Alejandra: campamento con mi hermano ( 6 )
Tras hablar de lo que sienten mutuamente Ale y su hermano, el juego de verdad o reto se reanuda después de que lleguen al campamento un par de mujeres un poco mayores a los chicos, quienes se sumaran al juego y lo convertirán en algo aún más excitante.⚡
Los ojos de mi hermana se abrieron como platos al escuchar aquellas palabras saliendo de mi boca, víctimas de un impulso, en un acto nada razonado que me llevó a expresar lo que sentía sin medir las consecuencias, siguiendo aquella idea de dejarme llevar y disfrutar el momento, la misma de la cual me había hablado Alejandra una noche antes de emprender nuestro viaje.
Su silencio duró solo unos segundos pero, en mi pensamiento, aquel momento se procesó como si hubieran pasado varias horas en las que Ale solamente me miraba con un gesto de asombro, sin decir nada ni mover una sola parte de su cuerpo; hasta que de manera sorpresiva, una sonrisa nerviosa distorsionó la forma de sus labios.
- Oye menso, pero si ya estás con Fer, ¿Cómo se te ocurre que…? - dijo, sin perder el gesto de sorpresa que dominaba su rostro ni el tono rojizo que había pintado su cara, en lo que parecía ser un intento por quitarle peso a la situación.
- ¿Lo que te molesta de lo que te acabo de decir es que estoy con Fer? ¿En serio?
- Bueno no, no lo sé, la verdad es que me sorprende que me lo digas así de golpe, pero en sí el que quieras hacerlo en realidad no me extraña, yo misma he fantaseado contigo un par de veces y supongo que también induje que tuvieras esa clase de ideas con respecto de mí - mi corazón palpitó con más velocidad y una punzada me atravesó el estómago, ella suspiró y de pronto relajó todo su cuerpo, formando una postura de cansancio y resignación, como si se hubiera rendido ante un esfuerzo inútil - mira Ab, sé que entre nosotros hay algo de atracción, lo veo en tu forma de mirarme y lo siento en la manera en que yo te miró, también entiendo que no debería pasar nada de esto entre nosotros porque somos hermanos y eso, pero… bueno, es que la noche antes de venir acá… ¡Uff! ¡Qué difícil es decirlo! Me excité mucho vale, pensé que irías hasta el final y que cogeríamos en tu cuarto, pero cuando no lo hiciste me quedé muy inquieta y no me podía masturbar porque me daba pena hacerlo delante de ti, y… - Alejandra se estaba poniendo cada vez más nerviosa, y parecía como si dijera menos cosas de las que pensaba - ¡Ay Ab! No quiero que me pasé contigo lo que me pasó ayer con Juan, la verdad no lo deseaba, no me sentía tan atraída por él pero, como te lo dije, me sentía muy sola, y vale, también me sentía celosa, no me encantó saber que ibas a coger con Fer; pero eso de la soledad, bueno, así me he sentido desde hace meses - confesó, cargando de tristeza cada una de sus palabras, hablando inusitadamente rápido, mostrándose sumamente nerviosa, como si le costara un inmenso trabajo organizar sus ideas - ayer necesitaba estar con alguien, de hecho, antes de que te liaras con Fer, me había hecho algo de ilusión dormir juntitos, abrazados, como cuando éramos niños ¿Lo recuerdas? Quería sentirme apapachada aunque solamente fuera dormir abrazaditos. Luego te fuiste con tu noviecita y se me jodió el plan y... bueno, miré a tu amigo y supuse que me serviría para no sentirme tan sola, para eso me sirvió, no quería que te sintieras mal ni mucho menos echar a perder el viaje para los demás, todo se puso muy raro.
Un silencio se formó entre nosotros, pero la verdad es que no fue tan incómodo, a pesar de que en realidad las cosas no habían cambiado mucho de como estaban antes de que comenzáramos a hablar y de que en realidad no había entendido del todo bien a dónde quería llegar con aquel discurso, el mismo que evidentemente estaba armando de una forma muy complicada dados los nervios que la agobiaban.
- Pero bueno, volviendo al punto, si te soy honesta no sé hasta dónde podría llegar contigo, se siente muy rico besarnos y meternos mano, me siento especial cuando jugamos de esa forma, siento una conexión muy linda entre nosotros pero, bueno es que coger… no lo sé… lo deseo, en serio que sí, pero… se me hace mucho… seguramente si lo que pasó esa noche en tu cuarto hubiera pasado con otro chico, no me lo hubiera pensado y me hubiera montado encima de él, pero tú eres mi hermanito, me llenó de dudas el solo pensar en voltearme, besarte y seducirte; me da miedo lo que pase después, me da mucho miedo que cambie la manera como nos llevamos y ahora también me aterra lo que Fernanda me pueda hacer por coger contigo - ambos soltamos una risa nerviosa y nos miramos a los ojos.
Era lindo poder hablar de esas cosas de una forma tan honesta y me sentí bastante tranquilo al saber que Alejandra se sentía igual de indecisa y confundida que yo, así como también fue halagador el saber que de cierta manera ella también deseaba que pasara algo entre nosotros.
- ¡¿Ya terminaron de hablar?! - gritó Fernanda desde el lago - ¡Es que está haciendo mucho frío y ya me quiero salir! ¡Pero no quería interrumpirlos! - sus palabras nos robaron algunas carcajadas mientras corría hacia mi chica con una toalla en las manos, hasta encontrarme con ella a la orilla del lago, sintiendo cómo temblaba de frío mientras la abrazaba rodeándola con la toalla.
- Te voy a traer ropa, cariño - dije, mirando la forma como asentía muy rápidamente con la cabeza, antes de salir corriendo en dirección a la tienda y regresar poco después con unos pants de franela, una camiseta y una de sus sudaderas enormes, mientras ella seguía parada en la orilla del lago, tiritando y vibrando del frío que la estaba aquejando.
- Veo que no se han matado, así que supongo que ya se arreglaron por la travesura que hizo mi cuñadita ayer en la noche ¿Verdad? - dijo Fernanda, con su acostumbrado desparpajo para decir cosas que a veces le resultan incómodas a los demás, temblando de frío.
- ¡Enana del diablo! - le espetó mi hermana, divertida pero sorprendida por las palabras de Fernanda.
- Algo así - dije risueño - al parecer ambos sentíamos algo similar el día de ayer, solo que ella lo sintió cuando tú y yo nos fuimos al bosque.
- ¡Oye menso! ¡Eso era un secreto! - me espetó mi hermana, aunque esta vez sin reírse en lo más mínimo y poniéndose muy colorada.
- Secreto mis narices - dijo Fernanda mientras terminaba de vestirse - después del beso que se dieron en el carro, era más que evidente que algo se traían ustedes dos - Ale y yo intercambiamos una mirada - pero sigo creyendo, como se lo dije a Ab cuando lo hablamos, que es algo de deberíamos explorar para poder seguir con nuestras vidas - dijo, mientras veíamos cómo desamarraba las dos partes de su traje de baño por debajo de su ropa, y luego tiraba de ellas para sacarlas.
- ¿Deberíamos? - preguntó Alejandra sin entender a qué se refería Fer con esa forma de hablar.
- Sip, bueno es que hay una parte de la historia que te falta entender, deja te cuento - dijo Fernanda y entonces le platicó la atracción que sentía por Diego desde hace muchos años atrás - por esa razón, es por lo que decía que deberíamos explorar hasta donde podríamos llegar con todo esto y le propuse a Ab un juego de espejo, en un sentido de “Yo lo hago si tú lo haces” algo así como en la película…
- Sí, sé de cual estás hablando - dijo Alejandra, algo nerviosa y sorprendida por tal clase de propuesta.
- La verdad es que te iba a desafiar a hacerlo, al menos ese era mi plan original para que no salieras huyendo como cobarde - mi hermana soltó una risa y levantó las cejas mirando a Fer mientras mi chica se secaba los pies - pero mientras me moría de frío en el lago, pensé que sería mejor que lo hiciéramos de forma voluntaria todos los involucrados; ah sí, y sería Ab quien llevaría la batuta de todo, él es el más sensato de todos nosotros.
Ale nuevamente me miró, pero ahora lo hizo con un gesto que delataba que en realidad estaba considerando la propuesta de Fernanda.
- No me tienes que contestar ahorita cuñadita, piénsalo.
- Está bien, lo dejaremos en que puede ser, ya veremos lo que pasa hoy, ¿Vale?
- Vale, ahora solamente falta convencer al baboso de Diego. No sé ni cómo se lo podría decir, es que me atrae, pero no deja de ser un tarado.
- Si quieres se lo puedo plantear yo, no creo que se niegue si yo se lo digo - Fer la miró con ojos de sospecha antes de soltar una risotada.
- Seguro que no te dice que no, lo tienes embobado, igual que a los otros tres cachondos, incluyendo a mi novio ¿Verdad, amorcito? - los tres soltamos una carcajada - bueno, voy por mis tenis, hoy no pienso meterme otra vez al maldito lago - Fernanda se alejó mientras Ale y yo la mirábamos caminar hacia la tienda.
- Oye Ab ¿De verdad no tienes problema con que Fer se coja a alguien más?
- No es que vaya a coger con alguien más, va a coger específicamente con su primo, su amor platónico desde hace años, así que no, no me molesta, porque además sé que solo es sexo y nada más - Alejandra me miró pensativa por un momento.
- Entonces ¿Por qué te molestó tanto lo de Juan conmigo?
- No es como que te compartiera con alguien sabiendo que solo sería sexo, lo de ayer me afectó porque me dio envidia, porque pensé que lo que tuviste con Juan nunca lo tendrías conmigo, eso fue doloroso.
- Hola chicos - escuchamos una voz extraña a nuestras espaldas y al voltear nos encontramos con dos mujeres de unos treinta y tantos años, que cargaban un par de pesadas mochilas a sus espaldas y una tienda de campaña - perdón por molestarlos, yo soy Susy y ella es mi novia Lety, lo que pasa es que llegamos algo tarde y los mejores lugares para poner la tienda ya estaban ocupados, nos preguntábamos si podríamos poner nuestra tienda en el espacio que queda junto a la suya, la verdad es que escogieron uno de los mejores lugares ¿Les molestaría si… ?
- ¡Encantada de conocerlas! Yo soy Ale y este es mi hermano Abel. Adelante, bienvenidas, solo espero que no les molesten mucho los mirones, porque Ab y sus amigos vienen de viaje de despedida de la prepa, y bueno… - ambas chicas soltaron algunas carcajadas mientras yo no encontraba donde meter la cara, que para ese momento estaba roja como un tomate.
- Para nada, pueden mirar todo lo que quieran - dijo la chica llamada Lety, sonriéndole a mi hermana y luego guiñándome un ojo.
- Entonces nos instalamos, muchas gracias - terminó Susy, con una enorme sonrisa en el rostro y de inmediato caminaron hacia un costado de nuestro campamento para armar su tienda, algo que hicieron a una velocidad impresionante, tomando en consideración todo el tiempo que nos llevó a nosotros tratar de entender el instructivo y fracasar en el intento.
- ¿Y esas quiénes son? - dijo Fer, mirando a las chicas que se instalaban a un lado de nosotros.
- Lety y Susy, nuestras nuevas vecinas - dijo Ale, mirándome con complicidad.
- ¡Uff! ¡No saben en lo que se metieron, pero al menos ahora los chicos van a tener más carne para estar de babosos! - dijo Fer, antes de que su cabeza girara repentinamente y me mirara a los ojos, poniendo dos de sus dedos en sus parpados inferiores para luego señalarme con ellos - ¡Tú no! ¡Tú eres mío! ¡Y tal vez de tu hermana! - dijo Fer, nuevamente haciendo que soltáramos una carcajada, antes de saltar a mis brazos, abrazándome como un koala a un árbol y dándome muchos picos en los labios.
Los chicos llegaron minutos después cargando algunas bolsas de lo que parecía ser comida preparada. Resulta que cerca de donde nos encontrábamos, había un puesto de comida, donde un matrimonio de edad avanzada que se dedicaba a pescar a muy temprana hora por las mañanas, montaban un asador para vender los pescados preparados y cocinados.
- La verdad los venden muy baratos, pero creo que compramos demasiados - dijo Beto mientras dejaban las bolsas con la comida a un costado de las piedras de la fogata de la noche anterior.
- No se preocupen - comenzó a decir mi hermana, con una sonrisa traviesa en los labios - creo que ya sé cómo nos vamos a acabar el pescado.
De pronto se fue casi corriendo hasta llegar al campamento vecino, el cual no habían notado mis amigos hasta que, siguiendo el culo de Alejandra, se dieron cuenta de que cerca de nosotros había dos mujeres más.
- Oigan, compramos pescado para comer, pero al parecer es demasiado, así que cuando terminen de instalarse, vengan con nosotros y las invitamos a comer ¿Vale?
- ¡Genial! - dijo Susy y luego miró a Lety, quien asintió entusiasmada - nosotras pondremos la cena - expresó, sin dejar de ver a su novia, quien al oír esas palabras soltó una risilla nerviosa.
- ¿La cena? - preguntó mi hermana algo extrañada.
- Sí, trajimos unos pastelillos espaciales de chocolate.
Las palabras de aquella mujer provocaron una oleada de reacciones entre todos nosotros, combinaciones de entusiasmo, nervios, ansiedad y un poco de temor, pudieron verse en las caras de todos nosotros, incluso Fernanda sabía a lo que se referían pues de inmediato me abrazó, tan nerviosa como entusiasmada.
Las mujeres soltaron una carcajada al ver nuestras reacciones, pues la única que no había reaccionado como tonta fue Ale, quien solamente soltó una risilla antes de regresar con nosotros, acompañada de las dos mujeres.
Tal y como lo dijo Beto al llegar, el pescado era demasiado, pero con nuestras nuevas amigas nos lo acabamos muy rápido. Susy y Lety eran muy agradables y divertidas, además de que su atractivo hacía que todos les pusiéramos una atención especial.
- Y bueno, ¿A qué hora llegaron para alcanzar tan buen lugar? - preguntó Lety, después de habernos acabado toda la comida y tras algunos minutos de platicar de cualquier cosa, algo que esas mujeres hacían de lo más fácil y agradable a pesar de ser algunos años más grandes que nosotros.
- Llegamos desde ayer, temprano, para aprovechar todo el día, aunque a decir verdad, ayer el agua era más amable que hoy, casi me congelo cuando me bañé hace rato - dijo Fer, llevándose las manos a los brazos como si de pronto sintiera de nuevo el frío que sintió al estar en el lago.
- ¡Genial! ¿Y qué han estado haciendo desde ayer? - preguntó Susy, lo que provocó una oleada repentina de cabezas agachadas, risas nerviosas y miradas de complicidad entre nosotros.
- ¡Guau! ¿En serio se la pasaron tan bien? - dijo Lety sorprendida al ver nuestras reacciones, lo cual arrancó algunas carcajadas nerviosas.
- Bueno, es que estuvimos jugando verdad o reto… y con el alcohol y demás… tal vez se nos pasó un poco la mano - contestó mi hermana, quien para sorpresa mía, también se había sonrojado considerablemente. Susy y Lety intercambiaron una mirada entusiasta, el tipo de gesto que hace uno cuando encuentra un juguete viejo que nos transporta a un momento especial en nuestro pasado.
- ¡¿Podemos jugar con ustedes?! - dijo Lety para sorpresa de todos, quienes de inmediato la volteamos a ver, haciendo con nuestra reacción que nuevas risas nerviosas escaparan de las bocas de nuestras nuevas amigas, para luego intercambiar miradas dubitativas entre nosotros. Fue Juan quien nuevamente trató de poner algo de orden, da la misma forma que lo hizo antes de iniciar nuestro juego en la camioneta.
- No creo que alguien tenga problema con que entren, pero… tal vez les gustaría poner alguna clase de límite o…
- ¡No! Claro que no, somos muy abiertas y ese juego me gustaba mucho cuando estaba en el colegio; gracias a él, cuando íbamos de excursión, siempre regresábamos besándonos con algún chico o alguna chica - dijo Susy.
- Eso, ustedes jueguen como quieran, que nosotras también lo vamos a aprovechar cuando nos toque retarlos - dijo Lety, haciendo que un vuelco en el estómago se me presentara, mirando a Fer, quien ahora era mi novia, a quien esas mujeres no le tendrían la misma consideración que el resto de mis amigos.
Fue evidente que esa misma idea se presentó en la cabeza de cada uno de los que estábamos en aquel círculo, porque de inmediato voltearon a vernos, mientras Fer me miraba con una cara de total desconcierto e incertidumbre.
- Si jugamos, probablemente nos manden a hacer cosas con los demás ¿Quieres que juguemos o…? - preguntaba Fer en un susurro, hasta que una voz la interrumpió.
- ¿Qué pasa? ¿Sí nos van a dejar jugar con ustedes chicos? - preguntó Lety entusiasmada.
- Lo que pasa es que ayer, estos dos se hicieron novios, entonces…
- ¡Oh! Ya veo - respondió Susy, mirándonos con gran expectación al igual que lo hacían todos los demás. Fer y yo nos mirábamos nerviosos pero ambos sonreíamos.
- ¿Quieres jugar cierto? - le pregunté a Fer y ella asintió nerviosa.
- Me da mucho morbo ver lo que pueda pasar con ellas y ver hasta donde se dejan llevar - contestó mi chica - ¿Tú quieres jugar?
- Sí, pero ¿No vamos a tener problemas si…?
- Hagamos un trato, sé que te atraen esas chicas al igual que tu hermana, así que ¿Qué te parece si acordamos que lo que pase en el juego, se queda en el juego? todo está permitido mientras sea parte del juego ¿Trato? - dijo mi novia, con tanto nerviosismo que vi cómo le temblaba la mano cuando alzó su meñique para cerrar el trato.
- Trato - dije, abrazando su meñique con el mío.
- ¡Estamos dentro! - dijimos al unísono, Lety y Susy sonrieron mientras la primera daba una especie de pequeños aplausos tocando solamente las puntas de sus dedos; pero entonces un silencio cayó entre nosotros, un momento en el que todos nos miramos sin saber muy bien como comenzar, algo similar al ambiente que se generó cuando no sabíamos muy bien cuales serían los límites de mi hermana al iniciar el viaje.
- Bueno, pues si nadie quiere empezar, lo haré yo - dijo repentinamente Beto para sorpresa de todos, pues desde que las chicas se unieron al grupo había estado algo más callado que de costumbre - Susy, ¿Verdad o reto? - la chica soltó una risa nerviosa y luego se mordió el labio.
- Voy a empezar con verdad porque aún estoy un poco nerviosa - dijo la chica.
- ¡Aburrida! - le espetó su novia.
Pude ver la decepción en el rostro de Beto, quien torció la boca pues claramente quería que optara por reto; pero también fue evidente que ya tenía una pregunta en mente, pues la pronunció de inmediato.
- De todas las personas que estamos aquí y sin contar a tu chica, escoge un hombre y una mujer que te parezcan más atractivos.
- ¡Anda pues! - gritó Leticia divertida - ¡Empezamos fuerte! - todos nos reímos ante aquel comentario, pero Susy lo hizo de una forma particularmente nerviosa.
La mujer nos examinó a uno por uno, analizando primero nuestros rostros y luego recorriendo nuestros cuerpos con su mirada, sonriendo a veces, guiñando un ojo en otras ocasiones, hasta que finalmente asintió y dictó su veredicto.
- Bueno en el caso de las chicas escojo a Fer, tiene un cuerpo esbelto, con las curvas bien puestas, además es pequeña de estatura, eso me gusta, y también su carita de ángel me llama mucho la atención - mi chica bajó la mirada sonriendo nerviosa y se agarró de mi brazo sin dejar de reírse - de los chicos no sé, soy más bien fan de las mujeres pero si tengo que escoger a uno sería, Juan.
Una oleada de chiflidos y abucheos siguió a la respuesta de nuestra nueva amiga, quien se sonrojó ante tal clase de reacción aunque también se reía divertida ante nuestros comentarios tontos.
- Vale, entonces es mi turno ¿Cierto? - preguntó Susy y los demás asentimos nerviosos, tensos, sabiendo que si escogían a Fer o a Ale optarían por un reto y las cosas comenzarían a calentarse de una forma importante - Veamos, Fernanda - un vuelco en el estómago me atacó - ¿Verdad o reto? - sentía el corazón de mi novia latiendo con fuerza en mi brazo, mientras ella movía las piernas de una forma alocada y nerviosa, ahogando un grito al morder un poco mi brazo.
- ¡Reto! ¡Ay diosito! ¡Qué nervios! ¡Se me hace que éstas dos están igual de locas que yo! - dijo mi chica sin atreverse a levantar la mirada, mientras los demás reíamos por su comentario, algunos demasiado nerviosos.
- Bien, esto va a ser algo egoísta porque es un capricho mío, y es que tienes mucha ropa encima, así que te reto a quedarte solamente en traje de baño, te quiero ver más al natural, Fer.
La cara de deseo que puso Susy era equiparable a la forma como todos nosotros miramos a las chicas el día anterior cuando salieron de la tienda en trajes de baño de dos piezas. Fer la miró dándose cuenta de ello y se puso muy roja, pero se levantó con una risa nerviosa, asintió una vez sin decir nada y luego se fue a la tienda, regresando poco después con un traje de dos piezas que dejaba ver perfectamente su hermoso cuerpo.
- ¡Guau! - dio Susy, recorriendo el cuerpo de mi chica sin el más mínimo pudor ni recato, algo que nos llamó a todos la atención, y más aún al ver que Lety tampoco se guardaba nada al admirar el cuerpo de mi novia - reto cumplido, Fer, tu turno.
Mi chica puso en su rostro, nuevamente, aquel gesto que comenzaba a ser vaticinio de una idea retorcida de esa enana del diablo, ella me miró de pronto y se acercó a mi oído para susurrarme algo.
- ¿Quién te gusta más? - me alejé un poco de ella, abriendo mucho los ojos, completamente sorprendido, y más aún al escuchar que una palabra salía automáticamente de mi boca.
- Perfecto - dijo Fer una con una tremenda sonrisa de satisfacción - Lety ¿Verdad o reto? - dijo sonriendo, pero su mirada se dirigía a Susy, dando a entender que lo que estaba por pasar en realidad era para ella, por haber hecho que mi chica se quitara la ropa; mientras la mujer levantaba las cejas y abría la boca al darse cuenta de que ya tenía una rival en ese juego. A Lety parecía divertirle aquella afrenta y decidió alimentar esa pequeña rivalidad que había surgido en el juego.
- Reto ¡Rayos! Esta chica me da miedo - dijo Lety nerviosa, mirando expectante a mi novia, quien movió las piernas de una manera entusiasta antes de dictar su sentencia.
- Quiero que beses a mi novio, pero tiene que ser un buen beso, con manoseo y toda la cosa, que lo dejes bien atendido.
Nuestras nuevas amigas soltaron una risotada nerviosa, Lety se puso muy colorada pero asintió, le dio un pico a su novia, luego se paró y comenzó a caminar en mi dirección, mientras yo seguía tirado en la arena, recargado hacia atrás sobre mis manos, con las piernas estiradas.
Si los nervios que sentía ya eran demasiados, estuve a punto de colapsar cuando vi que se deshacía de su blusa y dejaba ver un par de hermosas y carnosas tetas que se desparramaban por los lados de su sujetador, algo que no pasó desapercibido para nadie.
- ¡Ay dios! - dijo Fer mientras la miraba acercarse a mí, sin ser capaz de apartar sus ojos de los senos de esa espectacular mujer.
Ella se arrodilló poniendo sus piernas a mis costados, colocando mi cuerpo entre ellas y sentándose justo encima de mi paquete, sonriendo nerviosa y mirando mis labios, atrayéndome un poco hacia ella para que aflojara los brazos, luego hacer que me recostara y dejar caer su cuerpo sobre el mío, tomar mis manos y llevarlas a sus senos, un segundo antes de acercarse a mi boca y besarme, sintiendo cómo movía sus caderas sobre mi pene que no tardó nada en despertarse, mientras agarraba la carne de esos sorprendentes senos y ella metía su lengua en mi boca sin el más mínimo reparo, sin guardarse nada, gimiendo en la medida en que el tiempo pasaba y mi miembro se embarraba cada vez más duro a la altura de su vulva; hasta que sus besos comenzaron a reducir su intensidad al igual que el movimiento de su cuerpo y de pronto me dio algunos picos antes de sonreírme.
- Fue un placer, cariño - dijo, antes de levantarse y dejarme tendido en la arena, con una erección que seguramente sería más que evidente para todos.
Nadie decía una sola palabra, todos estaban estupefactos por lo que acababa de pasar, incluida mi chica que no dejaba de ver mi erección mientras se mordía el labio.
- Vale, tu turno, Lety - dijo Fer mientras yo me levantaba, sin dejar de ver mi entrepierna, antes de acercarse a mí y morder mi oído de una forma que logró hacerme sentir más excitado - si estuviéramos solos ya te la hubiera comido, mi amor - soltó, robándome un suspiro y haciendo que un estremecimiento general recorriera todo mi cuerpo.
- Vale, entonces… a ver tú - señaló Lety a uno de mis amigos – perdón, pero no me acuerdo de tu nombre.
- A ver, Diego, ¿Verdad o reto?
- Reto, por supuesto - dijo mi amigo, expresando una evidente y tal vez descarada necesidad de tener algo de acción con las chicas.
- ¡Bien! Ya que empezamos fuerte y para ser justos con la novia, vamos a hacer que ahora sea ella quien se divierta ¿Qué te parece si le comes las tetas a Fer?
Fer apretó mi pierna en cuanto escuchó las palabras de la chica y de inmediato me miró, yo le guiñé un ojo y ella sonrió nerviosa, mirando a su primo quien no tardó en levantarse y llegar hasta donde se encontraba su prima.
- ¿Tienes problema con…? - me preguntó mi amigo, un poco nervioso ante mi respuesta, pero yo solo negué con la cabeza.
- Acuéstate tú, Dieguito - dijo Fer, con la boca temblando aunque no estoy seguro si fue por nervios o entusiasmo.
Mi amigo obedeció y se recostó en la arena, luego Fernanda se sentó encima de él, mirando a su primo con una lascivia que no podía contener, con un deseo que se desbordaba de todo su cuerpo, para luego mirar a su alrededor, supongo que para cerciorarse de que nadie fuera de nuestro grupo la viera, antes de quitarse la parte de arriba de su traje de baño y dejar que sus senos cayeran sobre la cara de su primo.
Pude verlo todo en primer plano y eso no ayudó en nada a que mi erección disminuyera. Diego le comía las tetas con mucho entusiasmo, llenándose la boca, mordiendo sus pezones, lamiéndolos y apretando los senos de mi novia con las manos, mientras ella restregaba su concha sobre el miembro de Diego, que poco a poco iba creciendo ante los movimientos de mi novia.
Los gemidos de Fernanda eran una delicia, con esa voz delgada y aguda, me erizaban la piel mientras miraba cómo mi amigo le comía las tetas y sus manos bajaban al culo de Fernanda, vi de reojo que las chicas se tocaban un poco por encima de la ropa y también pude notar que Juan y Beto tenían la mirada fija en nuestras nuevas amigas; pero mi atención fue llamada de nuevo a la escena que se desarrollaba a un lado de mí, y más aún cuando un par de minutos después de haber empezado, los gemidos de Fer se hicieron más sonoros y la miré abrazando la cabeza de su primo, alcanzando a escuchar cómo le decía algo que seguramente fue inaudible para los demás, pues lo dijo en un susurro que apenas yo fui capaz de escuchar.
- ¡No te detengas, Dieguito! ¡Ahhh! ¡Me voy a venir! ¡Ahhh! ¡Sigue comiéndome las tetas primito! ¡Ahhh! ¡Ahhh!
El cuerpo de mi novia se tensó de pronto y la pude ver mordiéndose uno de sus brazos para contener los gritos que su orgasmo le hubieran arrancado.
Todos se quedaron con la boca abierta cuando se dieron cuenta de que Fer se había venido, incluso Diego tenía los ojos muy abiertos y le costaba trabajo decidir dónde poner sus manos cuando supo lo que había pasado. Fer le dio un pico como despedida y luego se fue a sentar frente a frente sobre mi cuerpo, abrazando mi cintura con sus piernas antes de besarme con mucha pasión y sobrada excitación.
- Gracias por dejar que esto pasara, mi amor - me dijo - te lo voy a compensar, cielo, solo espera un poco - un nuevo beso cimbró mi cuerpo mientras sentía sus nalgas abrazando mi miembro.
Estaba demasiado excitado como para pensar, en realidad solamente quería que aquello se acabara o encontrar una excusa para llevarme a Fernanda a la tienda y desahogar en ella toda la excitación que tenía encima, pero por otro lado, no me quería perder lo que pudiera pasar con esas chicas, quienes al parecer no se guardarían nada en el juego y no tendrían problema en cumplir cualquier cosa que les mandáramos.
- ¡Esto ya se puso a mil! - dijo Alejandra - voy por mi bañador, ya se me subió el calor.
Aquellas palabras fungieron como una especie de señal para todos para quitarnos la ropa y quedarnos solamente con el traje de baño puesto, mi hermana se fue a cambiar a la tienda pues al parecer no se había colocado su traje debajo de la ropa, los chicos solamente nos quitamos lo que traíamos hasta quedarnos en bañadores y luego fuimos a dejar nuestras prendas a la tienda en cuanto mi hermana salió, luciendo el mismo conjunto de dos piezas del día anterior; nuestras nuevas amigas se quitaron la ropa ahí mismo y la lanzaron desde donde estaban al interior de su tienda, capturando nuevamente la atención de todos al mostrarnos sus apetecibles cuerpos que, al igual que mi hermana y mi novia, se mostraban cubiertos solamente por trajes de dos piezas.
- Diego, tu turno - dijo Alejandra, quien más allá de estar acalorada, lucía muy excitada.
- Diego - dijo Lety repentinamente - ¿Me dejas robarte tu turno? Es por una buena causa.
Todos nos sorprendimos ante la petición de Lety, quien no dejaba de ver a su novia, la misma que continuamente le lanzaba miradas insinuantes a Fernanda. Diego asintió con los ojos muy abiertos.
- Vale, gracias, prometo que lo compensaré más tarde - dijo Lety, un segundo antes de que mirara a su chica y la besara en los labios, antes de abrazarla y decirle algo que no pudimos escuchar, pero cuando se separaron, Susy y Lety compartían una mirada cómplice; luego miraron a Fernanda y una punzada en el estómago me atravesó el cuerpo - bueno, este no va a tener opción de verdad, así que: Susy, te reto a que te encierres un rato con Fernanda en nuestra tienda, no pueden salir de ahí hasta que ambas hayan tenido al menos un orgasmo y para asegurarnos de que cumplan, van a tener un testigo, ese vas a ser tú - dijo señalándome a mí - vas a entrar con ellas para verificar que el reto se cumpla.
Susy miraba a mi novia como un león miraría a la gacela que está a punto de devorar. Fernanda me miró a mí con una sonrisa que trataba de disimular algo entre el miedo y la ansiedad, pero ambos asentimos y nos pusimos de pie, para sorpresa de todos los demás que nos miraban de una forma inusualmente sorprendida mientras nos levantábamos y nos uníamos a Susy de camino a su tienda, temblando de nervios cuando de reojo alcancé a ver a mi hermana, mirándome con los ojos muy abiertos mientras discretamente una de sus manos se perdía entre sus piernas.