Cuñada
February 9

Mi Inocente Cuñada 10

Desatada

Desatada

Del brinco que di desperté a mi esposa. Malu reaccionó tan rápido que se agachó al lado de la cama y se quedó quieta allí, mientras yo confundido aún sin creer lo que había hecho Malu, le explicaba a mi esposa que había tenido una pesadilla a causa de lo pesado de la comida (pero del cagazo que me di, realmente me asusté), recuerdo que ella se rió por que había notado mi pene erecto y me preguntó —¿Seguro qué era una pesadilla? ¿En ese estado?— Señalando mi miembro desnudo, yo disimulé con una risita inocente y bueno estaba excitado, pero mucho más asustado, así que empecé a besar a mi esposa mirando furtivamente hacia mi lado donde estaba Malu, noté que ella se iba a ir arrastrándose cual lagartija, entonces estiré mi brazo, la tomé por los cabellos y haciéndola retroceder la hice meterse bajo la cama.

Ella a veces se ponía celosa de mi esposa por algo que aún no hacía con ella y ese día se iba a molestar conmigo, porque con ella debajo de la cama le eché un polvo a mi señora de padre y señor nuestro, cuando le daba por detrás hacía comentarios al respecto, decía lo rico que se sentía su culo, que era lo mejor de todo y Maru respondía de igual manera.

Sabía que esa era su frustración conmigo, ella quería que yo le hiciera el anillo, realmente lo deseaba y realmente yo me negaba, la iba a destrozar y no quería hacerlo. Era necesario que ella entendiera lo peligroso que pudo haber sido si nos descubrían, así que después de más de media hora de sexo con mi esposa nos quedamos los dos rendidos, que ni cuenta me di cuando Malu se fue.

Ese día ella se molestó conmigo y no me habló por tres días. Yo tengo bastante experiencia con esto de la indiferencia y lo mejor es darle una medicina de su propio jarabe, así que apliqué la misma, ella no me saludaba y yo como si ella no existiera, cuando estábamos todos en familia ella hacía un esfuerzo por no mirarme y nunca me dirigía la palabra a menos que fuera en última instancia necesario, aunque me estuviese muriendo de ganas de tenerla.

A mí no me costaba ningún esfuerzo dejar de mirarla y hablarle como les dije ya he pasado muchas veces por esto y hace tiempo le agarré la vuelta al asunto y también mientras más jóvenes son, más les afecta. Con la única persona que no me funciona eso de hacerme el indiferente era con mi mejor amiga Mariana que bien me conocía.

Al tercer día ella empezó a aflojar la guardia, en tal sentido empezó a coincidir conmigo en cualquier lugar de la casa y aunque yo no la miraba de frente si notaba con mi vista periférica que ella me seguía con su mirada.

El cuarto día en la mañana recuerdo que era un jueves en que iba a la obra a ver cómo iban los trabajos de la casa me la encontré en la puerta del baño ella iba saliendo y yo entrando, ella hizo un ademán de saludarme, pero yo como si no la hubiera visto entré y cerré la puerta, cuando salí de bañarme ella tenía la puerta de su cuarto cerrada y acerqué mi oído a ella y la escuché llorando, sonreí un poquito y me dirigí a mi cuarto a vestirme y salir.

Al medio día no fui a almorzar a casa y fue como a las 4 y media que llegué, ella estaba en la sala viendo tv, yo pasé de largo al ático, me cambié y me puse ropa cómoda la que ella sabe muy bien para que, bajé y entré a la cocina y al rato entró ella, en la cocina estaba una de las muchachas que allí trabaja, tomé agua y me fui al taller que está en el garaje a juguetear con las herramientas con las que a veces me entretenía, pero sabía que ella en un rato iría a visitarme.

Tenía como 10 minutos en el taller cuando ella tocó la otra puerta. El taller tiene dos puertas una es por dentro del garaje y la otra es por la parte de atrás a un lado de la casa, cuando íbamos al taller ella entraba por una y yo por la otra, esta otra puerta es de madera muy gruesa y se usa muy poco, me atrevo a decir que en ese tiempo éramos los únicos que la usábamos y que se abre solo por dentro, la había engrasado recién, pues las bisagras hacían mucho ruido, también puse en esos días un pequeño dispositivo en la puerta de la cocina que da al garaje, un pequeño sensor magnético de esos que usan en las alarmas de las casas, unido a un cablecito y que llegaba al taller y hacía sonar un timbrecito zumbador con una batería y me indicaba cuando alguien entraba al garaje poniéndonos en alerta, por la entrada principal del garaje no me preocupaba ya que eran grandes portones y estos hacen mucho ruido antes de que un auto o una persona entrase por allí.

Fui y abrí la puerta, ella me saludó muy tímidamente y me dijo:

—Hola...

—Hola.

—¿...Todavía estás molesto conmigo?

—¿Yo? Pensé que eras tú la que estaba molesta —Cerrando la puerta tras de mí, no sin antes echar un vistazo y cerciorarme de que nadie la vio entrar

—Bueno si, estaba molesta contigo, ¿Pero tú por qué dejaste de hablarme?, ¿Acaso quieres que esto se acabe?

—¿Tú quieres que se acabe?

—¿Si tú quieres?

—¿Yo he dicho en algún momento que quiero que se termine?

—Bueno no, pero es que como no me has buscado más...

—¿Y tú por qué no lo has hecho?

—Porque estaba molesta contigo...

—Bueno, por eso no te busqué, decidí esperar a que se te pase la rabieta.

—¿Y no te preocupaste en saber por qué estaba así?

—¿Y acaso tengo que preguntar?

—Claro!! ¿Acaso no te importó, como para saber por qué estaba así?

—Sí me importas y mucho, sé por qué estabas molesta y no necesitaba preguntarlo. Es más también yo estaba molesto contigo, muy molesto.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

—¿Por qué no me preguntaste?

—Porque no sabía que estabas molesto conmigo

—¿Ahh no sabías? ¿Y por qué la pregunta que me hiciste cuando entraste?

—Bueno no sé... es que el domingo me hiciste molestar mucho cuando me hiciste meter bajo la cama y hacer que escuchara todo lo que hiciste con Maru, tú crees que no me di cuenta que todo lo que decías, lo decías en voz alta para que yo escuchara —esperaba que me dijera eso y le vomité todo lo que quería decirle.

—¿¡Y por qué crees que lo hice!? ¿¡Tú acaso sabes la magnitud del peligro en que nos pusiste al entrar al cuarto con mi esposa allí!? ¿¡Tú te volviste loca!? ¿¡No te pusiste a pensar que pasaría si nos descubrían y más de esa manera!? ¿¡Qué carajos te pasó por la cabeza!? —le dije todo esto casi a gritos y muy molesto— ¿¡Es que acaso tú has pensado alguna vez en que si nos descubren quienes van a pagar la consecuencia!? ¿¡Ahh!? ¡Dime! ¿Tú pensaste en eso?

—Nooo —Dijo ella con los ojos aguados y asustada por que nunca me había escuchado gritarle.

—Pues déjame decírtelo, si nos hubieran descubierto no eres tú la que va a recibir la peor parte, porque fácilmente si tu padre quiere me mete un tiro o me pueden acusar de violación. Segundo mi esposa me pide el divorcio y si no lo hace, tu padre nos echa de la casa y solo en caso de no acusarme de violación, mínimo no nos deja entrar más a su casa y a ti lo mínimo es que te castiguen por un año sin salir, o te mandan la extranjero a casa de tu tía Virginia y te meten en un internado, eso sí admites que no fui yo solo, porque de ser lo contrario tú quedas libre de culpa al acusarme de violación... —esto último lo dije a propósito, le estaba dando la clave para librarse de culpas, por que creí que tenía derecho a saberlo, pensé que nunca lo haría y reconozco que se me fue la mano al gritarle así y me estaba redimiendo con ella.

—¡Nooo! yo nunca haría eso —ya llorando casi desesperadamente. Me partió el alma verla así llorando desconsoladamente, yo me calmé y convencido así de simple y con voz dulce le dije.

—Yo sé que no lo harías, por eso quiero que sepas que debes tener más cuidado, debes respetar mi intimidad con María Eugenia y bueno aprovechar las oportunidades cuando se den, no forzarlas por que perdemos y cualquiera de las cosas que te dije se pueden hacer realidad —tomando su rostro con ambas manos mirándola fijamente.

—Es que la verdad me da mucho celo ver lo que le haces a ella y a mi no, es mi hermana y la quiero mucho, pero me da mucha rabia que ella pueda disfrutar algo que tú no me quieres hacer… —Dijo haciendo pucheros.

—No debes tenerle envidia por algo que ahorita te parece muy importante, quizás más adelante encuentres alguien con quién si podrás y verás que entonces todo esto te dará risa.

La acerqué más hacia mí, continuaba soltando lágrimas y la abracé fuertemente y ella igual a mí, le di un suave y largo beso, después me separé un poco sentándome en un banquito la atraje hacia a mí y la puse entre mis piernas y empecé a acariciarle sus nalgas y a darnos más besos.

Metí mis manos por la liga de short que tenía puesto, para sentir la tersa piel de sus turgentes nalgas, para premiarla puse los dedos medios de cada mano directamente sobre su anillo y presioné de manera circular buscando dilatarlo un poco.

Esto a ella le encanta y empieza a tragarme la boca literalmente y a respirar fuerte y rápidamente por la nariz, eso la pone como una moto y en su acelerado desespero empieza a sacar mi sexo desaforadamente.

Luego de soltar el botón y bajar el cierre del bermuda, meter la mano y fácilmente sacarlo, mi sexo presenta un muy dura erección, producto quizás de los días sin Malu o de estar hurgando el apretado anillo. Ella se arrodilla ante mí quedando mi sexo la altura de su cara, ella lo ve con un deseo irrefrenable, lo toma con ambas mano y pega el glande a su nariz, aspira fuertemente cerrando los ojos disfrutando del olor de mi sexo, baja lentamente por el tallo y hunde su nariz entre el tallo y mis bolsas.

Eso me puso a alucinar, nadie en mi puta vida me había extrañado de esa manera, ni siquiera Maru, ni cualquiera de las mujeres que pasaron por mi vida. Había una pasión en ella, en lo que hacía, como lo hacía, se le iba el alma en ello y eso simplemente enamora. Supe entonces que ella era alguien para toda la vida y por un momento deseé tener poco más de un tercio menos de los años que tenía y ser su novio con todas las de la ley. Nunca hasta entonces había pensado en cambiar a Maru por nadie hasta ese día, en otras circunstancias en otro momento con los ojos cerrados me quedaba con Malu.

Absorto en esos pensamientos Malu me estaba llevando al orgasmo por la mamada que me estaba dando, cuando me quise dar cuenta ya era imposible detenerme. Su boca se llenó de mi blanco placer y ella con los ojos cerrados seguía chupando y tragando todo lo que mi fuente soltaba. Hasta con pasión tragaba, como si degustara el más delicioso manjar. Al terminar su mirada era deseo puro, ella estaba muy excitada y su respiración era entrecortada. Eso era de meterlo, moverlo y sacudirlo apenas unos segundos, y se hubiera venido de inmediato.

Empiezo por bajarle el short y meter mi dedo directamente entre sus labios y comprobar la exagerada humedad de su sexo y arrancarle un lastimero gemido al introducirle mi dedo medio. Eso bastó para cargarla en peso y sentarla en la mesa frente a mi, termine de bajar su short y me hundí entre sus piernas que quedaron colgadas en mis hombros, con la misma pasión que ella me hizo la felación, con la misma pasión y ardor le hice el cunnilingus. Su placer se diluyó en mi boca acompañado de los estertores de su orgasmo.

Mi sexo nunca terminó de ponerse flácido, y estaba duro cual estaca nuevamente, la bajo de la mesa y la giro dándome la espalda y la hago Inclinarse un poco hacia delante, la hago retroceder, paso mi tallo por su sexo para humedecerlo y colocarlo en su ardiente entrada, ella con sus manos colocadas en el borde la mesa de trabajo empuja su cuerpo hacia atrás, metiéndose ella misma lentamente las tres cuartas partes de mi sexo que la llenan por completo.

Ella gime por el dolor causado en su exquisita estrechez, pero su excitación es tal que empieza a meter y sacar su cuerpo de mi aparato. La tomo de la cintura y la ayudo a acelerar sus propias embestidas. Ella levanta su cabeza mirando al techo y gime con la boca cerrada, la tomo de la cola del cabello haciendo un giro con mi palma para agarrar la mayor cantidad posible de cabello y asegurarla la hago impulsarse más duro contra mi tallo halando su cabello y ella gime más fuerte entre dientes anunciando la llegada de otro orgasmo.

Luego de llegar y moverse pausadamente mientras se le pasan los estertores del orgasmo, Atraigo su cuerpo hacia mí, la abrazo y meto mis manos debajo de su franela apoderándome de sus pequeños senos acariciando sus puntiagudos pezones y dándole suaves pellizcos mientras ella literalmente me come la boca.

Su excitación entra nuevamente en escena, sus manos aprietan con fuerza las mías sobre sus senos y la complazco retorciendo sus pezones con mis dedos, ella gime en mi boca y empieza nuevamente a mover su cadera adelante y atrás metiendo y sacando ella mi sexo aún duro dentro del suyo.

Saca una de mis manos debajo de su franela y se la lleva hacia su cara, toma mi dedo medio y se lo mete en la boca y lo chupa desesperada dejándolo muy húmedo y tomando mi mano lo saca de su boca y se inclina hacia delante. Toma mi dedo medio y lo dirige hacia su trasero y lo coloca en la entrada de su anillo y torpemente trata de metérselo, comprendiendo lo que desea la ayudo y yo le empiezo a meter mi dedo medio en su apretado culito.

Dejo la mano fija con mi dedo paralelo a mi sexo y ella sola se penetra ambos agujeros, súbitamente empieza un desaforado mete y saca, su mano aprieta con más fuerza la mano que aún me queda sobre uno de sus senos.

Su otra mano apoyada en la mesa empuja fuertemente su cuerpo hacia atrás con tal fuerza que pierde sincronización con sus caderas a lo que ella hace ajustes de inmediato sobre la marcha. Solo allí noto cuán importante es para ella el sexo anal, ella habría dado un ojo si de ello dependiera el poder hacerlo con solo mirar cuanto disfruta el dedo.

Ella se estremece cada vez más, empuja con más fuerza mi dedo entra completamente y mi sexo todo lo que puede, empieza a gemir más fuerte, la siseo para que haga silencio, voltea su cara y veo como se clava los dientes en su brazo derecho y gruñe arremetiendo con más rapidez contra mí.

Estoy absorto con el espectáculo de su sentir, de su deseo, de su ardor, de su lujuria... Está desatada y comprendo que se convertirá en un torbellino de mujer, a la que después de mí será muy difícil de satisfacer. Pero más sorprendente es lo fácil que es para ella desinhibirse ante mí, de tomar la iniciativa, de saber lo que quiere, como lo quiere, y cuando lo quiere. Su habilidad de aprender autodidacta también me tiene asombrado. He creado una Súcubo...

Estoy a punto de orgasmar y ella está orgasmando continuamente, se le doblan las piernas, saco mi dedo de su trasero y la tomo por la cintura, y con la otra mano en su pecho me pongo de pie, la levanto en vilo y arremeto a toda velocidad contra su sexo por corto tiempo arrancándome un gruñido de dolor, se la saco y ella rápidamente se pone de rodillas ante mí y abre la boca muy cerca de mi sexo al que toma con ambas manos y apretándolo fuertemente me masturba.

El placentero dolor me hace doblar las piernas al momento en que fuertes chorros llenan su boca y salpican su cara. La visión de cómo se toma todo y con los dedos arrastra lo que cayó en su cara hacia su boca es alucinante y lo estoy disfrutando cuando el ruido estruendoso de uno de los portones del garaje nos hizo brincar.

Ella Brinca cual gata y ya está saliendo por la puerta trasera a la vez que se va subiendo el short.

Yo respiro hondo varias veces, me calmo, me acomodo el pantalón y espero unos segundos relajando la respiración. Al rato siento que me llaman. Era la camioneta de la suegra que llegaba, pero no era ella, era Carola que venía en el auto de la mamá.

Venía del gym supuse que allá habían cambiado de auto, me pidió el favor de que la ayudara a cargar algo que ella y su madre habían comprado, de la parte de atrás de la camioneta sacamos una caja bien grande, era una escaladora, ella había estado en el gym y estaba toda sudada y venía con unas cotton-licras un poco húmedas aún por todos lados, que delineaban todo su cuerpo, sus cabellos humedecidos por el sudor estaban secos y se le pegaban a su espalda, en fin, la coño estaba podrida de buena, entre los dos con ligera dificultad logramos subir la caja a su cuarto, me di cuenta de que ella tenía mucha fuerza, ya que en ningún momento quiso detenerse a descansar y yo a duras penas disimulando el duro esfuerzo llegué a su cuarto.

El solo verla así me puso más caliente de lo que ya estaba y despertaron en mí unas grandes ganas de echarle un polvo allí mismo en las escaleras.

En su cuarto una vez colocada la caja en su sitio, me dio las gracias muy cortésmente y me pidió un favor más, ayudarla a armar la escaladora. La verdad en otro momento le hubiera sacado el culo y le invento una excusa, pero mi mente me traicionaba y aliándose con la otra cabeza que iba a mil por hora, le respondí que sí que no había problema, bueno vamos a ser más claros, nunca me hubiera negado a nada de lo que esa familia me pudiera pedir como favor, con quien me hubiese negado era con Carola y mírenme ya estaba apresto a hacerle cualquier favor, me dijo que para día siguiente en la mañana.

© JPSanyoto