Sobrina
April 15, 2023

Mis aventuras antes de ser amante de mi tío 5

Mi tío me quiere compartir

Sabe absolutamente todo

Más de dos años siendo amantes, lo suficiente como para conocernos en profundidad sobre todo en lo sexual. Mi tío sabía casi con precisión lo que me gustaba en el sexo, me lanzaba indirectas, yo me hacía la desentendida con el fin de que él tomara la iniciativa, además, con el historial que yo tenía antes de ser su amante se le hacía fácil adivinar las cosas que podían gustarme. Lo mejor de todo es que coincidíamos en gusto sexual.

Un día estando en un lugar público, sintiéndonos seguros de no ser vistos por personas conocidas me toqueteó delante de un hombre que se acercó a la camioneta a pedir dinero. No solo le dio dinero sino que se quedó conversando con él mientras hablaba sobre mi. Empezó a manosearme delante del hombre, le hacía preguntas sobre mi. Subió mi la falda para que el hombre viera mi pantaleta.

Al irse el hombre me dijo: Te gusta esto ¿verdad? Te excitaste, admítelo.

En otra ocasión llamó a otro hombre que iba pasando. Hablaron por un momento, sabía parar a la gente y sacarle conversación de cualquier cosa y empatizar con ellos. A ese le dijo que se diera la vuelta hacia donde yo estaba, él hombre obedeció y cuando estuvo en mi ventana mi tío me ordenó descubrirme los senos y el hombre pudo manosearlos por unos segundos mientras me halagaba y buscaba una conexión visual conmigo y yo de provocativa me le queda mirando fijamente sabiendo que ese hombre al llegar a casa se mandaría una buena paja recordándome, todos son así de pervertidos.

En otra ocasión dejó que un hombre metiera su mano por mi falda y descubriera que no cargaba pantaleta, dejó que me manoseara la vulva por unos segundos logrando excitarme y yo sin poder evitar me puse a gemir en voz baja mientras un completo desconocido jugaba con mi coño.

Luego que nos íbamos de esos sitios me cogía intensamente, recordándome esos momentos, haciéndome preguntas sobre esos hombres, insinuándome que yo fantaseaba con ellos. Me encantaba la mente pervertida de mi tío, me gustaba su manera de humillarme de ese modo, pues, él disfrutaba y a mi también me resultaba morboso y excitante.

A veces cuando cenábamos en un restaurant chino me hacía provocar al mesonero, llamarlo de vez en cuando y a propósito dejar uno de mis pechos descubiertos pero estos empleados eran tímidos, no se atrevían a más, solo sonreían y se alejaban, caso perdido.

Fue así como a mi tío Nacho se le fue metiendo en la cabeza la idea de verme con otro hombre y aunque yo me hacía la loca, él decía: sé que quieres, te voy a complacer.

😋 Mis otros tíos

Tengo tías y tíos tanto por parte de madre como de padre pero aquí importan solo tres de ellos. Manuel, César y Jaime.

Todos ellos por parte de papá, todos ellos casados y con hijos, mayores de 40 años para el momento en el que yo contaba con 22 años.

Luego de varias escenas morbosas con desconocidos en la calle mi tío me confesó su deseo loco de verme con otro. Le respondí que tal vez me gustaría. No quise ser directa pero me emocionó la idea, de hecho me mojé de solo escuchar a mi tío confesándome semejante perversión y aunque le mencioné un "tal vez" mi tío me conocía tan bien como para saber que yo accedería a tal propuesta indecente.

Cuando me dijo "quiero que sea uno de tus tíos" quedé boquiabierta sin evitar las ganas de reírme.

Me dijo que empezara a coquetearles, a preparar el camino para cuando él decidiera entregarme a uno de ellos.

"Voy a decidirlo yo" me dijo "y sucederá a mi modo, con mis condiciones".

Tal eventualidad me resultaba muy morbosa y sumamente excitante, le confesé que me encantaba la idea. Esa noche me cogió anal solamente, pues, se excitó tanto oírme confesar que estaba dispuesta a dejarme coger por otro, delante de él. Esa noche fui su perra, no su sobrina, me humilló, me hizo preguntas sucias mientras me asfixiaba levemente, luego se corría en mi boca y me hacía tomar su semen a la fuerza y a mi me encantaban esos modos tan locos.

Duré más de un año coqueteando con mis tíos Manuel, César y Jaime que de manera incrédula no entendían mi repentino trato cariñoso hacia ellos pero que poco a poco su naturaleza carnal iría cediendo. Empezaron a mirarme como mujer más que como sobrina. Yo le contaba todo a mi tío Nacho con detalles de mis breves pero morbosos encuentros con ellos y a veces exageraba un poquito los detalles, pues mi tío enloquecía de excitación y terminábamos en la cama cogiendo de lo más rico.

Por cuestiones de privacidad no diré qué oficios desempeñaban mis tíos Manuel, César y Jaime, solo diré que debido a sus trabajos podía verlos con regularidad aunque no solía hacerlo ya que eran solo eso, mis tíos, no había un interés hasta que a mi tío Nacho se le metió en la cabeza que deseaba verme siendo cogida por uno de ellos.

Fue así como pasó un año y un poco más, me le fui metiendo por los ojos a mis tres tíos, al poco tiempo tenían mi número para llamarme, solo podían llamarme, les dije que no tenía redes sociales (eso me indicó mi tío, nada de redes sociales porque podían meter la pata dejándome mensajes que luego leyeran sus esposas).

Pasado todo ese tiempo ya mi tío Nacho sabía que mis tres tíos me deseaban, me morboseaban y hasta me llamaban, hubo ocasiones en las que mi tío escucho por el altavoz mientras conversaba con uno de ellos.

Luego vino la idea de llamarlos, a los tres (uno por uno) y conversaría con ellos durante un rato mientras él me hacía suya, altavoz activado.

Mi tío me hizo desearlos a los tres, me sentía corrompida por mi tío Nacho y a pesar de ello deseaba, anhelaba que llegara el día que uno de ellos me cogiera delante de tío Nacho.

Eso era apenas el principio de lo que mi tío tenía planeado, yo iba a quedar sorprendida de las cosas que iban a acontecer en los próximos meses.

La idea de mi tío Nacho de entregarme a uno de mis tíos me ponía tan cachonda, empecé a fantasear con los tres cada vez que tenía sexo con tío Nacho. Jamás pensé que iba a ser su amante, mucho menos que con el pasar del tiempo me propondría entregarme a uno de ellos y aunque él tenía previsto entregarme a uno (no a todos) yo deseaba que fueran los tres pero le confesé eso. Deseaba que él llevase la iniciativa, todo lo que me proponía me terminaba fascinando.

No profundizaré en la edad de ellos, todos tenían más de 40, casados y con hijos. Fui cautelosa con cada uno, mi tío Nacho me permitió dar rienda suelta a mi imaginación, brindándome algunos tips y consejos de privacidad, pues, obviamente el resto de la familia no podía enterarse de nada, ni de mis jugueteos y cachondeos con mis tíos ni mucho menos de lo que acontecería a futuro.

Me sentía super cómoda con mi tío Nacho, tan libre y tan a gusto con él como mi pareja, poder expresarme sexualmente sin tapujos aunque guardando ciertos detalles, mejor dicho, actuando como la que no quiere la cosa, en otras palabras haciéndome un poco la difícil en ciertos aspectos, en ciertos escenarios. A los hombres les encanta que nos hagamos las santas, adoran pervertirnos.

A mi tío le encanta saber que fue el primero en romperme el culito, aunque también le excita saber que antes de él ya era una pervertida "traga leche", según sus propias palabras. Me confesó haber sentido envidia hacia mis primeros amantes.

Le encanta que me niegue al sexo anal (actuando), eso sí, es cuidadoso de no producirme un dolor que no pueda soportar, sabe satisfacerme con el anal tanto que hay momentos en los que siento que me duele pero me encanta y disfruto ese delicioso dolor, me encanta que disfrute enculándome, esa combinación de dolor y placer me ha llevado innumerables veces a orgasmos intensos, a gritos imprevistos, a desmayos, a perder la noción del tiempo por instantes.

Él adora mis frases de la que no quiere, le gusta ser dominante, que le suplique que no me rompa el culito porque duele o que no acabe en mi boca porque eso es pecado, que no quiero su leche, que no me nalguee, que me suelte mientras me tiene sujetada penetrándome a todo dar.

Para su suerte, a mi me gusta ese tipo de sexo, ese morbo de negarme, de hacerme la complicada, que no quiero sexo, correr para que no me haga suya, resistirme a ser desnudada, darle bofetadas y clavarle mis uñas en su espalda, le gusta que yo le haga un poco de daño y me resista a sus oscuras fantasías.

Yo continuaba viviendo en casa de mis padres por consejo de mi tío pero tenía la libertad de ir a su casa cuando quisiera y pasar cualquier tarde o noche con él las veces que quisiera. Siempre había algo que inventarle a mis padres y por mi edad y porque siempre he sido una buena hija, buena estudiante, mis padres no molestaban, tampoco hacían preguntas cuando me quedaba fuera de casa, al día siguiente volvía a verlos. Mi tío siempre atento por si a mi se me pasaba algo por alto, había que mantenerlos despreocupados y sin ningún tipo de sospechas.

En casa de mi tío tenía todos mis conjuntos sexys y eróticos, zapatos, juguetes sexuales y demás cosas, solo dejaba en casa de mis padres la vestimenta más convencional para verme con familiares, amistades e ir a la universidad. Ese modo de vida me resultaba muy entretenida, vivir a las escondidas era lo que me mantenía cachonda casi todo el tiempo sin exagerar tanto que dejaba a un segundo plano mis amistades de estudio y chicos interesados en mi. Por supuesto que tenía vida social, quedaba con amigas y amigos, tenía buen rollo con los chicos a los que les gustaba pero había un limite ya que con el único hombre que me interesaba tener algo era con mi tío.

Con el pasar del tiempo mi tío me mostraría otra de sus casas en una urbanización retirada y de gente acomodada en la que también mantendríamos relaciones todas las veces que nos provocara, yo lo veía como un escondite más para practicar sexo, donde ser una buena perra para mi pervertido tío.

Mientras él disfrutaba de mi de todas las maneras que podáis imaginar, en ambas casas, en sus autos (tenía varios), en lugares públicos donde nos estacionábamos por un momento y me exponía a desconocidos, en restaurantes, en hoteles jugando a diferentes roles y uno de mis preferidos era la de ser prepago o prostituta, ese era su numerito favorito, adoraba verme vestida de puta, con zapatos de tacón alto, ligueros, perfume de puta que él mismo compraba y me pedía usar para ese rol, lencería muy llamativa. A veces, cuando quería que literalmente fuera una puta que él contraría, me llamaba estando yo en la universidad, debía responderle como toda una trabajadora sexual que atiende a su cliente. Ya en el hotel indicado nos tratábamos tal cual, yo la puta y él mi cliente, nos inventábamos un guion acorde al rol que nos tocaba.

Una vez que saciaba sus ganas sobre mi me dejaba dinero, pagaba el servicio como si de verdad yo fuera una puta que contrató, me decía: "que sea lo más real posible, acepta el dinero, gástatelo en lo que quieras". Ya las próximas veces iríamos perfeccionando los modos de tratarnos hasta que realmente me hacía sentir como toda una puta que debía hacer todo lo que él pidiera, que para eso me pagaba.

Y así lo hacíamos, me cogía, me dejaba el dinero en una mesita de noche y se largaba del hotel. Luego enviaba un taxi a buscarme y llevarme a su casa donde volvíamos a ser tío y sobrina, cenar algo y ponernos a ver pelis. Algunas veces no me iba a su casa sino que me iba a casa de mis padres, solo le avisaba con un mensajito que ya había llegado para despreocuparlo, ni siquiera era un mensaje, apenas un emoticón. No hablábamos hasta el día siguiente, me hacía sentir una puta de verdad, yo feliz de tener de amante a un tío con una mente tan pervertida como la mía.

Solía decirme: "lo más lindo de cogerte como puta es tu carita de pura ternura, no tienes pinta de puta pero eres una delicia de puta". Mis anteriores amantes habían dicho casi lo mismo, solo que de otros modos.

Mientras disfrutaba de todo ese sexo diverso con mi tío Nacho ya andaba calentándole las orejas a mis otros tres tíos intrigada por saber cual de ellos elegiría Nacho y de qué manera me entregaría, el desconocer los detalles me resultaba enormemente excitante, llegué a tener sueños húmedos con cada uno de ellos.

Considero que mis tíos (Manuel, Jaime y César) son bien parecidos pero para que tengáis una mejor idea les pondré una puntuación del 1 al 10. A mi tío Manuel el menos agraciado lo considero un 5/10, a mi tío Jaime un 7/10 y a mi tío César un 6/10, eso significa que a pesar de que me resultan bien parecidos no penséis que son los hombres más guapos. A veces mi tío Manuel me resulta un poco feo y también César. Jaime sí que siempre me ha parecido guapo.

Manuel es blanco, delgado, de esos hombres que no se preocuparon mucho en su juventud por tener un cuerpo muy atlético, sin brazos definidos, tampoco unos pectorales llamativos ni nada sobresaliente. Tiene los ojos claros (sin ellos sería un 4/10), cuando se deja crecer la barba le cubre todo el rostro. Tiene una mirada algo perdida, como si uno de sus ojos estuviera levemente desviado.

Jaime siempre me ha parecido el guapo de los tres a pesar de que es parcialmente calvo, tiene entradas. También es blanco, narizón y ya sabéis que me encanta una nariz, como la de mi tío Nacho que también lo es. Jaime también tiene ojos claros y él sí que tiene un cuerpo atlético, su pecho bien formadito, también sus brazos y es un hombre risueño al que también le crece una hermosa barba. Es el más pequeño de los tres.

César es casi del mismo tamaño de Manuel, también es blanco, tiene un rostro de hombre malo que se me hace atractivo, siempre se deja unos bigotes grandes y la barba al ras, tiene el pecho peludo y es bastante musculoso, le gusta tener su cuerpo bien formado, es el que mejor cuerpo tiene de los tres, sus ojos también son claros. Pareciera que vive cambiando de peinado constantemente, parece un hobbie, a veces se hace el mohicano, otras veces se deja una copa y el resto del cabello bastante bajito, es un poco loco, el más extrovertido y malvado de los tres (spoiler).

Con ellos siempre tuve una relación distante,, la mayoría de las veces los veía en cumpleaños, reuniones familiares, en fin, eran solo eso, mis tíos por parte de papá.

Cuando empecé a tratarlos de manera más cariñosa me sentí toda una perra, sin exagerar se me mojaba la panti el solo hecho de pensar que en algún momento uno de ellos sería elegido para cogerme. Empecé a mirarlos como hombres y no como tíos, me masturbé varias veces pensando en ese momento en el que mi tío Nacho me entregaría a uno de ellos, era un morbo que me quitaba el sueño.

Me costó lograr que ellos sospecharan de mi comportamiento, mi actuar hacia ellos, mis sonrisas sugerentes, los agarrones de brazos, los besos recurrentes en sus mejillas, oler bien rico al momento de encontrarme con ellos en diferentes situaciones y piropearlos constantemente.

No crean que fue de un día para el otro, pasaron meses y en todo ese tiempo no me cansé del juego, al principio me sentí rechazada pero era porque mis tíos eran (y siguen) casados, no se les pasaba por la mente tener algo conmigo, su sobrina. Supuse que no tenían idea de lo que mi tío Nacho y yo teníamos en mente, mucho menos suponían que éramos amantes.

Con el pasar de los meses logré que me desearan, podía notarlo en sus miradas, la forma en la que reaccionaban al verme llegar a sus lugares de trabajo o encontrármelos en algún lugar random. Para entonces ya me piropeaban, al principio halagos sencillos "qué bien hueles", "estás hermosa como siempre", con el tiempo las frases se volvieron más picantes; "sexy como siempre", "divina", además de que sus miradas hacia mi lo decían todo. Mi tío Nacho que estaba al tanto de todo pues yo le entregaba todos los detalles me decía "ya esos se deben estar haciendo la paja por ti", yo moría de risa con esas frases tan básicas de mi tío.

Me decía: "es en serio, esos tres se masturban por ti, no lo dudo. Cuando cogen con sus mujeres piensan que están contigo".

Un día que acabábamos de tener sexo en su otra casa me dijo que debía prepararme, pues, faltaba muy poco para entregarme como su puta a otro, no aguantaba más las ganas y el morbo de verme gimiendo a cuatro patas siendo la perra de otro hombre y mi tío Nacho a un lado observando con morbo.
© Michelle