Hermanas
June 12, 2022

Durmiendo con mi hermana María 5.

Al fin Mari se entrega por completo al placer y pierde su virginidad , con su hermano mayor.

Me sentía mal por lo que había pasado, pero supe disimular de la mejor forma posible. Para Mariza no le fue difícil, ya que por su personalidad muy extraña, no era raro para mi hermana que estuviese muy callada o muy eufórica. Yo sabía muy bien que ella no tenía ningún sentimiento hacia mí , que estaba enamorada de su novio, y que yo solo había sido un encuentro carnal sin importancia.

Esa noche luego de apagar las luces, mi hermana me abrazó y me besó. Me dijo que me había extrañado, que tenía muchas ganas de estar conmigo y a pesar de haber follado todo el fin de semana, físicamente con pocas ganas y con la mente en lo que había ocurrido con Mariza, tuve que hacer cochinadas con mi hermana. Luego que acabamos como siempre, me dijo que lo había pensado mucho y que por lo mucho que me quería, estaba dispuesta a experimentar conmigo, pero que quería que fuese algo especial, por lo que lo dejaríamos para el fin de semana.

La semana pasó con normalidad, hasta que el miércoles en la tarde, mi hermana no se encontraba, Mariza me toma de la cintura y me dice que andaba con unas ganas locas de follar. Le dije que a mí también me gustaría, pero que no sabía la llegada de mi hermana. Me dijo que había hablado recién con ella y que no llegaría temprano, por lo que teníamos un par de horas para darnos con todo. No me aguante y terminamos en su cuarto follando como animales en celo, dándole por el culo por mucho rato.

Si bien es cierto, el sexo con Mariza era extraordinario, me sentía mal al serle infiel a mi hermana, pero no podía hacer nada, ya me había metido en esto y sabía bien que terminaría mal.

Mi hermana esa semana estaba más fogosa que nunca, no había noche que no me buscara y nuestros encuentros fueron muy calientes, casi al punto de que el jueves casi terminamos follando, solo a las finales nos contuvimos para hacer de eso, algo especial.

Al fin llegó el fin de semana. Mariza salió muy temprano el sábado de viaje a juntarse con su cornudo novio, yo trabajé hasta el medio día y cuando vuelvo, mi hermana me había preparado un almuerzo exquisito. Luego de comer, me hizo ducharme y que la esperara en el cuarto de Mariza. Ella entró al baño, también se duchó y luego de un rato, entró al cuarto de Mariza, con una diminuta camisa de dormir blanca que le quedaba espectacular. Se veía deliciosa, muy hermosa. No podía creer la hermosa hembra que esa tarde me entregaría su virginidad. Me preguntó si me gustaba y obviamente le dije que estaba divina. Se acostó a mi lado y comenzamos a besarnos y a tocarnos muy suavemente. Luego de un rato, como siempre sus hermosas y grandes tetas terminaron en mi boca. Lejos sus tetas eran 1000 veces mejores que las de Mariza, sus porte , su olor, la textura suave de su piel, su ingenuidad …

Lentamente le saqué esa prenda, dejándola completamente desnuda. La monté sobre mi, me deleité con sus tetas en mi cara mientras le tocaba el culo y ella hacia rozar su sexo contra mi verga, calentándonos mutuamente. Sentí su mano tocándome la verga, llevándola a su mojado sexo. Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero con ganas de hacerlo. Sentí sus pelos rozándome la punta de mi verga, luego sus labios vaginales abrirse solo un poco, mientras ella acomodaba mi verga en su intimidad y luego, cuando encontré que estaba bien posicionada , comenzó a bajar muy lentamente.

Suavemente me movía, muy despacio tratando de arrebatarle su virginidad pero sin que le doliera. Notaba en su rostro una muestra de dolor, pero seguía con su trabajo tratando de enterrarse mi verga. En un momento me dio algo de pena ser yo el que le quitara ese fruto prohibido y a pesar de estar muy caliente le dije si quería dar marcha atrás. Me dijo que no, que tan solo no me moviera. Continuó tratando de metérsela y no podía, era mucho el dolor. Cambiamos de posición. Baje hasta su sexo y se lo chupé por un buen rato para que se le mojara muy bien. Con mi lengua se la metía lo más adentro que podía , hasta que ella misma me hizo salir y montarme sobre ella. Con mis manos afirmando sus ricas nalgas, su mano dirigió mi verga a la entrada de su sexo, pidiéndome una vez más que lo hiciera suave.

Una pequeña presión de mi parte , sobre ese húmedo sexo y los ojos cerrados de mi hermana acusaron algo de dolor. Me mantuve ahí sin moverme por un minuto y luego volví a repetir. Nuevamente sus ojos cerrados y un pequeño gemido de dolor, pero así y todo, se afirmó de mi espalda y me empujó contra ella. Un tercer intento y parte de mi verga ingreso en su cuerpo. Sentí su dolor , me pidió quejándose que no me moviera, que le dolía mucho, pero que no me saliera. Se veía exquisita, con sus piernas abiertas, con sus tetas grandes y duras, besadas suavemente por mí, apoyado en mis brazos ejerciendo solo mi peso en su zona púbica. Un nuevo intento y mi verga se metió un poco más. Estaba lentamente arrebatándole su virginidad.

El rostro de dolor de mi hermana no lo podía ocultar, pero me pedía que no me saliera. Yo también sentí algo de dolor, ya que estaba muy cerrada, pero aguanté sin salirme. Comencé a moverme muy lentamente , sacando mi verga solo un centímetro y volviendo a ejercer una suave presión, una y otra vez , follándomela muy , pero muy suavemente. MI hermana con sus piernas abiertas , aferrada a mi espalda, gemía de dolor, pero aguantaba las pequeñas embestidas de su hermano, que cada vez trataba de entrar un poco más, hasta que en uno de esos intentos, sentí como su vagina se abrió y conseguí llegar un poco más adentro.

Ya no había vuelta atrás , la virginidad de mi hermana había muerto, era su paso de niña a mujer y lentamente fui llegando mas y mas adentro, sintiendo como sus manos me apretaban fuertemente la espalda, aguantando el dolor en ese importante paso de su vida.

Poco a poco su concha se fue acostumbrando y sentía ya que sus paredes se habían dilatado , mi verga entraba y salía del coño de mi hermana , y a pesar de todo , me dijo que aun le dolía , pero que de todas formas , estaba disfrutando. Continúe metiéndosela suavemente, sintiendo como mi verga se perdía al interior del cuerpo de mi hermana. Dando una pequeña mirada hacia abajo, veo algo de sangre, pero de todas formas continué.

Continuamos así un buen rato, cada vez más relajada, aceptaba mi verga. Me quede quieto con mi verga metida en su cuerpo, sintiendo como ella misma contraía su útero apretándola, diciéndome que no me moviera, que la dejara ahí, que así sentía placer.

Luego ya comenzó a relajarse y comenzó a disfrutar. Me dijo que lo sentía muy rico, pero no tanto como para acabar, pero que quería sentirme a mi descargarme dentro de ella, que quería sentir como su hermano la llenaba de leche y así lo hice. Me movía un poco más fuerte, comenzándola a follar un poco más duro. Ella ya aguantaba más fácilmente, aunque algo de dolor le provocaba, me pedía más y mas.

Mi verga entraba y salía a un ritmo pausado del cuerpo de mi hermana , sin soltarle su rico culo, metiéndosela cada vez más adentro. Luego nuevamente se la deje quieta metida completamente y ella comenzó a moverse, apretándomela y moviéndose cada vez más rápido. Me dijo ahora que la esperara, que estaba disfrutando y que si podía acabar. Me quedé sintiendo un placer físico al sentir como mi verga era succionada por el coño de mi hermana y un placer morbosos al ver el rostro de mi hermana, con sus ojos cerrados ya comenzando a disfrutar.

No pasó mucho rato y mi hermana moviéndose muy rápidamente comenzó a gemir mas y mas fuerte , hasta que lanzo un fuerte grito, me agarró fuertemente del culo y gimiendo me dijo que estaba acabando. Comencé a moverme yo ahora, metiéndole fuertemente la verga a mi hermana y también entre fuertes gemidos, comencé a acabar, diciéndole que me corría cosa que mas la excitó, llenándole el coño de incestuosa leche caliente, que llego a lo más profundo de su ser. Gimiendo ambos como locos, mi hermana aferrada a mi cuerpo fuertemente moviéndose y gritando pidiéndome que no dejara de moverme.

Fue increíble, acabamos juntos, en una mescla de gritos y gemidos de placer y algo de dolor, terminando con un fogoso beso que solo era interrumpido por los gemidos de mi hermana que aun seguía acabando.

Ya más calmados, mi verga completamente mojada , seguía entrando y saliendo lentamente disfrutando del coño de mi hermana , que aun disfrutaba la verga blanda de su hermano.

Me salí de ella y de su virgen concha. Comenzó a salir mi semen, mesclado con algo de sangre, y una evidente mancha rojiza en el cubrecama de Mariza que dejaba en evidencia nuestro consumado incesto. Ya no había vuelta atrás habíamos consumado nuestra relación.

Permanecimos acostados toda la tarde y luego de unas dos horas más, lo volvimos hacer. De todas formas a ella le dolió, pero también conseguí hacerla acabar.

La invité a que saliéramos a “celebrar” nuestro encuentro y aunque no lo crean, llegue al mismo PUB que había ido con Mariza. Recién ahí le comenté que ese lugar lo había conocido por ella. No le gustó mucho que hubiese salido con ella, pero como le dije que solo había sido una salida inocente, no pasó a mayores.

Luego de unas cuantas copas por mi parte, y solo dos de mi hermanita , volvimos al departamento, obviamente a follar. Nos acostamos como si fuéramos un matrimonio, desnudándonos cada uno a su lado de la cama , como si fuese lo más natural del mundo. Mientras mi hermana lo hacía, yo admiraba ese hermoso cuerpo, sus anchas caderas, su culo redondo , suave, hermoso, en un conjunto de ropa interior negro, que tampoco había visto antes, más sensual, mas coqueto. Sus divinas tetas en un sostén de encaje que hacía resaltar divinamente sus grandes pechos. La verdad me gustaba mucho mas el cuerpo de mi hermana , a aunque Mariza follaba mejor, era solo cosa de entrenar a mi hermana en la cama.

Apenas nos acostamos , nos besamos. Sin apagar la luz para poder ver su rostro y su cuerpo, la besé apasionadamente, amasando sus ricas nalgas fuertemente atrayéndola hacia mí. Luego como costumbre sus pechos fueron succionados una y otra vez, y recién ahí comencé a sacar su calzón y sostén dejándola completamente desnuda.

Le hice chuparme la verga un buen rato, y como siempre me dio un trabajo espectacular. Yo por mi parte también estuve un rato besando su sexo , hasta que la hice montarse sobre mi y terminamos en un fabuloso 69 comiéndome las nalgas a mi hermana que descansaba su cuerpo en mi pecho dejando su sexo en la cara.

Luego la acosté de lado y por detrás fui acariciándole el coño con mi verga, hasta que encontré la posición exacta y dí un pequeño empujón logrando entrar sin esfuerzo. Al principio le dolió un poco, pero solo un poco, al rato ya se movía sin ningún problema , moviendo su culo hacia atrás.

La coloqué de espalda y me la follé un rato en esa posición. Luego me acosté de espaldas y ella se subió, con sus piernas a cada lado y fue mucho más rico. MI hermana se movía deliciosamente con sus ojos cerrados, con sus grandes tetas bamboleándose de arriba abajo, disfrutando de la verga de su hermano mayor. Era divino tenerla así, podía tener una perfecta visón de sus tetas y mi verga entrando en ella.

Ahora era yo el que la detenía para que no fuese acabar muy rápido. Tal como había aprendido con Mariza , le dije que quería que ese encuentro fuese muy largo, que quería follarmela por un buen rato y que tratara de no acabar, aunque era muy difícil, ya que todo para ella era nuevo y excitante para ella.

Entre gemidos me decía lo mucho que le gustaba y que quería aprender todo conmigo, que no tuviese vergüenza en pedirme cualquier cosa. De inmediato se me vino a la mente el ano de Mariza y que el de mi hermana también podría ser utilizado para la misma satisfacción, pero era mucho para solo un fin de semana , por lo que decidí dejarlo para más adelante. Pero si le pedí que se colocara en cuatro patas. En esa posición, con su cola en pompa, levantada, se le veía más grande, mas caderona y más exquisita , por lo que no tuve piedad en metérsela por completo . Aferrado a sus nalgas, mi verga entró y salió muchas veces, haciéndola gemir de placer. Ya no sentía dolor, solo placer y me pedía mas y mas y yo no dudaba en dárselo.

Fue una follada de campeonato. Por el alcohol en mi sangre, estuve muy duro y resistente, por lo que le di verga por mucho rato más. Nuevamente con mi hermana sentada sobre mí, cabalgándome , colocándome las tetas en la cara mientras era follada, me dijo que no aguantaba más que estaba a punto de acabar. La solté , se sentó por completo sobre mi verga y mientras acababa se agarró ella misma las tetas y con su rostro todo arrugado, comenzó a gemir muy fuerte, llevándose la manos al coño , acariciándoselo para volver a tocarse ella misma las tetas , era algo realmente excitante y cuando comenzó a gritar que se estaba corriendo, no puede aguantar más y le di con todo, gritando ambos fuertemente alcanzando nuestros respectivos orgasmos.

Caímos rendidos, mi hermana recostada en mi pecho, jugó con mi verga mojada, blanda, ya sin fuerza, diciéndome lo mucho que le había gustado

Ya me había dicho que ese fin de semana era completamente imposible quedar embarazada por el término de su periodo, pero que el lunes sin falta le diría a Mariza, por su experiencia, que la ayudara a elegir unas pastillas anticonceptivas.

Me dio miedo que Mariza fuera a sospechar algo, pero me dijo que no había problema, que inventaría un supuesto novio y que jamás podría llegar a sospechar.

Así cansados nos quedamos dormidos. En la mañana hicimos el amor un par de veces y otras más después de almuerzo. Realmente mi hermana se había puesto una adicta a mi verga y a cada rato me buscaba. Afortunadamente debajo de nuestro departamento había una lavandería abierta, e hicimos lavar el cubrecama de Mariza, que evidenciaba nuestro incestuoso y fogoso encuentro.

Mariza llego el domingo en la noche y ni siquiera sospechó lo que había pasado sobre su cama. Preguntó por su cubrecama y mi hermana le dijo que había una oferta de dos por uno y que había mandado a lavar el de ella y el suyo para aprovechar la oferta, cosa que era verdad, claro que no sabía que dentro de esa lavadora , se mesclaban los jugos de ella , los míos y los de Mariza.
© Alexander