Mi Inocente Cuñada 19
—¿Qué hablaste con mamá? —dijo sin anestesia apenas cerré la puerta y mirándome fijamente.
¡Oh! esos hermosos ojos, realmente los iba a extrañar mirándome en ese momento cuando está por llegar, pero debo permanecer firme en lo hablado con la suegra y darle a entender que es una decisión que se tomó por el bien de todos.
—En que esto se debe acabar... Malu comprende que si seguimos van a haber consecuencias, ayer se enteró tu mamá ¿mañana quién crees que se va a enterar?
—Malu, comprende que pueden pasar cosas malas. Tu mamá ayer estuvo a punto de llamar a la policía? Si hubiese sido tú papá seguramente ya estaría preso, o le da una vaina y se queda en el sitio...
—¡Yo! —listo lo dije, ahora a agarrar el toro por los cuernos.
—¡Mentira! Tú no quieres que esto se acabe, lo sé muy bien, te conozco y sé que no puedes dejar de sentir ese deseo loco que tienes por mí… —dijo poniéndose de pie, allí pude ver y darme cuenta a qué se refería, tenía un short cachetero pequeño, blanco y semitransparente que deja entrever que no tiene nada debajo y la sombra de su vellosidad puede verse claramente ¿será que lo hizo a propósito? ¿Cómo puede uno tomar una decisión así? y además una franelilla muy ceñida que no desperdicia nada la silueta de su senos sin brasiere, y donde se supone están los pezones apenas se nota un ligero abultamiento que indica donde está el pezón relajado, ya que por lo rosado que es, no se deja notar a través del color blanco de la prenda. ¿Cómo carajos puede uno discutir así?
—Lo siento Malu, así debe ser... esto debe acabarse... Entiende tú no debes estar teniendo este tipo de relaciones... Debes buscar un novio que sea contemporáneo contigo —dije tratando de ser convincente, hasta yo me sentía ridículo diciéndolo, pero debo hacerme creer y ella debe entrar en razón.
—¿Tanto miedo le tienes a mamá, que repites como un loro lo mismo que me dijo ella hoy? ¿Ese fue el acuerdo? Hacerme pensar que soy yo la equivocada —preguntó muy molesta acercándose paso a paso con cada frase que decía— ¿tú realmente crees lo que dices? ¿Sabes lo ridiculo que suenas? Pues déjame decirte que no te creo nada, tú no quieres que esto se acabe... ¿acaso ustedes van a terminar también…?
—¡Sí! —dije interrumpiendo en un intento más de sonar convincente— también vamos a terminar...
—¡Ja! como se ve que no conoces a mamá, cuando ella se empeña en algo "nada" la detiene, ya me dijo que ella ya lo había terminado en la piscina hoy y tú me dices que lo van a terminar... ¿Entonces, a quien le creo?
—¡A tu mamá!— lo dije sin dudar...
—¡A ninguno de los dos! —gritó dando un fuerte manotazo a la mesa y haciéndome saltar del susto y retroceder, ella continuaba acercándose y yo huyéndole a ese cuerpecito tentador— no voy a dejar que sea ella la que maneje mi vida sexual, ya estoy bien grande para decidir, y soy “YO” la que decido cuándo, cómo, dónde, y con quién lo hago y si decidí hacerlo contigo es porque así lo quise —ya calmando un poco más el tono pero aún haciéndome retroceder por el taller— Recuerda “cuñadito” que ella es la intrusa aquí, a nosotros nos iba muy bien sin ella, ...aunque eso es tu culpa, por andar de chismoso y caliente como perra en celo, si no te hubieras puesto a escuchar lo que decíamos en la fiesta, no te la hubieras encontrado a ella como la encontraste en la cocina, donde ella también hacía lo mismo y para ser justos, ella también andaba como perra en celo, es más ella era la que andaba más necesitada ese día, porque la cabalgata que ella te dio en la camioneta, vamos a estar claro, estuvo brutal— ya su tono no era amenazante le había bajado dos al asunto.
— ¿Cómo sabes lo de la camioneta? — pregunté al recordar cuando ella le echaba en cara que nos había visto, sé que hay una cámara en el garaje pero estaba todo muy oscuro, y aunque le había contado hubo detalles que no le conté como el que la suegra me cabalgó...
—Recuerda que en la oscuridad todo se ve gris...
—¡¡Claro!! El infrarrojo ¿cómo se me había pasado eso? —dije algo derrotado, ella tenía razón en todo.
—Quiero que entiendas algo —poniéndome la uña del dedo en el pecho, haciéndome retroceder por el dolor causado y toparme con la banqueta, había dado una vuelta por todo el taller huyéndole— esto no se va a acabar porque ella lo diga, ¡esto lo acabo yo! —dicho con tal firmeza que empujándome el dedo con más fuerza clavándome la uña en el pecho y haciéndome sentar en la banqueta.
Eso lo sé, me digo a mis adentros, desde que empezamos ella ha sido la que lleva la voz cantante en "esta pseudo relación". Asiento derrotado y convencido de que ella tiene razón, yo no quiero terminarlo es más prefiero terminarlo con la suegra mil veces que dejar a Malu.
—Ahora déjame decirte lo que te tengo que decir, y después de esto tú decides si lo terminas o no. ¿Vale?
Asiento levemente, ¿qué más me querrá decir? pienso intrigado.
—¿Me prometes dejarme hablar…?
—Sí —sin poder explicarme la sensación de susto que sentía...
Ella se puso una mano en la frente, así como cuando uno busca ordenar las ideas y me dio la espalda. No había terminado de darme la espalda, cuando girando con una velocidad pasmosa la mano derecha hecha palma se estrelló potentemente en mi mejilla izquierda que sentí como una explosión, haciéndome voltear la cara.
Mi reacción inmediata fue ponerme la mano izq. en el cachete y enderezarme buscando en su mirada una explicación, cuando no vi que la otra mano también violentamente se estrelló en mi mejilla derecha, volteándome nuevamente el rostro en dirección contraria, mi reacción fue violenta y quise ponerme de pie y meterle también una cachetada, pero ella con el dedo índice de la derecha levantado me dice muy calmadamente.
Con las mejillas ardiendo, los ojos llenos de ira, mi corazón acelerado y un calor volcánico dentro de mí queriendo hacer erupción, reconocí que tenía total dominio sobre mí y me vuelvo a sentar forzándome a respirar más lento y profundo me dispongo a oír lo que tiene que decir.
—La primera ¿Tú crees que por que tengo apenas 16 años no sé de qué se trata esto que tenemos? ¿Crees que no sé que lo que soy es “La Amante”? ¿Tú crees que yo no sé la magnitud de todo esto? ¿De los problemas y/o las consecuencias que esto puede tener? ¿De los riesgos de embarazo? porque si no te has dado cuenta, en ninguna de las veces que lo hemos hecho has usado condón. Que puedes ir preso y no voy a decir, ni aceptar que te digan pedófilo porque con 16 años no soy ninguna niñita y tampoco lo permitiría. ¿Crees que yo no quiero a mi hermana? La amo, pero esto que nos pasó fue una oportunidad que no iba a desperdiciar, siempre supe en que me estaba metiendo, no fuiste solo tú quien encaminó esto, desde ese día en el baño te deseé, así que no eres solo el culpable por seducirme, yo también te seduje, yo también quise, yo también te busqué...
Estaba concentrado en todo lo que decía y tenía toda la lógica del mundo, ya el calor interno era otro, aún seguía teniendo la respiración acelerada, cuando algo llamó la atención de mi vista, intento desviar la mirada para saber qué es, me detengo con los ojos sobre su boca, no puedo seguir bajando la mirada y quedar en evidencia, ella tenía los pezones muy erectos y se marcaban perfectamente sobre la delgada tela de la franelilla. Mi sexo volvió a romper récord en erecciones violentas y ella continuó.
—...y lo más importante, debes comprender que yo te quiero mucho, quizás demasiado, pero sé que eres el esposo de mi hermana y no voy a ser yo la causante de su separación y para que lo sepas, mucho menos quiero hacerte ningún daño, nunca lo he si quiera pensado. Y la segunda es ¿cómo es posible que tú vengas a engañarme de la manera que lo hiciste y grabar lo que creo fue que grabaste? corrígeme si me equivoco, todas las veces que jugamos al acoso sexual, ¿es eso lo que quisiste decir cuando se lo dijiste a mi mamá?
—Si… —dije completamente derrotado.
—Hay que ver que ustedes los hombres son tan básicos, que se complican peor que nosotras.
Un momento de silencio se hizo incomodo, había una tensión en el ambiente, quizás su excitación o quizás la mía y decidí actuar.
—Tienes toda la razón Malu no lo puedo negar, no quiero terminarlo, esto es simplemente espectacular, TÚ eres espectacular, ardo de deseo al verte en cualquier momento sea donde sea tú me pones muy caliente, mira como estoy —me levanto y le señalo con ambas manos la carpa monstruosa que tengo en el short— Solo escucharte hablar mira como me pones y ya ves, me descontrolo y me haces cometer locuras, pero también me da miedo poder llegar a un punto donde todo se salga de control, y eso me llevó a pensar en una salida si tú te obsesionabas con esto que estamos teniendo, y quisieras a amenazar nuestro matrimonio, ni pensar lo que le pueda pasar a tu papá, le da una vaina y se queda tieso en el sitio, en algún momento me preocupó que se enterase tu mamá y ahora está hundida en la misma situación...
—¿Y por qué no lo hablaste conmigo? o sea, por qué no me contaste tus inquietudes y hubiéramos hablado más al respecto, porque de esto hemos tocado el tema en algún momento, si tú me hubieras contado tus miedos yo te hubiese hecho sentir más seguro, porque nunca ha sido mi intensión acabar tu matrimonio… —dijo preocupada, sus ojos se perdieron en los míos llenándome de esperanzas.
Estaba tan sexy respirando agitadamente y yo tan excitado mirándola nunca la había visto tan intensa que me provocó y lo intenté, en arrebato me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos y la besé con un ardor, con una furia avasalladora, la empujé contra una pared del taller, pero ella me empujó con fuerza.
—¡No! Yo aún estoy muy molesta contigo, —grito entre dientes— eso que me quisiste hacer no te lo voy a perdonar así tan fácil, debiste ser más hombre cuando mi mamá nos descubrió y dejarme a mi hacer mi parte, que bien sabes no te he defraudado. Así que eso no te lo voy a perdonar así por que sí... Y otra cosa, ve a ver que le inventas a tu suegra, porque esto no se acaba aún, te voy a dejar que decidas para ver de que estás hecho...
Y con la misma se dio media vuelta y se fue.
Dios esta niña es un huracán tan inocente que se ve y es toda una gata por así decirlo, pero igual estoy fascinado con ella, es imposible no enamorarse de alguien así y me pongo a repasar por un momento todo lo que hemos hecho porque ya estaba extrañando el sexo con ella y eso que fue ayer que lo estábamos haciendo, de pronto se abre la puerta y sonrío a mis adentros, no se ha podido resistir y me volteo para recibirla con los brazos abiertos. ¡Era la Suegra!
Otra vez esa sensación de salto en el corazón me invade el pecho de miedo, cuando veo a esa mujer parada en la puerta. No supe descifrar su cara. No sabía si era preocupación o temor, solo sé que no era enojo.
Apenas un minuto pasó que se fue Malu y ahora me toca capear este otro vendaval.
—Veo que no has podido cumplir tu parte...— me dice con una espasmódica calma dándome a entender que lo escuchó todo, mientras entraba y cerraba la puerta.
—No, ya vio que no, digo, escuchó… —dije con toda la intención del mundo.
—Y ahora lo veo —acercándose y alarga una mano y me toma la barbilla para ver bien ambas mejillas mirando mi rostro más de cerca. Se me habían olvidado las dos cachetadas que me dio Malu.
—No, simplemente tiene razón, yo la subestimé e hice algo que no debía y me lo tengo merecido.
—¿Cómo supo que estábamos aquí? —solo habían dos opciones o nos siguió a alguno de los dos o nos vio por las cámaras.
—Por casualidad, Estaba en la oficina y el intercomunicador estaba abierto cuando la escuché decirte en la cocina que te vería aquí a la una... Y En vista de que ustedes no pueden cumplir su parte, tampoco la cumpliremos nosotros...
No había terminado de decir eso cuando ya se estaba abriendo la bata de seda china que tenía puesta dejando a la vista sus generosos senos y su tanga roja satinada.
Se acercó a mí a medida que dejaba caer la bata de sus hombros, me senté en la banqueta y la recibí con las piernas abiertas, ya mi sexo estaba tieso desde antes que Malu se fuera, y nos fundimos en un beso muy apasionado prácticamente nos comimos nuestras bocas, mis manos a sus nalgas y las de ella a mi sexo.
Rápidamente se arrodilló y procedió a comerse mi hombría y ordeñarla con una rapidez impresionante mientras me chupaba fuertemente el glande, sus manos fueron rápidas y con fuertes apretones me sacaron la leche en un dos por tres sin desperdiciar una gota.
Con esa misma velocidad se puso de pie y se sentó en la mesa frente a mí de piernas abiertas, quería que le devolviera el favor. Con ella siempre es así, "lo que es igual no es trampa" me dijo una vez.
Y procedí a comerme su fresón, implacable como fue ella, atrapé su clítoris con mis labios y procedí a chuparlo con fuerza y darle a la vez con la lengua, mientras dos dedos se colaban en su vagina y el pulgar hurgaba su anillo trasero.
Ella se vino más rápido de lo que pensaba, sin embargo con la misma me puse de pie y nuevamente tan dura como estaba, se la metí sin pausa.
Un frenético bombeo la mantuvo gimiendo por un largo rato hasta que sus gruñidos me anunciaron un nuevo orgasmo de su parte, yo aún fresco por la ordeñada reciente la volteé sobre la mesa y después de lubricarla con sus jugos procedí a encularla rápidamente y bombearla frenéticamente por un buen rato, donde yo sin poder evitarlo también llegué llenándola de mi placer caliente.
Luego de que nos sentamos a descansar por un momento exhausto por la intensidad del corto coito, ella me dice.
—Malu está muy decidida, no vamos a poder obligarla a que lo deje, ni yo que supuestamente debo tener más control, puedo controlarme, imagínate ella; solo te quiero pedir algo que sé está a tu alcance...
—Si está en mis posibilidades lo haré. Así que qué podrá ser.
-No dejes que ella se enamore Pedro. Hazle entender que esto no tiene futuro, que debe buscar su futuro con alguien que le corresponda de igual manera, que la acompañe a su lado, que tú no vas a dejar a María Eugenia por ella, que debe vivir sus etapas como deben ser. No te digo que la termines ya, solo que la guíes en lo que debe ser su vida.
Vaya que me lo pone difícil la suegra, que ahora tengo por seguro que cada sugerencia que le haga a Malu por muy sutil que sea sobre cómo debe ser su vida, supondrá que viene de parte de su madre.
—No se preocupe suegra, así lo haré.
Ella se estaba colocando la bata y se disponía a salir cuando me dice:
—Otra cosa, por favor eviten correr riesgos en la casa no se comporten como conejos. Traten de ser lo más precavidos posible, el riesgo que tomaron ayer no puede repetirse, no puedo imaginar qué pasaría si Maru los descubre... No sé qué sería peor que los descubra Maru o que los descubra Mario.
Y con la misma salió. Mientras me limpiaba con un paño y me subía el short, no daba crédito a como había terminado el día.
Al rato, dándole tiempo y espacio a la suegra, salgo con cuidado del taller y me dirijo a la cocina y cuando abro la puerta casi se me sale el corazón del pecho cuando del otro lado está Malu con cara de pocos amigos.
—¡Coño!— grité dando un salto hacia atrás y golpeándome en el muslo con el parachoques de uno de los autos— ¡Malu! No hagas esa vaina de nuevo —sobándome el pecho y el muslo.
—Asustarme de esa manera, ¡por dios!
—Y mucho menos después de echar un polvo con la suegra ¿verdad?
Por un momento me iba a cagar de la risa, porque obviamente ella ya lo sabe todo, de repente todo el mundo se entera de todo, pero soy yo el que lleva la peor parte. Y sonreí, porque me dio risa todo lo que estaba pasando. Error.
—Yo no le veo el chiste Pedro, realmente estoy empezando a creer que tú o mejor dicho los dos, se quieren deshacer de mí, es más no creo... ¡estoy segura de que así es!
—Malu ya, no digas eso que no es así. Jamás he pensado en dejarte...
—¿No? Tienes hasta pruebas grabadas de "mis acosos" para librarte de mí como quisiste hacerlo ayer.
—Eso no es así, no niego que lo haya hecho y pensado, pero no para deshacerme de ti, era para librarme de culpa por si tú llegabas a querer culparme de algo si te obsesionabas... ya te lo había aclarado...
—No puedo creerte nada Pedro Miguel, acababas de decirme que ibas a terminar con mi mamá y vienes de echarte un polvo con ella en uno de nuestros sitios. En donde hace nada me lo quisiste hacer a mí.
—Malu eso pasó por que tú no quisiste hacerlo y tu madre sí. Desde ayer que tu madre nos sorprendió no pude terminar y hace rato me dejaste con las ganas...
—¡No seas ridículo! ¿hasta cuando vas a mentir Pedro? anoche lo hiciste con Maru ¿acaso crees que no sabría eso?
Se me olvidaba que ella tiene la mala costumbre de espiarnos a Maru y a mí cuando hacemos el amor.
—Bueno Malu cree lo que quieras, como si no supieras lo que hablé con tu mamá allá adentro —dije suponiendo que ella al igual que su madre lo habría escuchado todo— ¡buenas noches! —Me dispuse a pasarle por un lado e irme a dormir, cuando ella me jaló de un brazo...
Sin darle oportunidad a que me diga nada y aprovechando el impulso de su tirón en mi brazo, le pongo mis manos en sus hombros y la pego fuertemente en el marco de la puerta y acercando mi rostro al suyo entre dientes le grito muy bajo:
—¿Qué es lo que quieres de mí? dímelo de una buena vez, me estoy cansando de este peo, de la intriga, de tus espiaderas cuando estoy con Maru, de tus celos, de tu mama, de todo ¡ya basta! ¿qué carajo quieres de mí?
—Tú sabes lo que quiero —me dice desafiante mirándome a los ojos sin mostrar temor a mi reacción.
—¿Estás segura que es eso lo que quieres?
—¡Pues lo vas a tener ahora mismo!!
Sin pensarlo dos veces la arrastro a empujones al tallercito y la meto adentro, podría jurar que la vi sonreír cuando íbamos hacia allá.
La coloco boca abajo en la mesa, ella no dice nada ni se resiste, pero noto su respiración muy acelerada, está muy excitada. Puedo ver a través del hot pant que no tiene nada debajo de éste, lo tomo por la parte baja de la espalda con ambas manos y de un solo tirón lo destrozo sacándole un grito muy corto y agudo.
Dejando sus nalgas al descubierto, aún tiene mi mano marcada en la nalga derecha y bajo a sus pies los pedazos de la prenda que aún se mantiene en cada pierna.
Bajo mi short a media pierna y con una mano compruebo la humedad de su sexo, mis dedos se hunden fácilmente en su sexo, parece una fuente.
Ella gime y suspira entre dientes y está demasiado excitada, noto en su espalda como esta se ensancha exageradamente al ritmo que le piden sus pulmones.
Sin contemplar nada le introduzco violentamente mi herramienta hirviendo en su sexo y tomándola por los hombros comienzo un frenético bombeo, sacándole rápidamente un orgasmo igual de violento, que ella ruge entre dientes.
Me detengo un poco y mirando hacia abajo puedo contemplar su rozado anillo, suelto un escupitajo entre sus nalgas y con mi pulgar derecho lo riego hacia su entrada y empiezo a meterlo. Ella gime cuando todo mi dedo está dentro, puedo sentir en mi dedo mi sexo entrando y saliendo en la otra entrada, y rápidamente empiezo a meter y sacar el dedo.
Mientras sigo bombeando mi sexo en ella, puedo sentir como su anillo se va relajando más y más, ella suspira aceleradamente está por llegar otra vez y pienso que ahora o nunca.
Saco mi sexo de su sexo, está muy húmedo y se lo paso por el canal de sus nalgas para lubricarlo y se lo meto nuevamente en su sexo, lo saco repitiendo la operación una vez más. Tomo mi sexo muy cerca de la punta y poco mi pulgar sobre esta, con la otra mano abro una nalga y coloco el glande en su entrada y presionó lentamente con fuerza.
Cuando mi glande ha entrado la mitad empiezo un leve martilleo para ir ganando terreno.
Ella gime y se queja entre dientes, ya más de la mitad de mi glande está dentro su anillo está apretado y le digo que lo relaje.
Me detengo, retrocedo apenas un poco y empujo levemente ella va entrando en confianza y siento que lo está relajando en un momento. Me inclino un poco sobre ella y rápidamente le pongo la mano en la boca y empujo lentamente con fuerza.
Ella grita en mi mano, lleva sus manos hacia atrás y me empuja los muslos hacia atrás. Ella está pegada de la mesa y no se puede echar más adelante, mi sexo va ganando terreno centímetro a centímetro. Ella continúa gritando y llorando en mi mano, intenta levantarse pero hace que la penetre más violentamente soltando un grito lastimero, siento sus uñas clavarse en mis muslos, le tomo una mano y se la despego de mi pierna y se la pongo sobre la mesa.
Cuando siento que no puedo entrar más le digo que se quede quieta.
—Quédate quieta ya la tienes toda adentro, relájate si no te va a doler todo el tiempo, puja levemente como cuando vas al baño.
Está llorando desconsoladamente no parece entender lo que le digo y continua empujándome hacia atrás con su mano libre.
Sin contemplación empiezo a retroceder hasta llegar al glande y empujo lentamente ella gime y se queja nuevamente, a tope otra vez le digo con firmeza.
—¡Quedate quieta un momento! Si no te mueves tampoco me muevo. ¡Relajate!
Ella por fin entiende y se queda quieta gimoteando en mi mano y finalmente siento que se relaja, muy lentamente y poco a poco comienzo a bombearla lentamente sin prisa y sin pausa.
Al poco rato ya no se queja, gime lastimeramente pero es un leve gemido en mi mano y ya no siento sus uñas en mi otra pierna, aunque su mano aún me empuja.
Poco a poco voy acelerando su apretado anillo me va a llevar rápidamente al orgasmo, le suelto la boca, la halo por el cabello y la hago enderezarse, la abrazo desde atrás, coloco una mano en uno de sus senos donde puedo sentir a través de la tela de la franela un pezón como roca y la otra mano la bajo a su sexo y siento una gran humedad me mojo los dedos de sus jugos y lo llevo a su boca y le meto tres para que los chupe y lama, pero pareciera devorarlos desesperada del hambre.
A punto de llegar ambos a un violento orgasmo le pellizco con fuerza el pezón y sacando mis dedos de su boca tomo su barbilla y giro su cabeza para que mi boca quede pegada a su oreja y procedo a lamer su oreja y querer penetrarla con mi lengua.
Ella se estremece violentamente y chilla entre dientes en mi rápido martilleo, donde ya sin poder resistirme exploto inundando su interior de chorros y chorros, estremeciéndonos en cada erupción. Sin duda uno de los más intensos, los estertores del orgasmo son fuertes en ambos.
Nos quedamos pegados respirando agitadamente poco a poco volviendo a la normalidad. Me retiro con cuidado de ella, sé que debí haberla hecho sangrar así que me espero lo peor, para mi sorpresa apenas una ligera coloración roja sobre mi tallo y su canal.
Ella cae desplomada sobre la mesa, respira rápido, y profundo con los ojos cerrados. Me subo el short y le digo.
—Espero estés satisfecha— mientras me alejo y salgo del garaje.
—¡Imbécil! —me grita cuando se cierra la puerta del taller.
Exhausto siento que se me doblan las piernas a cada paso, estoy realmente agotado y pensar que debo darme un baño, después de dos polvos debo oler divino, así no puedo entrar a mi cama.
Me doy una ducha muy rápida, sin toalla me seco con la franela y desnudo no sin antes cerciorarme en el pasillo y subo a la habitación, allí me coloco un bóxer y me acuesto con mucho cuidado al lado de mi esposa y me quedo dormido rápidamente.