguntar si le parece que se me está perdiendo algún detalle. No soy muy buena narrando historias. Pero bien —siguiendo su narración volvió a mirarla —Verá usted. Que ayer salimos del teatro mucho después de que finalizaron los ensayos. Ella había tenido una reunión con el director y yo estaba esperándole en una pequeña sala de espera que tienen, cuando salimos del teatro, recordé que había olvidado algo dentro del mismo y volví a entrar. Dejándola sola afuera, esperándome, al volver a su encuentro, no estaba, pero sí había dejado su bolígrafo en el suelo, me pareció muy raro, también había una marca de unas llantas en el camino. Desde entonces no he vuelto a verla y compartimos la renta. Sus pertenencias están en nuestro departamento, es como si solo se hubiera esfumado.

Hikari tenía la barbilla sobre su pecho analizando todo. Maya la miraba y podía entender qué estaba dándole uso a sus métodos de deducción. Al ver que el silencio se apoderaba de la habitación, la castaña intervino —A mí me parece bastante claro que alguien la ha secuestrado.

Hikari le tendió la mano a Junna —¿Me permitiría usted el bolígrafo que quedó en la escena? —ella no dudó en entregárselo. Holmes añadió —¿Tiene enemigos la señorita Acton?

—Le puedo jurar que carece de ellos, de alguna forma el usar un pseudónimo la ha salvado de la envidia de otras personas mal intencionadas.

—¿No habrá decidido solo irse?

—No es así. Aquel bolígrafo que tiene en manos es una pieza muy especial para ella.

Hikari la interrumpió —Sí, por lo que veo, tiene un historial largo de dueños, parece ser algo pasado entre generaciones —abriéndolo le mostró —dentro tiene grabadas las iniciales J. A y C. A, lo cual da a entender que es una pieza única y muy importante para dichas personas, ha pasado de generación en generación, y no quisieran perderla, por la forma que tiene la plata que le recubre, podría jurar que se ha pintado más de una vez. Además de que hay manchas de tinta dentro, supongo que de la cantidad de veces que se ha recargado. Sin dudas en una pieza muy importante para Acton, los cuales parecen ser una familia de escritores o periodistas. Su amiga también me parece un poco desorganizada y violenta, se nota la presión que hace al escribir en la punta del bolígrafo, tiene la bolilla muy desgastada —dándose cuenta que estaba hablando de más, levantó la mirada —bueno, con esto basta por ahora ¿Le molestaría a usted llevarnos a la escena del crimen?

La peli-morada la miraba atónita. Maya sonrió bastante divertida al verla impresionada. La rubia le dijo a su amiga —Que no te impresione.

Junna asintió levantándose —Con gusto, podríamos ir ahora mismo si así desean.

Hikari se levantó de un salto de su asiento bastante emocionada. Maya se preguntó si tal vez tenía que ver con la cocaína que había estado consumiendo. Claudine y Junna salieron de la habitación con rumbo a la entrada. Maya iba a seguirlas, hasta que la pelinegra le dijo —Lleve su arma cargada, Watson, presiento que la vamos a necesitar.

—¿Tan peligroso le parece este caso?

—No quise decirlo con la señorita Jones aquí. Pero me parece que hay una mafia detrás, para una desaparecida en Londres, debió como mínimo aparecer en los periódicos hoy, pero no ha sido así, me parece que alguien debe estar evitándolo y usted sabe quién mueve las influencias. En realidad, dudo que la señorita Acton siga con vida.

Cargando su revólver antes de meterlo en su gabán, Maya le dijo —Entonces andemos con cuidado. Holmes. No vaya a ser que no quedemos vivas para contarlo.

—No se preocupe. Ya tengo una sospecha de quién está detrás de esto —Saliendo por la puerta se puso su sombrero y gabán.

Al llegar a la escena del crimen. Hikari estuvo inspeccionando el lugar. Mientras Junna y Maya la observaban. La calle y el lugar parecía vacío, suponían que por la hora.

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Era la tercera vez que estaba ahí esa semana, había ido puntualmente desde que Junna les expuso el caso, Holmes parecía estar esperando que algo sucediese, Maya la había acompañado. Solo vigilaba el área

Hikari se distrajo de su observación cuando oyó unas voces en una esquina del teatro, al levantar la mirada, logró visualizar a dos chicas, una de cabello castaño y otra peli-azul.

Repentinamente el motor de un carro se escuchó a lo lejos, el mismo se parqueó frente a las dos chicas y tres hombres bajaron, lo que parecía un pelirrojo gritaba —¡SÚBANLA!

Holmes le gritó a Maya —¡Watson!

La aludida corrió hacía el suceso y sacando su revólver empezó a disparar. Las chicas forcejeaban contra aquellos hombres. Hikari en un acto de valentía saltó embistiendo consigo a la castaña. Los secuestradores apresuradamente subieron a la peli-azul al carro y disparando con dirección a Maya, emprendieron marcha alejándose.

Hikari estaba a punto de responder. Aún en el suelo junto a aquella persona. Hasta que ella le gritó enojada —¡No pedí su ayuda, Holmes!

Maya le tendió la mano invitándola a levantarse —He comprobado más de una vez que hay un método en su locura —Al estar de pie una frente a otra añadió —Sabrá usted disculparnos señorita... —titubeó al finalizar dejando saber que esperaba que les dijera su nombre.

Dándole una delicada reverencia le sonrió —Karen Adler.

Holmes preguntó, una vez de pie, acomodándose el gabán —¿Me conoce usted?

—¿Cómo no hacerlo? Es la detective pedante del 221B de Baker Street.

Hikari frunció el ceño —Por lo que veo. Aún no se adapta a los modales ingleses, pero lo comprendo, la vida en Estados Unidos debe ser muy diferente.

—¿Qué modales? Si usted no parece tener tal cosa —Su entrecejo estaba igual de fruncido que el de la pelinegra.

La castaña interrumpió —Definitivamente estas personas deben haberse llevado a Acton ¿No cree usted, Holmes? ¿Y quién era esa chica que estaba con usted, señorita Adler?

Alarmándose volvió a enojarse —Esa era Mahiru Kirwan, es actriz al igual que yo. Vino a las audiciones, le dije que esto pasaría, así que yo me haría pasar por ella, pero aquí Holmes, no estuvo de acuerdo con mi plan.

Un coche patrulla apareció, Hikari supuso que al fin Scotland Yard se había decidido a enviar a alguien a investigar la desaparición de Acton, pero al bajarse del auto la oficial Rui Lestrade junto a Suzu Gregson, discutiendo sobre una futura presentación teatral, desistió de la idea.

Ellas al verla y bajar del carro, corrieron a su encuentro, Rui saludó —Es un placer verle, Holmes ¿Que hace aquí? ¿Investigación de campo?

—Estoy aquí haciendo su trabajo.

Suzu le preguntó a Watson acercándose a ella —¿A qué se refiere?

—Acaban de secuestrar a la señora Mahiru Kirwan, frente a nosotras y casi se llevan a la aquí presente señorita Adler.

—Apúntalo Gregson, tenemos una investigación entre manos. Estaremos vigilando el área, Holmes, no se preocupe, Gregson ira a Scotland Yard a buscar refuerzo. En general, no se preocupen, encontraremos a Acton. Scotland Yard está en el caso.

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Después de volver a la casa de los Watson, se echó en su sofá en completo silencio analizando lo sucedido.

Estuvo en ese estado tres días seguidos, luego del secuestro de Mahiru, analizando cada pieza del suceso, ya sabía y había visto a los secuestradores, tenía la matrícula del auto, no había escuchado de algún otro secuestro esos días y continuaba pensando en el motivo de los hechos.

Para Maya su comportamiento era tan común que decidía no interceder en la habitación, una vez al día o dos, se asomaba para asegurarse que se encontraba bien. Pero aquella mañana del tercer día, por la puerta, junto a Claudine, cruzó una señorita a la que recientemente habían conocido —Buen día, señorita Adler, ¿Qué la trae por aquí?

Claudine no pudo evitar sonreír ante la formalidad de Maya —Karen dice que quiere ver a Holmes.

Adler le sonrió a la rubia ante la mención de su nombre —Sabía que nos haríamos amigas rápidamente, Claudine —volteando a ver a la castaña dio una pequeña reverencia en saludo —buenos días para usted también, Watson, he venido a hablar con Hikari Holmes.

La castaña la guió a la habitación, una vez en la puerta le dijo en un susurro —Le diría que no, porque tiene días en estado de trance, ya es normal en ella, está pensando en el caso, pero en vista de que no ha probado bocado en días, tal vez su compañía le ayude a esclarecer sus pensamientos.

—No se preocupe, Watson, no creo que ese gato pueda con este sabueso.

La castaña no entendía de lo que hablaba, pero en cambio asintió, no parecía ser mala persona. Y daba la impresión de tener unos veintisiete años al igual que ellas. Tal vez hacer amigos de su edad fuese bueno para Holmes —Procure tener cuidado y no sorprenderse de nada.

La más baja asintió, acomodándose el vestido, antes de quitarse los zapatos y quedar en calcetines. Maya solo la dejó ser sin juzgar su comportamiento, ciertamente se veía como una mujer fuera de lo común. Dándole un suave asentimiento se dio la vuelta y la dejó sola en la puerta de la habitación.

Karen ahora sola, aprovechó para entrar a la habitación donde estaba Hikari sentada en completo estado de silencio, parecía como si estuviera congelada en su posición, su respiración era tan suave que era complicado de notar. Sonriendo se sentó en el sillón frente al sofá y le dijo —¿En qué piensa, Holmes? ¿O será que tiene su mente sedada por alguno de sus vicios y le hace creer a Watson que solo está meditando? —Al ver que no lograba sacarla de su ensimismamiento insistió por un tema que pensaba, le provocaría más de una sensación —Tengo algunas hipótesis del caso. Más que eso, son suposiciones.

—¿Qué va a saber usted de investigación?

—Ah ¿Se acordó cómo hablar?

—No he solicitado su ayuda, señorita Adler.

—No se preocupe. Soy generosa. Por el aroma de la habitación, podría jurar que no ha estado consumiendo nada, así que es buen momento para hablar de esto —Prefirió no mirarla deduciendo su ceño fruncido —permítame continuar antes de que siga con su comportamiento mal educado— hizo una pequeña pausa antes de continuar —Por mi parte pensaría que hay una mafia detrás de esto.

—¿Esos son sus avances? —el tono burlón de la pelinegra era palpable.

—Permítame continuar, por favor —Karen estaba molesta —Tenemos claro que hasta el momento hay dos desaparecidas, las señoritas Acton y Kirwan, ambas secuestradas en el mismo lugar, en las mismas audiciones. El que está haciendo esto es contra actrices, opera sin cuidado y a cualquier hora, no debe temerle a la ley, creo que la conexión estaría en Acton y Kirwan, pero ninguna conoce a la otra, soy amiga de Kirwan desde hace mucho tiempo, puedo asegurárselo.

—¿No sabe usted quién se hizo con el papel principal en las audiciones?

—¿Cree usted que están detrás del papel principal? Sería absurdo, es una obra sencilla y básica. Soy actriz de renombre y le puedo prometer que no existe carrera que se catapulte por interpretar ese protagónico.

—No, eso sería muy simple. Esto debe tratarse de...

—¡Trafico de influencias! Tiene usted razón. Están intentando subir a alguien al papel principal, pero esa persona no creo que sea consciente de ello.

—No, no lo es. Vaya Adler, es usted más útil para pensar que Watson. Es una lástima que se equivoque usted muy poco. Es divertido corregir a Watson.

—¿Debería agradecerle?

—Déjelo para después. Necesitamos averiguar a quién están intentando lanzar a la cima. Esa persona será nuestro blanco.

—Creo que se equivoca usted. Pero por ahora. Diría que vamos en el camino correcto.

—En realidad. No sabemos aún quién tiene a Acton y Kirwan, tampoco donde ni como rescatarlas, pero por ahora solo debemos esperar. Si mis ideas son claras, en menos de veinticuatro horas vendrán de Scotland Yard.

—¿Me está usted invitando a quedarme aquí a hacerle compañía?

—No se confunda. No estoy interesada en esas cosas.

—Es una pena, me empezaba a parecer simpática.

Un rubor apareció en su rostro mientras tomaba su pipa de la mesita junto a su sillón —Se tiene usted mucha confianza.

—Es mi trabajo, soy muy consciente de mi misma.

—No es la única ¿Cuánto tiempo lleva de casada?

La castaña la volteó a mirar sorprendida —¿Me ha investigado?

—Es mi trabajo.

—No estoy casada. Solo comprometida.

—Espero que tenga una buena vida de casada. Watson se ha divorciado ya tres veces, ahora me parece que comparte aposentos con lo que fue su sirvienta francesa. No vaya usted a tener el mismo destino.

—¿Cómo es capaz de hablar así de su amiga en su propio hogar? —Karen se levantó molesta.

—¿Dije algo que le ofendiese? —Estaba verdaderamente confundida.

—Puede ser realmente muy grosera. Me retiro —caminando a la puerta añadió enojada —no se moleste en investigarme, me he asegurado que, sobre información falsa, hasta mañana.

Hikari la miraba ir confundida, el enigma más grande al que se había enfrentado nunca, era al razonamiento femenino, no entendía que había dicho que la pusiera así. Volviendo a acomodarse en el sillón tomó su pipa empezando a fumar. Minutos después entró a la misma, Claudine, reprendiéndola por el humo mientras le ofrecía una bandeja de comida, temía que esos días hubieran debilitado su cuerpo.

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Al mediodía siguiente, por la puerta de la casa Watson, entró Lastrade acompañada de Gregson. Claudine les llevó hasta la cocina donde desayunaban Maya y Hikari.

Rui Lastrade saludó—Buenos días, Holmes, buenos días, Watson, señorita Morstan.

Suzu ignorando los saludos soltó —Han secuestrado a una chica frente al teatro "Sadler's Wells", sospechamos que se trata del mismo delincuente que en el "Covent Garden".

Escucharon la puerta ser tocada una y otra vez, Claudine qué seguía de pie junto a ellas, fue a la puerta, al abrir una Karen bastante agitada le preguntó —¿Está Holmes?

—Hu, sí. Buen día, están en el comedor ¿Estás bien?

—En realidad acabo de correr desde West End hasta aquí, alguien venía siguiéndome.

—¿Estás segura que estás bien?

—Sí, no te preocupes.

Aun así, preocupada, Claudine la acompañó hasta el comedor donde estaban las dos oficiales hablando con Hikari y Maya.

La castaña saludó —Buenos días. Holmes, necesito hablar con usted.

Maya observó atentamente la situación en silencio.

La pelinegra le contestó —No se preocupe usted, puede conversar abiertamente aquí, nuestra compañía es de confianza.

Suzu la miró preocupada por su agitación —¿Se encuentra usted bien?

Rui volteó a mirarla con una sonrisa amable —Buen día, señorita Adler.

—Buenos días. Estoy bien —mirando a Suzu añadió —gracias por preocuparse oficial Gregson —Se mantuvo en silencio unos segundos pensando en cómo decir lo siguiente sin sonar grosera —No me malinterpreten, no se trata de desconfianza, es sobre privacidad. Insisto, Holmes, ¿Me daría algo de su tiempo?

Maya le dijo a Hikari, evitando que refutara —Debí dejar el periódico en su habitación más temprano, no les sería problema traerlo ¿No?

La pelinegra asintió y siendo seguida por Karen, llegó hasta su escritorio, al cruzar la puerta, la castaña la cerró, volteando a ver a la pelinegra le dijo —He encontrado a la chica que se ha hecho con el papel principal en el "Covent Garden", su nombre es Tamao Lowe.

—Cuénteme todos los hechos.

Sentándose en el sofá de la habitación tomó aire antes de continuar —Me la he encontrado y cruzado en los pasillos del teatro, hablamos un poco, pero mientras eso sucedía apareció la pelirroja del otro día, la que se llevó a Mahiru, se acercó y nos dijo que había un carruaje buscándome afuera, sabía que era solo una excusa, así que intenté no separarme de la señorita Lowe, pero el director apareció por la puerta y la llamó, dejándome a mi merced con aquella mujer. Sabía mi nombre, el nombre de mi prometido, mi dirección y mi horario, he notado que me han estado siguiendo estos días y sabía que algo así sucedería, pero no estaba lista para que fuese hoy, salí del teatro despavorida, me dejó ir. Pero en la puerta estaba esperándome un hombre alto, que me empezó a seguir todo el camino, empecé a correr y él corrió tras de mí, lo perdí en una esquina y luego vine aquí. No sé si están intentando secuestrarme o solo asustarme.

—Usted sabe que no es ninguna de esas dos cosas. Están intentando silenciarla, pero por ahora solo quieren jugar al gato y al ratón— Hikari estaba algo sorprendida de que fuese una mujer, aquel que secuestró a Mahiru.

—¿Debo temer por mi vida? ¿Encerrarme en casa? No pienso hacer tal cosa.

—Si hiciese eso, no podría contar con su ayuda. Así que, si usted quisiese, y no le molesta a su prometido, podría quedarse un tiempo con nosotras aquí, hasta que se haya resuelto este caso, su vida pende de un hilo, Adler.

—¿No les supondrá un problema?

—No, posiblemente a Morstan no le moleste tenerla por aquí y en consecuente a Watson tampoco.

—Entonces tendré que hablarlo con mi prometido.

—Respecto a eso. Parece un buen hombre aquel abogado. Mis disculpas por lo de ayer, espero su matrimonio sea duradero.

Karen asintió bajando la mirada, antes de cambiar de tema —¿Ya se ha enterado del secuestro de la señorita Shiori Andersen en el teatro "Sadler's Wells "?

—No recibí los detalles. Pero Lastrade y Gregson estaban aquí para contarme sobre ello. Seguramente Watson esté haciéndoles las preguntas pertinentes. Por ahora investigaré a la señorita Lowe.

—Le preguntaré a algunas de mis amigas del gremio si alguna la conoce, la mantendré informada.

Hikari asintió caminando a la puerta, y abriéndola para ella, la invitó a salir de la habitación, Karen la acompañó hasta el comedor donde estaban Rui y Suzu esperando por Holmes, dirigiéndose a Suzu soltó—Necesito un favor suyo, Gregson ¿Podría escoltar a la señorita Adler hasta su casa?

—Claro que sí, pero ¿Cuál es el motivo de dicha petición?

—Alguien está intentando herirla, por lo que no puede estar sola mucho tiempo —mirando a Maya añadió —También por ello he ofrecido el quedarse con nosotras un tiempo, si no le molesta a usted, Watson.

—No se preocupe. Lo necesario por el caso.

Claudine le sonrió a Karen —Bien sûr, c'est (Claro que sí), me vendría bien algo de compañía.

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Un día pasó desde que Scotland Yard fue a visitarlas. Cuando Maya llegó de su clínica, saludó a Claudine para pasar a ver como estaba Holmes. Al entrar a la habitación se encontró a un hombre sentado el escritorio de la pelinegra. Llena de duda soltó —Disculpe ¿Quién es usted?

—¿Tan impresionante es mi disfraz?

—¿Holmes? —Sabía que era ella por su tono de voz.

—Así es. Iré a darle una visita a la señorita Lowe, pero si voy como naturalmente soy, es posible que no salga viva de ahí.

—¿Quiere usted que le acompañe?

—No, no se preocupe. Posiblemente Adler venga en unas horas, cuide de ella y de Morstan, las cosas se están poniendo complicadas, Watson, esté atenta y no se descuide, podría costarle más de lo que imaginamos.

Aunque sus palabras le alertaron, no pudo evitar preocuparse por su amiga, por su parte sabría cuidarse a sí misma, al igual que a Karen y a Claudine, tenía experiencia gracias a la guerra —¿Estará usted bien?

Ella sacó su revólver del cajón las gavetas de su escritorio y cargándolo le respondió —Estaré preparada.

Después de unos segundos, Hikari se fue de la casa sin ningún contratiempo, rumbo al teatro real "Covent Garden".

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Maya se quedó en casa junto a la rubia. Esta última en el sofá leyendo el periódico.

Claudine había viajado de Francia a Inglaterra hacía unos años y aunque su familia fuese de escasos recursos, cosa contraria a la castaña, había logrado establecerse en Inglaterra trabajando como sirvienta para varias personas adineradas, conoció a Maya un día que necesitó resolver un caso y acudió a Holmes. La castaña estaba divorciándose en ese momento, y para su suerte tenía un título en medicina que consiguió en Estados Unidos años atrás. Según la castaña le había contado, también había estado en alguna que otra guerra trabajando en hospitales.

Cuando Watson se divorció, inmediatamente la contrató como su empleada, cosa que le pareció rara, el departamento en la que vivía, en Baker Street, no era tan grande ni parecía necesitar ayuda. Aunque su opinión cambió al conocer a Holmes, era un desastre completo, desorganizada de una forma escalofriante. Después de un tiempo, la castaña empezó a cortejarla y sin poder evitarlo, terminó cediendo ante ella. Aunque Maya le había dicho que ya no era su sirvienta, si no, su pareja, no podía evitar encargarse del hogar y por ello, no tenían ninguna otra empleada.

Cuando se mudaron a aquella casa un poco más grande, y Maya volvió a abrir su consultorio, temió por la salud de Hikari si la dejaban sola, por lo que le pidió a Watson convencerla de traerla con ellas, pero con nuevas reglas, como la de no fumar o consumir drogas en casa. La pelinegra por gratitud aceptó el trato, claro que, siempre hacía uso de su ingenio para saltarse las reglas. Claudine estaba agradecida de su vida y agradecida con Hikari y Maya, por enseñarle cosas a diario, como leer o escribir, en francés e inglés.

Maya se recostó contra su hombro al notarla concentrada —¿Encontraste algo interesante ahí?

—Estaba pensando en el pasado mientras leía las noticias ¿No te sorpresa como se mueven nuestras vidas?

—¿A qué te refieres?

—Es que, de no haber viajado de Francia, nunca te habría conocido y posiblemente no habría podido jamás estar leyendo un periódico escrito en inglés.

—No pienses en esas cosas, Claudine, si estamos aquí, así, en este momento, es porque los hilos del destino lo tejieron así. Aunque me gustaría decir que el mundo no se mueve de forma tan banal, con todo lo que he vivido acompañando a Holmes y escribiendo sus casos, me es imposible negar lo extraño que puede ser el mundo.

La rubia le sonrió mirándola de reojo recostada en su hombro —¿No es más pacífico cuando no está?

—En realidad me preocupa de sobremanera, pero posiblemente esté bien —levantando su cabeza del hombro de la rubia, le susurró acercándose a su rostro —¿Y si aprovechamos el tiempo a solas? Hace mucho no estamos así.

En otra situación habría colocado resistencia, pero Maya tenía razón —Je crois que j'ai de la fièvre (Creo que tengo fiebre), ¿Podría revisarme, doctora, Watson?

—Le quitaré el resfriado— Maya unió sus labios con los suyos en un beso. Y estuvieron así un rato en el sofá. Cuando las cosas se estaban saliendo de control y los labios de la castaña terminaron sobre el cuello de la rubia, alguien tocó la puerta, haciéndolas separar.

Maya frunció el ceño molesta —¿Quién podría ser?

Claudine estaba igual de irritada por la interrupción —¿No será que ya está de regreso, Holmes?

Recordando las palabras de Hikari, Maya se levantó del sofá y se quitó de encima de Claudine —Espera aquí un minuto, iré a ver quién es —la rubia asintió preocupada al ver su seriedad.

Tomando su revólver de la mesa, caminó hacia la puerta, y ocultándolo en su espalda, abrió. Para encontrarse con una Karen sonriente, quién la saludó —Buenas tardes, Watson. Me ha llegado una carta en la que me han pedido venir aquí lo antes posible, estuve todo el día en casa de mi padre, por protección, pero si Holmes me solicita para el caso, tengo que atender su llamado.

Maya la dejó entrar confundida —Buenas tardes ¿Le ha pedido que venga a esta hora?

—Así es, me ha solicitado venir a las tres, aunque pensaba disculparme por la tardanza ¿No se encuentra ella? —Había cierto tono molesto en su voz.

La castaña negó con su cabeza —No se encuentra, pero puede pasar a la sala, ahí está Claudine. Espero no le moleste a usted, tal vez, Holmes no tarde en llegar.

Karen fue a la sala para encontrarse con Claudine. Maya por su parte continuó frente a la puerta pensando en lo sucedido, le habría gustado no pensar en ello, pero las palabras de Holmes habían sido claras, tenía que tener cuidado. Cuando estaba a punto de regresar a la sala, vio pasar bajo la puerta un sobre, se agachó a recogerlo y abriéndolo leyó —Saludos señora Watson, tenga cuidado que las tres y treinta ya casi están aquí —ella miró su reloj de muñeca, dándose cuenta que eran las tres y veintisiete, caminó hasta la sala pensando en la hora y en como lo haría Holmes. Aún con la carta en manos susurraba para sí misma —tres y treinta...

Karen la miró confundida y de entre sus labios leyó lo que estaba diciendo para sí misma, mirando el reloj en la pared les gritó alarmada —¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ AHORA MISMO!

Maya sacó su revólver y viendo la hora en la pared, escuchó un carro estacionarse afuera. No lo pensó dos veces y tomando la mano de Claudine, tiró de ella corriendo hacia la puerta de atrás, asomándose por la ventana notó que no había nadie de ese lado —Vayan primero —Sacando otro revólver de su gabán se lo tendió a la francesa —La señorita Adler te lo explicará —dirigiéndose a ambas añadió —Cuídense, las alcanzaré, vayan a Scotland Yard.

La puerta de enfrente fue derrumbada y alguien entro pisando a pasos suaves, Karen le hizo caso y empezó a correr intentado ir sigilosamente, seguida de Claudine, ambas mirando hacía todos lados alarmadas.

Maya se agachó junto al fregador, aprovechando que estaba en la cocina, y asomándose por un borde del mueble, vio una cabellera pelirroja, supuso que era la misma persona que se había llevado a Kirwan frente a ellas. En el piso de arriba escuchaba pasos, así que dedujo que habían varías personas revisando toda la casa, los portazos en simultáneo le hicieron saber que no se equivocaba. Le daba escalofríos pensar que no importa donde hubiese estado, su destino habría sido el mismo si la encontraban.

—¿No le gusta jugar al gato y el ratón, Watson? A mí en lo personal no, pero mi jefa es muy fanática de hacer morir de tensión a sus enemigos — La castaña escuchó como el revólver hacía su sonido estruendoso y un vidrio quebrándose. Maya la oyó continuar —¿Tres y treinta? Entonces ya tengo que acabar con esto. Lo bueno es que vamos a crucificar a tres a la vez.

Alguien estaba caminando en el patio de atrás y completamente tensa, Maya se preparaba para disparar si aparecía por la puerta, recordando sus días en la India cuando participó como médica en la segunda guerra anglo-afgana, tomó con fuerza su arma.

La puerta, por la que habían salido Karen y Claudine, recientemente, se abrió, dejando ver a un hombre muy alto vestido de negro, su rostro le recordó a un oso malhumorado, sin pensarlo dos veces le disparó tirándolo al suelo, por el quejido y ruido sordo que hizo al caer, la pelirroja empezó a disparar hacia la cocina mientras ella tomaba el arma de aquel tipo que yacía neutralizado, empezando a correr fuera del lugar, la calle estaba bastante vacía, Maya juró haber oído un grito de alerta y luego a la pelirroja que salió detrás de ella a toda velocidad mientras el motor del carro se encendía y se oía en la calle aledaña.

La pelirroja empezó a dispararle descuidadamente mientras ella corría tratando de huir, una bala cruzó su pierna izquierda. Enfrente veía la salida de esa calle así que aprovechando la adrenalina continuó moviéndose rápidamente hasta llegar a una calle transitada, se metió entre la multitud y al llegar junto a un coche de policías, les rogó ayuda, pero, no había ni rastro de la pelirroja, tampoco del carro. Completamente alertada se dijo a si misma que sería pésima idea volver a casa. Iría a Scotland Yard para saber cómo estaban Karen y Claudine. Los oficiales al notar la sangre le ofrecieron ayuda y montándola al auto la llevaron al hospital.

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Una vez en el hospital llegaron Lastrade y Gregson acompañadas de Morstan y Adler. La primera en entrar a la habitación donde estaba Maya vendada fue Rui —Buenas tardes, Watson.

Suzu entró preguntándole sin rodeos —¿Podría contarnos los hechos?

Karen cruzó la puerta a la habitación seguida de Claudine —No es por interrumpirle, oficial, pero —Usando sus dotes de actriz se hizo ver frágil —Esto me ha superado, ¿No quisieran saber mi parte de la historia? No puedo más con esto, necesito contarles lo que vi —En Scotland Yard le contó los sucesos a otro oficial, por lo que Gregson y Lastrade no había oído mucho sobre lo sucedido.

Rui por cordialidad asintió haciéndole señas a Suzu de seguirle —Vamos Gregson, primero tomemos esta declaración, Watson estará bien con la señorita Morstan.

Cuando salieron dejándolas solas, Claudine le preguntó preocupada a la castaña —¿Estás bien? ¿Dónde te dispararon?

Ella le sonrió en respuesta —No te preocupes por mí. La bala solo cruzó la pierna izquierda, es la misma que ya me habían herido en la India.

—No me digas eso y luego que no me preocupe —abrazándola le susurró —pensé que no te vería más, tenía miedo.

Devolviéndole el abrazo intentando tranquilizarla al sentirla temblar de los nervios, le dijo —Tranquila, Claudine, estoy bien, no soy tan fácil de matar, sobreviví a una guerra, necesitan más que eso para acabar conmigo.

Una voz salida de la nada se escuchó en la habitación —Espero que así sea Watson, aún nos quedan muchos casos que resolver — de entre la cortina de habitación salió Hikari, aún con su atuendo masculino, sorprendiéndolas —No esperaba que se pusieran tan cariñosas en un hospital.

—¿De dónde ha salido usted, Holmes?

—Estaba aquí antes de que Lastrade y Gregson llegasen, pero me distraje descifrando la historia de esta ventana ¿Sabe que en la cama donde se encuentra acostada murió una persona hace dos días?

La francesa susurró sorprendida —Oh mon Dieu! (Oh por Dios).

—No necesito su explicación sobre eso, pero gracias por arruinarme la experiencia.

—No se preocupe, ya le cambiaron las sábanas —la cara de desconcierto de Maya la llevó a continuar —Por cierto, ya resolví el caso. Ciertamente hay cosas que aún no se esclarecen, pero ya sé quién está detrás de todo esto.

—¿Quién podría ser? —Watson casi juraría que la podía ver temblar, no sabía si enérgica o nerviosa, realmente parecía un sabueso lleno de energía, tal vez estaba muy emocionada por sus recientes hallazgos o preocupada por ella y no sabía mostrarlo.

—Es una profesora reconocida. Diría que su intelecto compite contra el mío, aunque claramente soy superior. Moriarty es su apellido, conocerá más sobre ella en un futuro —después de una pequeña pausa, les preguntó en un susurro —¿Dónde está ella?

Claudine interrogó —¿Quién?

—La señorita encantadora, me refiero, tiene un rostro por el que un hombre moriría. Oh por Dios, no sé qué estoy diciendo, tal vez son las tres tazas de café que me tomé más temprano o el cigarro que consumí cuando me enteré del suceso, sabrán disculparme.

Maya la miró con una sonrisa, ciertamente era muy complicado negar la belleza y la gracia en sus movimientos, se notaba que no era una mujer como ninguna otra, Karen Adler era increíble, e innegable, tenía la mente de un hombre muy resuelto, claro que su Claudine era incomparable, pero si había una mujer que podía entender el razonamiento de Holmes, era Karen —Se encuentra afuera, debería agradecerle cuando la vea, si no hubiera descubierto lo que decía la carta, posiblemente no estaríamos aquí, o tal vez si, unos pisos más abajo.

—No es momento de pensar en la morgue, Watson, ya tenemos el nombre de nuestro contrincante. Salga de aquí pronto, yo me encargaré del caso por mí misma, no podemos poner su vida en riesgo.

—¿Qué está diciendo? No me lo perdería por nada —Aunque Claudine quiso protestar, suspiró sabiendo que no serviría de nada.

—Entonces nos encontraremos en Baker Street, nos vemos luego, Watson, usted también Morstan, cuídese —Saliendo de la habitación acomodándose su sombrero cerró la puerta.

Karen la vio pasar por el pasillo y diciéndoles a las detectives —Es todo, mis queridas damas, fue un placer contribuir con su investigación, me parece que Watson podría contarles una parte aún más importante —Se levantó dándoles una reverencia delicada.

Lastrade también se levantó asintiendo— Muchísimas gracias, señorita Adler, espero se cuide usted.

Cuando se hubieron separado, Karen casi que corrió tras Hikari, al posicionarse junto a ella, enganchó una de sus manos en su brazo caminando a su lado —¿A dónde vamos, Holmes?

Hikari palideció —¿Cómo sabe usted que soy yo?

—Salió de la habitación de Watson, además de que vi ese saco en su habitación la última vez que estuve ahí, al igual que esos zapatos, tienen una mancha de tierra en la esquina trasera, y tiene olor característico de usted cuando se nota muy metida en el caso, huele a limón hervido, estuvo hablando con la señorita Lowe, ¿No? Huele a West End, y no es un olor que pueda explicar, lo conozco por mi experiencia ahí.

—Es usted muy buena.

—No hace falta decirlo.

—¿No se pondrá celoso su prometido? No es honorable caminar del brazo de otro en pleno día, señorita Adler.

—No se preocupe, está en Australia. Posiblemente él esté tomando el brazo de otra de esta forma sin preocupaciones.

—Entonces no se preocupe usted, acompáñeme a Baker Street, tengo algo importante que contarle.

—¿Ya descubrió a la profesora?

Hikari paró en seco su caminar, sorprendida —¿Cómo lo sabe?

Karen le sonrió —Esta mañana fui a "Sadler's Wells", acompañada de uno de los sirvientes de mi padre, ahí coincidí con la nueva protagonista principal, la señorita Tsukasa Adams, me habló de que su carrera tenía patrocinadores, pero para ser la protagonista de un papel principal por primera vez, tener flores tan caras en su camerino era impensable, cuando se distrajo, pude leer que venían de "La profesora", le pregunté por ella y me dijo que era una famosa profesora, experta en matemáticas y reconocida. Moriarty. Una profesora de matemáticas interesada en las artes, si claro ¿Lo descubrí antes que usted?

—No, lo sabía desde ayer, he coincidido con Kaoruko Moriarty más de una vez en esta profesión, en realidad, directamente con ella una sola vez, con sus lacayos más de tres, así que supuse desde un principio que era ella, pero hoy conseguí el nombre de su temeraria pelirroja, y técnicamente la base de su plan. No sé de golpes de pecho Adler, siempre voy un paso adelante.

Volviendo a caminar junto a ella le dijo —Aunque diga eso, me parece a mí, que usted está molesta de que inclusive yo pude descubrirlo.

—¿Molesta? No, para nada. Impresionada de su habilidad ¿Está segura de su profesión?

—Viéndola protagonizar a un hombre tan varonil sin levantar ni una sola sospecha, ni mirada curiosa, me hace preguntarme lo mismo ¿Está usted segura de su profesión? Me parece que cuándo eligió ser detective el mundo de las artes perdió una de sus más grandes estrellas.

—Lo mismo puedo decir de usted, cuando eligió el teatro, el mundo policíaco perdió una de las mentes más vivaces.

—¿Me parece a mí o usted me está adulando demasiado?

—Puede que esté en lo cierto o puede ser el limón hervido haciendo efecto.

Llegando a su departamento, el 221B de Baker Street, Karen soltó su brazo y sacando de su bolsillo una moneda de un soberano se lo entregó —Claro, Holmes, tome aquí una moneda, en agradecimiento por sus servicios de guardaespaldas.

—Para haber evitado que la persona que la estuvo siguiendo se acercara, debería haberme pagado incluso más —Hikari se refería a un caballero de sombrero negro que las siguió todo el camino a más de cinco metros de distancia, parecía tener mucho sigilo, pero aun así pudo descubrirle y perderle antes de llegar a esa calle.

—No sea usted exigente, que mala educación se oculta en la libertad británica.

Hikari solo pudo reír abriendo la puerta invitándola a pasar. Karen sonrió al notarla más relajada.

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En otra parte de Londres, una rubia forcejeaba con una soga intentando desatarse. Al lado suyo había dos chicas más, y frente a ellas en esa misma habitación tres hombres inertes, uno se encontraba en un estado irreconocible, supuso que era un hombre por cómo estaba vestido el cadáver.

En el día aparecía por la puerta una pelirroja junto a una mujer de pelo azul, Nana suponía que esa persona era la profesora Moriarty de la que había oído hablar fuera de esa puerta, gracias al eco del pasillo y la pelirroja iría siendo Futaba, solo se le conocía así.

No sabía cómo había llegado ahí y por qué. Pero sentía que si aún estaban vivas era porque las necesitaban para algo. No tenían la boca vendada, porque la misma profesora había ido hasta ahí y visto de esa forma, amordazadas, por lo que le pidió a Futaba que al menos les desatara la boca, ella lo había hecho, pero cuando Kaoruko se fue, les amenazó que si gritaban no lo contarían.

Nana miró a sus compañeras, una estaba dormida. Se habían presentado entre sí, así que sabía que la otra rubia era Shiori y la de cabellos azules era Mahiru. Susurrando le preguntó a Mahiru —¿Crees que podamos escapar de aquí?

Ella miró a Shiori dormida, suspirando pensó en Karen un segundo, y en cómo había sido la última persona a la que vio —Aunque quisiera no dudarlo, tenemos más de dos días aquí. Scotland Yard debe estar buscándonos.

—Si ellos no dan con nosotras, entonces yo nos sacaré de aquí —volvió a forcejear con la soga intentando desatarse.

La puerta se abrió dejando a la vista una pelirroja, seguida de dos hombres vestidos de traje negro. Dirigiéndose a ellas soltó —Bueno, ya han estado teniendo mucho tiempo libre. Van a empezarán a trabajar para la señora Moriarty.

Nana se atrevió a preguntar —¿Qué nos harán?

—Como son las tres primeras que traemos, y se han estado portando bien, tal vez mi señora sea piadosa. Vayamos a su despacho, quiere verlas ahí.

Después de despertar a Shiori, las desataron a las tres y las llevaron con Kaoruko. Ella estaba en su sillón leyendo un libro mientras tomaba un té. Cuando Futaba abrió la puerta y las dejó pasar, la peli-azul les preguntó —¿Cómo ha estado siendo su estadía aquí? Ya que son actrices y respeto mucho su trabajo, le pedí yo personalmente a Futaba, que las tratara con delicadeza.

Nana atacó —¿Llama buen trato a eso? ¡Estábamos en la misma habitación que tres cadáveres!

Mahiru miraba un poco asustada a Kaoruko, temerosa por su vida —Nos han dicho que trabajaremos para usted ¿Qué quiere que hagamos por usted señora?

Shiori miraba todo casi que, analizándolo, no sabía si decir algo era prudente. Kaoruko al verla como un ratón asustado, la señaló —Tú serás mi asistente, necesito a alguien encargándose de cargar mis cosas.

Futaba decidió interceder —Mi señora, esta chica es alta y atlética, podría serme de utilidad. Si me permite yo misma la disciplinaré.

Asintió en respuesta —Puedes hacerte con la señorita Acton. Entonces tú —Miró a Mahiru —Serás del burdel, necesitamos una mesera. Las siguientes en llegar se encargarán de las habitaciones —dando por terminada esa conversación les dijo —un placer conversar con ustedes, señoritas.

Shiori la miraba con pavor, temerosa preguntó —¿Nos pagarán? ¿Cómo funciona esto?

La risa de Futaba fue estruendosa, al igual que la de ella, antes de detenerse y contestar —Les pagaremos, pero descontaremos de su salario el hospedaje y la alimentación, además de su cuidado, y tendrán los sábados libres ¿Qué más pueden pedir? Si no les gusta, Futaba, aquí presente, puede sacarlas del negocio —la mencionada sacó el revólver de entre su ropa.

Nana prefirió guardar silencio al igual que sus compañeras. Kaoruko se despidió de todas menos de Shiori, a quien le empezó a explicar su trabajo.

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Hikari estaba frente a un gran mapa de Inglaterra pensando cómo moverse, Watson estaba junto a ella observando, al igual que Claudine y Karen. Estas dos últimas en realidad conversaban entre sí. En el sofá de Holmes dormía un gato blanco, mientras ella hablaba eventualmente con Watson —Estamos en Londres. Ellas fueron secuestradas en West End, aquí cerca, por la naturalidad de su trabajo ¿Usted cree que estén vivas, Watson?

—Lo dudo mucho, Holmes.

—Se equivoca. Están vivas, aunque Moriarty es implacable y no tiene escrúpulos, pensaría más que explotaría sus vidas a desperdiciarlas. Sus negocios se mueven por todo el globo, así que debe necesitar muchos esclavos, y posiblemente entre más gratis, es mejor para ella.

Se encontraban en Baker Street, Hikari había ido personalmente a la antigua casa de Maya, en busca de Shiro, su gato, y descubierto que se encontraba reducida a escombros, de esa manera habían terminado ahí nuevamente. Parecía que realmente querían terminar con sus vidas y perjudicarlas en todos los sentidos.

—Entonces asume usted siguen con vida ¿Para qué las podrían necesitar?

—Lo averiguaremos, solo necesitamos saber dónde se centra su negocio, posiblemente mañana secuestren una chica más, así que necesitamos escribirle a Lastrade y Gregson indicándoles la dirección y la hora, con que me verifiquen lo que estoy pensando será suficiente. En cambio, usted aliste sus maletas, iremos de viaje.

—¿Dónde? Holmes, usted sabe que casi matan a Claudine y a la señorita Adler hace unos días, no podemos dejarlas aquí a su merced.

—No se preocupe, irán con nosotras. Hoy me ha llegado una invitación a la celebración de la futura boda del rey de Bohemia, posiblemente Moriarty este ahí, es nuestra oportunidad para atacarle de frente.

—¿Cuál es su plan?

—La seguiremos a Praga y ahí la apresaremos.

—¿Cómo hará eso? ¿No fue usted quién dijo que sería infame decir en voz alta que la profesora Moriarty es despiadada, que podría terminar en la cárcel por ensuciar su imagen pulcra?

—Y no le mentía. Pero para ese momento tendremos las pruebas suficientes para atraparla.

—¿Y si nos descubre? Ya estoy usando un bastón, Holmes.

—No creo que sobrevivamos si eso sucede. Pero tranquila, lo tengo todo bajo control, usted y su bastón sobrevivirán para escribir esta historia.

Maya guardó silencio asumiendo que Hikari era así. Se dio la vuelta en dirección a Claudine y Karen cuando vio a la pelinegra empezar a escribir la carta que enviaría a las detectives de Scotland Yard.

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La noche siguiente se hizo presente con Rui y Suzu sentadas en el vehículo policial esperando el movimiento extraño en el teatro que Holmes les había escrito en su carta la tarde anterior. Decía que habría un secuestro en ese lugar aquella noche y estuvieran atentas, pero creían que estaba equivocada, se habían dado sin ningún patrón, ¿Por qué sabría que sería a esa hora?

Los pensamientos de Rui se vieron interrumpidos cuando salieron dos chicas del teatro y empezaron a caminar bajo las farolas de la calle, repentinamente llegó un carro y abriendo la puerta alguien empezó a meterlas en el auto. La castaña encendió la patrulla y emprendió marcha tras el carro a una distancia prudente. Cuando llegaron a un burdel. la pelirroja se bajó de aquel auto.

Suzu también se bajó colocando su mano dentro del gabán lista para sacar su revólver —Iré a investigar.

—No seas absurda, Gregson, ven acá, puedes morir si entras ahí.

—No te preocupes, saldré en una pieza.

—En una pieza de madera, es lo que me preocupa.

Aún sin importarle sus palabras, Suzu se colocó su sombrero rumbo al burdel, cuando entró al mismo, escuchó el auto encenderse afuera y arrancar.

Dentro dos hombres gritaron —¡Es policía!

Uno de ellos añadió —Le conozco, Gregson —Futaba salió rápidamente del lugar junto a uno de sus secuaces, dándole la misión al otro de acabar con Suzu.

Suzu por su parte gritó —¡No es cierto! —hasta que los vio al de la puerta sacar su revólver, entonces empezó a correr por su vida entre las habitaciones, detrás suyo iba aquel hombre corriendo intentado matarla.

Cuando estaba en un pasillo sin salida, escuchaba las pisadas por el otro pasillo, al parecer estaban entrando a las habitaciones que sabían estaban vacías y por ello aún no la encontraban.

Sin saber que hacer miró a ambos lados, hasta que una mano cubrió su boca, con delicadeza, y alguien la tomó por la cintura metiéndola en una habitación. Una vez estuvieron adentro la soltaron, e intentó preguntar —¿Qui...

Un dedo índice se posó sobre sus labios —Shhh —una voz suave en un susurro le respondió —Te pueden escuchar e intentarán matarte, guarda silencio.

La miró maravillada unos minutos, prendada de su belleza, en silencio la contemplaba. Cuando los pasos cesaron en el pasillo y ya los oía lejos, le preguntó —¿Quién es usted?

Lo pensó unos segundos, si decía su nombre serían capaces de matarla por revelar esa información —Soy Mahiru Klaus... —Era muy mala mintiendo, así que dijo lo primero que pensó. Cuando Suzu la miró con duda, se preparó para que descubrieran su mentira. Pero aquella chica la sorprendió.

—¿Trabaja usted aquí? —Suzu se refería a la habitación.

Mahiru por su parte pensaba que se refería al local —Si, trabajo aquí ¿Cuál es su nombre, oficial?

—Suzu Gregson, soy detective de Scotland Yard. Estoy en medio de una investigación.

Ella lo repitió para intentar memorizarlo —Suzu... Entonces es la señorita Gregson.

Sacando un soberano de su bolsillo y colocándoselo en la mano le susurró —Mi nombre suena muy lindo en sus labios, señorita, permítame expresarle lo linda que es —acercándose a su rostro la besó, haciéndola temblar de timidez en el beso, al separarse le preguntó —Le he dado lo que suele cobrar ¿No?

Mahiru comprendió que la estaba confundiendo con una prostituta, asintiendo aún en estado de shock le contestó —Creo que debería irse, señorita, hay una puerta al final de esta habitación que da al patio, corra por ahí. Cuídese.

Suzu asintió corriendo fuera del lugar, dejando atrás a una chica completamente confundida, acababa de besar a otra mujer y le había gustado. No había sido nada repugnante como siempre le habían dicho que esas cosas eran. Incluso quería volver a verla. Tenía una maraña de emociones.

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En una hora estaban ambas en el departamento de Holmes.

La primera en hablar fue Rui —La he perdido, pero tuvo usted razón, han secuestrado a dos chicas más, he hablado con la señorita Lowe ayer y creo que no tiene conocimiento alguno sobre el hecho de que la han subido a un protagónico deshaciéndose de sus contrincantes. Así que creo que está libre de culpa.

Suzu añadió —Pero de camino a donde fueran con aquella chica, pasaron a un burdel, en el que casi pierdo la vida. Espero esta investigación de campo le sea de utilidad Holmes.

Hikari asintió con su pipa en mano mirándolas desde su sofá —Lo hizo, muchísimas gracias. Ya todas las piezas están en su lugar. Me iré de viaje, así que estén muy atentas a mis cartas, les dejaré indicaciones para cada cosa que puedo deducir sucederá, pronto encontraremos a la persona que está desapareciendo actrices.

Watson, quién se encontraba presente, no tenía idea alguna de lo que Holmes presumía saber.

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El tan ansiado viaje a Bohemia se dio sin percances, zarparon de Londres esa misma semana. Al llegar a dicho país, Watson consiguió dos habitaciones dobles, por lo que ella dormía en la misma que Claudine. Por seguridad, Hikari se comprometió a dormir en el sofá de la habitación de Karen.

Adler estaba abriendo las cortinas mientras saludaba —Buen día, Holmes.

Hikari se dio vuelta en el sofá despertándose molesta —¿Buen día dice? ¿Buenos dónde? ¿No ha visto usted la hora? ¿Y por qué abre las cortinas? Respete mi sueño.

—Que amargada es usted. Son las siete de la mañana, es bastante tarde ya — la sonrisa de Karen era de alegría pura.

Frunciendo el ceño la pelinegra pensó en borrársela —¿Ya está lista para el baile de esta noche? —Hikari se sentó a mirarla, sintiendo su espalda adolorida de dormir en el sofá.

—Disculpe, le recuerdo, usted me trajo a Bohemia sin decirme a que veníamos, así que permítame preguntar ¿Qué baile?

Sonriendo ligeramente para sí misma le dijo despreocupada —La boda del Rey de Bohemia será esta tarde, así que debemos estar presentes en el baile de celebración llevado a cabo luego de esta.

Los colores subieron al rostro de Karen, su preocupación y nerviosismos eran palpables —Oh por Dios, Holmes me disculpará usted, pero debo ausentarme.

—Va a usted estar bien, no se preocupe, estoy segura que el Rey ha de guardarle respeto, así usted sea su ex-amante.

—No lo entiende usted, no quiero ver a ese hombre, fue un completo patán conmigo —Karen asumió que parte de la investigación de Hikari sobre ella había hondado sobre su relación secreta con él, ahora Rey de Bohemia.

—Adler, la necesito presente, será mi acompañante, así que tranquila, como un buen caballero que soy, le evitaré cualquier acercamiento ingrato de su Majestad.

—¿Será usted un caballero esta noche? ¿Está esto conectado al caso?

—De no ser así, no le habría traído a Bohemia ni puesto en una situación tan incómoda para usted, pero la necesito presente para llevar a cabo mi plan.

—¿Puedo saber cuál es su plan?

—Se lo contaré, pero necesito recuerde con exactitud cada detalle, necesitaré toda su ayuda posible, un error podría costarnos la vida.

Karen asintió decidida —En la vida, usted habrá cometido más errores de los que yo. Así que no se preocupe.

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Las horas pasaron con velocidad, eran alrededor de las seis de la tarde, y Holmes estaba en la habitación de Watson y Morstan ayudando a su amiga con su disfraz, colocándole un sombrero de copa le preguntó a la francesa —¿Cómo se ve?

—Es un hombre muy apuesto —la rubia ya tenía puesto su vestido, cuando Hikari se hizo a un lado, se acercó a la castaña acomodando su corbata —pero ahora se ve más respetable.

Karen, quien estaba frente al espejo acomodando su maquillaje, volteó a mirarla —Es impresionante —dirigiendo su mirar a Hikari le preguntó —¿No cree usted que ese bigote está sobrando?

Maya soltó mirándose al espejo —Soy un caballero honorable esta noche.

La pelinegra se paró junto a Maya frente al espejo y le preguntó a su amiga —¿Se me ve exagerado el bigote?

—Se ve usted como todo un duque, aunque no olvido que Sir Holmes, ya tiene un título real.

Claudine fue junto a Karen, ignorando a los dos "caballeros" de la habitación —¿Está preparada para esta noche?

—Estoy lista para lo que deba y vaya a suceder —Karen tenía una mirada decidida.

Hikari sacó su reloj de bolsillo y soltó en voz alta —Debemos ir yéndonos. El baile debe estar por comenzar. Tenemos a una invitada de lujo a la cual esperar.

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El carruaje las dejó frente al castillo. Karen tragó pesado al bajarse y apretando su agarre en el brazo de Hikari le susurró —Sabe usted que esto llevará al rompimiento de mi compromiso, ¿No?

—Está usted a punto de cruzar la puerta de un castillo y postrarse frente a un Rey, tomando el brazo de otro hombre. Su prometido debería amarla mucho para permanecer con usted después de semejante ofensa.

—¿Esto es un plan suyo?

—No parecía que fuera a ser feliz con un hombre tan descuidado como ese.

—No le da derecho.

Junto a ellas se encontraban, Maya y Claudine. La castaña se sentía nerviosa, principalmente porque sentía que mentirle a un Rey era una ofensa grave, oyendo los susurros acalorados junto a ella, se preguntó qué tanta confianza se tenía Hikari. Volteando a ver a la rubia le susurró —Sabes cómo reverenciar a un Rey ¿No?

Ella pudo percibir su nerviosismo en su voz — Creo que quién no lo sabe, es otra persona. Cálmate o empezarás a levantar sospechas.

Maya sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos y limpiándose el sudor le preguntó —¿Estás segura de recordar mi nombre?

—Claro que lo recuerdo, mi adorado Jhon Waxton.

—Sí, no fuimos muy creativas. Al menos Sherlock House suena más original.

—En realidad suenan patéticos, pero pueden funcionar.

Cuando estuvieron frente a la puerta, el agarre del brazo de Maya se apretó sobre la mano de la rubia, la cual le susurró —Tranquila. Todo estará bien.

Hikari por su parte llevaba un rostro lleno de seriedad, Karen nerviosa miraba a todos lados, como si pensara en huir.

Al entrar, encontraron un salón repleto de personas, algunas bebiendo, otras bailando y algunas conversando. De entre la multitud una mujer, rubia, de mirada penetrante y sonrisa amigable se le acercó a Holmes —Bienvenida, Hikari. Tenía mucho tiempo sin verte —la pelinegra agradecía el bullicio y la orquesta, que impedían casi oír lo que decían, así que no pensaba que debiese preocuparse de que su hermana estuviera revelando su identidad.

Sus acompañantes, menos Maya, voltearon a mirarla intrigadas, ella se aclaró la garganta antes de decirles —Les presento a mi hermana. Fumi Holmes. No se sorprendan por nuestra falta de semejanzas, mi hermana y yo, no nos parecemos a causa de que no tenemos la misma madre. Es canciller, les diría que no sé cómo llegó tan lejos, pero ciertamente es incluso más inteligente que yo, no me extraña.

La rubia le contestó —Tampoco tienes que dar esas explicaciones, se nota que no has cambiado— mirándolas a todas amablemente les dijo —bienvenidos, un placer conocerles, a usted también, Watson —Dirigiéndose a Karen le preguntó —¿Señorita Adler? Es primera vez que la veo en persona, he oído hablar maravillas de usted.

—Deben haber sido muchas para que usted lo diga de esa forma —ciertamente Karen notó que sabía halagar a otros.

—De su capacidad actoral. Es inigualable. Espero verla actuar alguna vez.

—Algún día le concederé ese placer.

Dirigiendo su mirada a Claudine preguntó —D'où vient une dame aussi élégante à Paris? (¿De qué parte de París ha salido una dama tan elegante?)

La francesa se sonrojó —Vous me flattez, mais il n’est pas nécessaire le français (Me halaga usted, pero no hace falta el francés), no se preocupe, entiendo muy bien su lengua nativa.

—Admirables damas, ha traído mi hermana esta noche.

Maya miraba todo el salón buscando un solo rastro de una cabellera pelirroja, pero no lo lograba visualizar.

La música cesó y alguien anunció —¡A CONTINUACIÓN!, SU MAJESTAD, ¡EL REY!

Las puertas se abrieron dando paso al Rey y su nueva esposa, la gente empezó a reverenciarlo, Maya desde la distancia aprovechaba que las personas estaban agachándose, para buscar con la mirada a la pelirroja. Fumi se despidió de ellas, al ser tomada del brazo por una chica de cabellos lavanda, y entró entre el gentío.

Karen tiró del brazo de Hikari, caminando entre la gente, y el salón, en busca de Moriarty o sus secuaces. Maya y Claudine imitaron sus movimientos, buscando entre la multitud.

El vals del Rey y su esposa comenzó. Todos admiraban sorprendidos, hasta que dieron la señal de que otras personas podían unirse a bailar junto a ellos. Un pelirrojo se posó en el centro del salón junto a Kaoruko, bailando. Maya miró la cabellera pelirroja y recordando la que vio el día que irrumpieron en su hogar, se apoyó en su bastón diciéndole a Claudine —Esos son.

Hikari frunció el ceño, molesta ante la calma y confianza que reflejaba Kaoruko, como si estuviera confiada de que nada en su vida salía mal. Notó que empezaron a destacar incluso más que la pareja principal de la noche. Los movimientos llenos de gracia y su sincronía, dejaba maravillado a cualquiera que les mirase. Karen le preguntó —¿Quiénes son esas personas? Es hermosa su forma de bailar, tienen una armonía increíble.

—Esa de cabellera azul es Kaoruko Moriarty y su secuaz, Futaba, nunca he sabido su apellido, por más que haya investigado. Se presume que toda su vida ha estado ligada a la profesora Moriarty.

Karen asintió entendiendo —¿Bailamos? Para demostrarles que tenemos la misma confianza que presumen tener.

—No deberíamos, estaría mal revelar nuestra ubicación tan rápido.

—Posiblemente ya sabe dónde estamos. Intentémoslo. Tal vez de esa forma también sepamos si tiene otros matones en el salón.

Hikari frunció el ceño al sentir que alguien estaba observándole, volteando a mirar sobre su hombro notó que un hombre veía fijamente a Karen. Se preguntó si se trataba de algún secuaz de Moriarty. Pensando rápido le susurró tendiéndole una mano y haciéndole una reverencia —¿Me concede esta pieza?

En respuesta tomó su mano con una pequeña reverencia, para preguntarle —¿Y ese cambio de opinión tan repentino?

Entrando en la pista comenzando a bailar un vals. Ignorando su reciente pregunta, Hikari le susurró —¿Nos están observando?

Asumiendo que se refería a Kaoruko, negó —Parece estar muy concentrada.

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Maya frunció el ceño, completamente molesta, al notar que Hikari estaba en la pista bailando con Karen, ciertamente se sincronizaban de una forma increíble, pero, estaba revelando su ubicación con mucha facilidad.

Claudine le susurró al notarla distraída —Nos están mirando...

La castaña apretó su bastón con fuerzas mirando disimuladamente sobre su hombro, notando la mirada de una chica rubia sobre ella. Parecía inofensiva. Le dijo de vuelta a Claudine —¿Te parece si nos acercamos a hablarle?

—¿No sería peligroso?

—No parece serlo.

La francesa asintió. Cuando estaban a un par de pasos de ella. Notaron que una mujer de cabellos platinados se posaba frente a ella. Claudine le preguntó —¿Quién es esa persona?

Maya miraba a la platinada sorprendida —Es hija de un conde danés... Akira Holstein si no me equivoco...

Akira no sabía que era ese sentimiento que la impulsó a acercarse, pero ahí estaba, hija de un conde, sintiéndose como alguien humillante frente a una chica que ni siquiera sabía si era de su estatus social. Shiori la sacó de sus pensamientos preguntándole —¿Se le ofrece algo?

—¿Eres tú? —se reprendió a sí misma, no era manera de preguntarlo.

Shiori se sintió confundida y sorprendida, pero al notar todo el caos en la mirada taciturna de Akira, le contestó —Oh, soy Shiori Parston, asistente de la profesora Moriarty ¿Nos conocemos? — decidió usar el apellido que Moriarty le había dicho que usase siendo su secretaria.

Akira comprendió que no era perteneciente a su clase social, aclarándose la garganta intentó seguirle la conversación, un poco confundida —Dígamelo usted. Yo soy Akira Holstein, futura condesa danesa.

La rubia la reverenció avergonzada —discúlpeme, su excelentísima.

La platinada sonrió sintiéndose más confiada —No se preocupe usted. No hace falta ¿Le molesta si hablo con usted un rato?

—Sería un honor —Shiori la miró preguntándose si esta podría ser su salida a aquel secuestro.

Akira por su parte se preguntaba de que podría hablarle —¿No esta ofuscante el clima esta noche?

La rubia se dijo que eso sería más fácil de lo que pensaba.

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Hikari bailaba con Karen mientras se sentía observada por Kaoruko, le preguntó a Karen tratando de ocultar su rostro de la peli-azul, para que no pudieran leer sus palabras —¿Ves a Watson?

—Está hablando con Morstan ¿No nos está mirando el Rey?

La pelinegra asintió —Te está mirando desde hace un buen tiempo, pero no es relevante, tranquila. Creo que identifiqué a los hombres de Moriarty.

—También los vi. Hay dos detrás de Watson. Tiene cuatro meseros. Siento que...

—Quiere envenenar a alguien ¿No?

La canción se detuvo y Karen tiró de Hikari fuera de la pista. Futaba se dirigió a ellas rápidamente, mientras Kaoruko iba en dirección contraria, Hikari le susurró a su acompañante con velocidad —iré a acabar con esto, siga el plan y termine de llevarlo a cabo con Watson y Morstan. Cuídese, Adler.

Karen asintió, antes de levantarse de puntillas y darle un beso rápido a Hikari en despedida —No quiero morir sin haber hecho eso.

La pelinegra asintió ruborizada —No va a morir usted, si utilizamos cada segundo. Nos vemos, Adler —se dio la vuelta y cruzó el salón siguiendo el camino por donde había observado a Kaoruko irse.

Karen empezó a caminar rápido con dirección a la salida siendo seguida por los pasos de Futaba. Terminó en el patio del castillo, el cual estaba vacío, Futaba sacó una cuchilla, la cual vio brillar por la luz de la luna y lo que fue su señal para correr.

La pelirroja le preguntó —¿Por qué esta huyendo? Sabe que no puede escapar de mí.

Karen le gritó —¡Quién debería huir es usted! —y sacando su revólver le apuntó.

Futaba le gritó —¡Cuidado!

Karen por reacción física volteó a mirar detrás suyo y fue suficiente para que la pelirroja la derribara y le quitara el arma, colocándole el cuchillo en la garganta a la vez que colocaba una de sus rodillas sobre su abdomen le dijo —Se descuidó usted.

Karen le sonrió en respuesta —Creo que en realidad usted fue quién se descuidó —La pelirroja frunció el ceño, pero relajó su agarré al sentir el frío de un metal sobre su nuca. Conocía bien la forma de un revólver y tenía claro que en su cuello le estaba respirando uno.

Una voz le preguntó —¿Qué está haciéndole a esta mujer?

—¿Qué tipo de pregunta es esa? Tiene un cuchillo sobre mi garganta —el tono de Karen era molesto.

—¡Su majestad! —Un par de guardias llegaron detrás del Rey.

Futaba bajó el cuchillo lentamente a la vez que alzaba las manos. Los guardias tiraron de su ropa haciéndole levantarse.

Cuando estuvo de pie, intentó forcejear con ellos, logrando soltarse de su agarre, dándole un golpe a uno de los guardias. lo lanzó al suelo, cuando el segundo guardia se acercó a con su espada, la tomó y lo acuchilló el pecho, para luego patear el revólver que sostenía el Rey a cierta distancia, con la espada que aún tenía en manos, ensartó al guardia que se encontraba adolorido en el piso. Todo fue en cuestión de segundos,

El Rey al notar que la situación se salía de control y Futaba se acercaba a Karen con la espada, sacó una pistola más pequeña de entre sus ropas y le disparó dos veces, en la pierna izquierda y el brazo derecho haciéndola caer ante el dolor y la pérdida de sangre. Karen miraba todo bastante aterrorizada desde su posición en el suelo.

El Rey que aún se encontraba bien, gritó por ayuda, y otros seis guardias llegaron, para llevarse a Futaba apresada y a sus compañeros heridos.

Karen se reincorporó con ayuda del Rey, el cual la miraba preocupado —Mi querida Karen, ¿Te encuentras bien?

—No me llame así cuando estoy en la celebración de su boda. Tenga un poco de respeto, su majestad —realmente le irritaba con facilidad ese hombre. Aún seguía asustada de lo que acababa de presenciar.

—Siempre tan directa y encantadora, no sé cómo fue que te dejé ir, ¿Me extrañabas? ¿A eso me citaste aquí?

—No crea usted, solo le pedí que viniera porque quería felicitarle por su boda —Karen se sintió molesta con Hikari, le había prometido que no tendría momentos incómodos y ahí estaba, teniendo uno exageradamente incómodo.

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Claudine estaba en el salón hablando con Maya, la castaña le preguntó —¿Crees que Adler esté bien?

—Conozco muchos hombres, pude ver con facilidad que ese está loco por ella, bastó con decirle que ella quería verlo en el jardín, para que no dudase en escaparse de su propia celebración y de su esposa por ir en busca de ella. Posiblemente Adler esté bien —ante el asentimiento de Maya, soltó —¿Cuál es el siguiente paso?

—Alguno de esos cuatro meseros que ya identificamos, debe estar haciendo algo indebido, mira con atención y piensa como Holmes, solo podemos ocasionar un escándalo para acabar con esto...

—¿Veneno?

—Es muy básico, pero creo que debemos buscar eso o un detonante. Observa con atención sus movimientos.

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Hikari por su parte se encontraba en el balcón del segundo piso junto a Kaoruko, ambas acababan de ver lo sucedido entre Adler y Futaba. La peli-azul se mantuvo en silencio a cierta distancia de Hikari, la cual había estado un poco nerviosa por la vida de Karen.

Habían alrededor de tres metros entre ellas. No se miraban, pero estaban constantemente deduciendo sus movimientos y pensamientos mutuamente.

La pelinegra le preguntó con una sonrisa —¿Qué tal ahora que su peón más grande está yendo al calabozo?

—Algo grande va a suceder afuera y usted está aquí jugando a estar confiada.

—Watson está afuera acabando con su plan. No se preocupe, le pediré una celda junto a su compañera, posiblemente prefiera pasar mil años en la cárcel antes de abrir la boca.

—No tiene pruebas contra mí y dudo que la doctora, sepa deducir uno de mis planes.

—No se crea intocable, no quisiera que se decepcionase. Adler está ahora mismo, yendo a enviar un telegrama a Londres explicando a detalle la ubicación de cada uno de sus negocios, con la ayuda de su secretaria, y siendo protegida por la futura condesa danesa Akira Holstein. Me costó un poco, pero meterle a alguien por los ojos una mujer no es tan complicado como lo hacen parecer, bastaron un par de cartas firmadas a nombre de Shiori —el bullicio que se escuchó dentro la interrumpió haciéndola sonreír ligeramente —ponga atención, estoy sintiendo que está a punto de suceder —Watson lo había conseguido.

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Minutos antes, dentro Claudine y Maya estaban mirándolos a todos. La rubia le preguntó a la castaña —¿Cuánto demora el veneno en hacer efecto?

—Depende del tipo de veneno.

—Si yo quisiera ocasionar una guerra y caos en Europa ¿Qué veneno utilizaría?

—Una muerte rápida, pero escandalosa, y tal vez dolorosa, envenenar a un noble con tetradotoxina o estricnina, para ser más silenciosos y rápidos, un poco de cianuro o cícuta, pueden matar a alguien en minutos, este último en segundos. Posiblemente un canciller de países que tienen tensión entre sí, un príncipe o un duque, un conde también.

—Tú sabes de política, ¿No?

—Lo hago, pero no es mi punto fuerte, sin embargo ¿Por qué asumes que quiere ocasionar una guerra?

—Porque Holmes dijo que era algo grande ¿Y qué es más grande que causar una guerra? Tal vez su plan sea vender armas en caso de estallar dicha guerra.

—Ahora que lo mencionas, este escenario es propicio para una guerra. Si tuviéramos que buscar a las personas con tensión entre sí, posiblemente sean... Un ruso, alemán o francés. Incluso podría ser de un astro-húngaro.

Claudine le preguntó —¿Si ves a alguna de esas personas?

Señalándole con la mirada le empezó a decir —Aquel es un Conde ruso, ese otro un canciller alemán —continuó buscando.

La rubia le dijo —Ese es canciller francés, lo vi mucho en los periódicos de mi país, antes de ir a Londres.

—Entonces solo nos falta un austríaco. Ah no, ahí está, hablando con el duque de Noruega.

—¿A cuál envenenarías tú?

—Al alemán.

Entrando al salón el anunciante del Rey gritó —¡AHORA, EL BRINDIS POR EL REY!

Claudine miró a Maya, y ella en viceversa, hasta que empezaron a repartir las copas llenas de champagne. Maya miraba con atención a los cuatro anteriormente mencionados. Y le susurró a Claudine —Ve y choca tu copa con el canciller francés, hasta reventarla.

—¿Qué estás diciendo? Me van a desterrar.

—No importa. Nos iremos a Australia juntas de ser necesario. Pero hazlo. Estaré haciendo lo mismo con el de Alemania. Rápido Claudine.

La rubia asintió caminando hacia el canciller francés. Maya por su parte se dirigió al canciller alemán. Pasando junto a un sirviente, tomó una copa y se acercó al canciller con seriedad, al posarse junto a él lo miró de reojo.

El Rey dio algunas palabras, antes de levantar su ropa, cosa que el resto imitó, al bajarla brindó con su esposa. Algunas personas brindaron con quienes tenían al lado, de ser amigos, la castaña sonrió al oír una copa quebrarse y unas disculpas en francés, sabía que era Claudine.

—Discúlpeme— Quitándole la copa de en manos al canciller la lanzó al suelo rompiéndola, el alemán le dio un golpe a Maya en la cara al sentirse ofendido, el bullicio se hizo presente.

Uno de los meseros de Kaoruko, sacó un arma y apuntó al canciller alemán, gritando —C’est pour la France! (¡Esto es por Francia!).

Cuando estaba por disparar, la castaña recuperándose del golpe le lanzó su bastón, distrayéndole, con un golpe en una pierna, antes de lanzársele encima y quitarle el revólver entre forcejeos. Los guardias reales llegaron rápidamente a llevarse al atacante.

Claudine se acercó junto al canciller francés diciéndole al alemán —Eso no venía de Francia señor.

Maya se sobaba la cara por el golpe, a la vez que la música volvía a sonar tratando de hacer amena la fiesta otra vez. Fumi llegó rápidamente, para ayudar a Maya a explicar lo sucedido, suponiendo que se trataba de algún plan de su hermana. Dirigiéndose al canciller alemán y al Rey.

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Kaoruko miraba a Hikari enojada —¿Cree que le dejaré ganarme?

—No hay nada que pueda hacer usted, más que entregarse, Moriarty. Esta acorralada.

—¡Aún hay algo que puedo hacer! —Sacando su revólver le apuntó enojada —Si me voy, se va usted conmigo, Holmes.

Hikari miró alrededor suyo, dándose cuenta que la única escapatoria sería saltar. Intentando ganar tiempo le preguntó —¿Si me asesina aquí, no será más problema para usted? ¿Cómo se deshará de mi cuerpo?

— ¿Y por qué lo haría? Siempre hay alguien dispuesto a ir a prisión por mí. Por cierto, veo que está usted pensando en saltar, no lo intenté, puedo darle un balazo en menos de lo que cae al suelo.

—No es así, si salto en el ángulo correcto.

—Ni siquiera un buen ángulo podría salvarla, la caída la mataría.

—Mis cálculos son perfectos, no moriría.

Kaoruko le apuntó, a los pies, pero Hikari la sorprendió ensartándole una patada en el brazo, que mandó a volar la pistola, la pelinegra se lanzó a golpearla, practicando sus movimientos de boxeo.

Cada vez que iba a lanzar un golpe, Kaoruko susurraba para sí misma —Izquierda, brazo derecho bloqueo, pierna izquierda hacía atrás, bloqueo —ante la frustración de la pelinegra, le preguntó —¿No puede ser usted más impredecible?

Hikari se hizo hacía atrás, antes de lanzarle una patada a la cabeza que Kaoruko esquivo, agachándose, aprovechando los segundo en los que se levantaba, la tomó del borde de su abrigo, y embistiéndola con todas sus fuerzas, se lanzó junto a ella del balcón, rompiendo el barandal de vidrio a su paso. Y así cayeron ambas del segundo piso del castillo.

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Esa misma noche en Londres, Nana estaba en un puerto, descargando licores ilegales junto a dos compañeros, hasta que, una chica de lentes se le acercó con un papel en manos, el momento en que ella levantó la mirada, pudo notar que se trataba de Junna Jones.

Uno de sus compañeros se acercó con el revolver en manos a la chica, dispuesto a amedrentarla, pero Nana le dijo —Espera.

Ahora que trabajaba para Kaoruko y estaba entrenada para hacer ese tipo de cosas ilícitas, sabía que hablarle así a un superior estaba mal, pero, era su Junna ¿Qué hacía ahí su Junna?

Aquél hombre le respondió —¿De qué estás hablando, mocosa? Podría ser un periodista o ir a decirle a la policía, hay que deshacernos de ella, son órdenes de Futaba. En el mejor de los casos es una prostituta.

Nana sintió su sangre hervir y ante la mirada aterrada de Junna, sacó su revólver y le dio un tiro a su compañero en la cabeza, asesinándolo. Cuando el otro se asomó a ver que sucedía, solo pudo sentir el impacto de bala que acababa con su vida. La rubia frunció el ceño entendiendo que, o escapaba o la encontrarían y matarían.

Acercándose a Junna, ignorando los cadáveres y su vida, le preguntó —¿Junna? ¿Eres tú?

Ella asintió temblando, no sabía si de miedo, por lo que acababa de presenciar, o de emoción, por volver a ver con vida a su adorada Nana.

Nana la abrazó con fuerza una vez estuvieron una frente a la otra y le preguntó —¿Estás bien?

Junna comenzó a llorar al escuchar su pregunta —Te extrañé, tenía miedo de que estuvieras muerta.

La más alta, la abrazaba con más fuerza mientras le susurraba —Estoy aquí. Pensé que nunca te volvería a ver. Pero estoy aquí contigo, también te eché mucho de menos ¿Cómo supiste que estaría aquí?

Junna le dio la carta que había recibido esa mañana, como si se tratase de una cita, mencionaba el lugar y la hora, en la cual encontrar a Nana. Firmada por Holmes.

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Tres días después, en el 12B de Baker Street, Inglaterra, se encontraba Watson leyendo el periódico, intrigada le preguntó —¿No le molesta a usted que ni siquiera su nombre aparezca en los periódicos? Me irrita que Scotland Yard se lleve todo el crédito cuando tuve que recibir un golpe para salvar a un canciller y usted se quebró un brazo.

Dándole un mordisco a una tostada le contestó —No se preocupe, le he dicho más de una vez que no me molesta que se lleven el crédito. No hago esto por reconocimiento.

Adler cruzó la puerta con una sonrisa —Acabo de romper mi compromiso.

Claudine la miró curiosa, porque sonreiría así ante algo que sonaba malo. Acercándose le preguntó —¿Te encuentras bien?

—Me di cuenta que no me quería casar con él. Y definitivamente esa foto mía con Holmes en los periódicos solo terminó ese compromiso.

—Debería agradecerme usted.

—Lo hago.

Watson insistió con el periódico —al parecer irrumpieron anoche en un casino, dos burdeles y una propiedad a las afueras de Londres, las cuales pertenecían a Moriarty, y en las cuales encontraron unas veinte chicas actrices y otras pertenecientes a otras nacionalidades, además de mano esclava sin regulación. También encontraron dos cuerpos en el borde de un puerto junto a un barco también perteneciente a Moriarty. Toda su organización cayó, y fue desmantelada, todo con una libreta de apuntes, un libro de cuentas y los métodos deductivos de los espléndidamente capacitados detectives de Scotland Yard. Me parece una blasfemia.

Karen se sentó junto a Hikari, en la mesa del pequeño comedor y le preguntó —¿Me repite como fue que se salvó de esa caída?

—No lo sé. Cuando abrí los ojos, Watson estaba junto a nosotras con dos guardias reales, Moriarty también estaba inconsciente. Ella creía que el golpe la mataría, pero solo la noqueó, no confió en mis cálculos.

Maya la reprendió —Muy temerario de su parte, Holmes. Incluso se quebró un brazo.

Hikari le dijo despreocupada —Pudo ser peor, Moriarty se quebró una pierna y un brazo.

Claudine preguntó repentinamente —¿Qué pasó con esa chica rubia que estaba con Moriarty en la fiesta?

Karen le contestó —¿Shiori? Me parece que ahora sirve para la familia de un duque danés, gracias a Holmes, que las unió. Irónico que Mahiru ahora este viviendo con Suzu Gregson, ya no quiere ser mi compañera de departamento.

Hikari habló —Acton y Jones deben estar de vuelva en los teatros, ahora que tienen la tranquilidad de que la organización de Moriarty esta disuelta. Tienen la certeza de que nadie las buscará por esos cuerpos —se refirió al periódico.

Claudine le preguntó intrigada —¿Cómo sabe que fueron ellas?

Dándole un sorbo a su café le contestó con tranquilidad —Pacté el encuentro para doblegar a Acton.

Watson frunció el ceño pensando en voz alta —Debería comprar una propiedad nueva ahora que nos hemos quedado sin casa. Baker Street es muy pequeño para nosotras cuatro, ahora que han desheredado a Adler por faltarle el honor a su prometido.

Karen negó modestamente —No se preocupen por mí, puedo costearme un departamento o casa sin problemas, cobro muy bien siendo actriz.

Hikari bajó su taza de café —La necesito cerca, Adler, así que se quedará con nosotras.

Watson enterró su rostro en el periódico avergonzada, era lo más emotivo que había escuchado a Hikari decir en mucho tiempo.

Karen se sonrojó avergonzada, y solo pudo dar un asentamiento.

Claudine trajo el desayuno de Karen, y sentándose con ellas les preguntó —¿Qué pasó con Moriarty?

Hikari le contestó —Tal vez pase el resto de su vida en prisión, junto a Futaba y el resto de su organización.

Karen soltó emocionada —Estoy ansiosa por nuestra siguiente aventura —Hikari entendía el sentimiento.

Watson le contestó —Vaya que creamos un escándalo en Bohemia. Al menos deje que las aguas se calmen y que nos mencionen en los periódicos.

Tocaron el timbre, Claudine se levantó a abrir, al volver al comedor junto a las dos oficiales, le dio la bienvenida. Al igual que el resto. Gregson preguntó —¿Cómo se encuentra, Holmes? He oído que se ha quebrado un brazo después de saltar de un segundo piso.

Rui fue directo al punto —¿Cómo supo usted que se trataba de la profesora Moriarty? Parecía una mujer muy decente y respetable.

—Permítame exponerle el caso, sus mentes metódicas no lo entenderían de otro modo.

Maya se echó a reír disimuladamente, sabiendo que Hikari posiblemente si estaba molesta por cómo se expuso el caso ante la prensa.

La pelinegra continuó —He conocido a Moriarty durante años, cuando fue una mujer de bien y ahora que no lo es, ciertamente su mente es brillante, pero la ha utilizado para el crimen y si ella está en medio de uno de mis casos, lo sabría con facilidad. Nunca movió un dedo propio para hacer por si misma algo, siempre ha utilizado sus secuaces para ello, así que cuando vi a esa pelirroja la primera vez, se volvió mi primera sospechosa, pero conforme los secuestros iban sucediendo, entendí que lo qué ella estaba haciendo, era subir a otros a papeles principales, personas que eventualmente pagarían su apoyo para ser actrices grandes. Me refiero, Moriarty prometía la fama a algunas chicas, por un módico precio y ser sus managers. Pero lo que hacía era secuestrar chicas que por su talento lograba los protagónicos y meterlas en burdeles de su organización, para subir a sus chicas. Al ser que encontraron extranjeras, implica que ya lo había logrado hacer en otros países, pero terminó cayendo en Londres.

Suzu la miraba impresionada y le preguntó —¿Me está diciendo que mantuvo durante años un negocio de trata de personas y tráfico de influencias?

—Ignorando el hecho de que controla casinos, sicarios y tráfico ilegal de licores, cigarros y algunas drogas, por enumerar ciertas cosas.

Watson irrumpió —Una rata de la peor calaña.

Rui apuntaba en su libreta, tratando de aprender de Hikari —¿Cómo hizo para conseguir ese libro de cuentas y todo el resto de papeles?

—Deduje que Shiori Andersen sería la protegida de Moriarty, por el hecho de que al entrevistar personas que la conocían, en su mayoría la describían como una chica linda, tímida y tierna, se me hizo la más controlable y amedrentarle, así que durante una semana por medio de cartas le escribí a la hija de un duque Danés, con un par de palabras bastó para que fuese a su encuentro en la boda real, deduje que la señorita Andersen la vería como su escapatoria, gracias a Adler pudimos convencerla de enviarles dicho telegrama con todos los papeles. Aunque en su mayoría escrito en código, también conocía el sistema de encriptación de Moriarty, lo estuve estudiando durante días desde que fui a West End por segunda vez y en el camerino de la señorita Lowe encontré un papel con un mensaje encriptado. Supe que, en el baile de Bohemia, intentaría activar una guerra, porque ahora estaba estudiando la creación de armas químicas, eso lo supe a causa de hace un mes estuvo dando conferencias privadas sobre ello en una universidad en Rusia, está en la plana del periódico del mes pasado. Posiblemente intentara probar un nuevo veneno esa noche. Sabía que eventualmente me buscarían para resolver un caso que le incluyese, así fuera la reina o de ustedes.

Rui preguntó—¿Cómo fue que no supo de su plan?

—Si lo hizo. Pero el suyo era asesinarme, por ello, lleve a Watson disfrazada esa noche, podría deducir quién era yo, pero no ella. No con la misma facilidad. Apenas tuvo la primera oportunidad Intento acabar con Adler.

Karen la miraba medianamente sorprendida, dando una sonrisa le dijo —Definitivamente ya entiendo porque el mundo de la investigación criminal la necesita.

Maya se dijo a si misma que no importaba cuantas veces escuchara a Hikari relatar sus métodos deductivos. Siempre era igual de impresionante.

Karen esperaría ansiosa para su siguiente aventura con el equipo del 221B de Baker Street.


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