Tias
March 18, 2023

Mi dulce y cariñosa tía ( 1, 2)

Este fue mi verdadero inicio con una madura, que ocurrió sin saber en ese momento como sucedió, sucedió porque tenía que suceder y ya está

Mi tía Encarnación (Encarni) era un calco de mi madre, era la pequeña de su familia. No era mi madrina, pero ejercía como tal, porque mis padres se lucieron en la elección de mis padrinos. Tenía como novio al típico crápula que se cree alguien y no es nadie. German que era el novio, tenía la gracia en el culo, aunque se creía el más gracioso. Cuando rompieron el noviazgo todos nos llevamos una gran alegría a excepción de mi padre que se llevaba muy bien con él. La alegría duró poco porque se reconciliaron con el tiempo y decidieron casarse. Nunca me había fijado físicamente en mi tía, mi buena relación con ella, estaba cimentada en que siempre me defendía y me ayudaba a conseguir lo que quería de mis padres.


Todo sucede cuando German iba puesto hasta el culo, tuvo un grave accidente, que se quedó medio para el arrastre. Si antes era insoportable ahora además se volvió el mayor déspota y un tirano con mi tía. Antes de casarse compraron una casa de dos plantas que estaba junto a la nuestra y a la de mis abuelos. La tristeza se apoderó de mi tía, aquí fue cuando me di cuenta de su físico. Mi tía Encarni, una mujer guapísima, con un cuerpo potente, porque tenía un buen culo bien puesto y empinado, sus tetas debían de ser bastante grandes porque nunca usaba bikini, usaba bañador y se le notaba un buen bulto en la parte de arriba que parecía que estuvieran aplastadas. Me daba cuenta porque oía comentarios sin que se dieran cuenta del tipo “en la cama funcionara German – pobre Encarni con lo joven que es y alguno más” y la verdad que estaba muy bien, aunque para mí era mayor.


Cuando sucedió esto poco me quedaba para medir el 1,91 que mido ahora, el resto de mi cuerpo prácticamente era el mismo, tal vez un poco menos tonificado y era una época de hacerse muchas pajas. En la casa de mis tíos había dos plantas y en la de arriba estaban los dormitorios, en la de abajo, cocina, salón, sala de estar y el “despacho” de German. Después del accidente y ante el diagnóstico, mi tía junto al resto, vieron necesario una silla salva escaleras, porque a Germán le venía perfecto, ya que estaba imposibilitado para subir las escaleras. Pero a él se le puso en las pelotas que no se colocaba. Que se haría en lo que era su despacho su habitación. Que cabía escasamente una cama articulada, porque su mesa de trabajo se negaba a quitarla. Al final, como él dijo. Había días mejores y días peores, en los días peores me tocaba ir a casa de mis tíos a ayudar a mi tía con German, porque no podía hacer nada. Conmigo el trato era mejor que el de antes y además era agradecido, con mi tía era tiranía, falta de respeto e ingratitud.


Mi tía lo justificaba por el palo que le suponía a él verse impedido. Eso no me parecía suficiente justificación y por eso un día le dije a mi tía — no es justo como te trata, porque no se lo dices y que se dé cuenta de lo que haces por él — me daba un beso en la cara y me decía — ya se le pasara, en cuanto se adapte a su nueva situación — continúe insistiendo, porque le dije que era un egoísta antes y ahora más, que, si quería hablaba con él y me hizo jurarle que no lo haría, porque nada más que le causaría problemas a ella y decidí cerrar el pico. Pasaron bastantes días y un día que mi tía tenía que ir a arreglar unos papeles suyos, me toco quedarme con mi tío y dejó de trabajar en su despacho, se vino al salón donde estaba jugando con la Xbox y quería hablar que estaba aburrido, pensé menuda chapa que me va a dar, porque era así siempre. Aunque esta vez erre. Se quería justificar y la cagó bien cagada, porque recibí demasiada información.


—Quiero hablar contigo, que es con el que más confianza tengo y porque eres un buen chaval. Se que toda la familia piensa que soy un cabrón por como trato a Encarnación (que era el único que la llamaba así) pero es que tu tía no es una santa, sino que es muy porculera también.

—No sé, eso lo sabréis vosotros, pero creo, solo lo creo, que es cuestión de que lo habléis, que es lo que me dice mi madre siempre que ando mal con alguien. Porque Encarni es muy buena, lo sabes tú y los demás.

—No tan buena porque me pone los cuernos. (flipe)

—¿Cómo lo sabes? Porque si ha sido por alguien que lo haya comentado no te fíes, que hay muy mala gente. Es muy serio lo que dices, tendrías que estar muy seguro.

—Encarnación es una mujer muy ardiente, muy cachonda y es de las que todos los días pedía su ración de carne embuchada. Ahora no, eso quiere decir algo.

—(Le hubiera dicho que era tonto del culo, pero me interesaba saber a dónde llegaba) German eso casi seguro que es por no molestarte. O simplemente que se está haciendo a la idea de vuestra nueva situación.

—Con lo grande que eres y qué inocente que eres, ya cambiarás chaval, que todas las mujeres son muy retorcidas, que, aunque seas como un armario empotrado de tres cuerpos, te falta mucho por aprender.

—German, ya has bebido de buena mañana. Sabes que no te sienta bien con la medicación que tomas y te hace decir cosas que luego te puedes arrepentir. Que de otra manera no lo dirías.

—Dante recuerda siempre una cosa, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad y aunque no lo estoy, Encarnación es muy PUTA, lo digo con la boca llena y en mayúsculas. Que sé bien como es en la cama, lo sé mejor que nadie. Si cuando éramos novios y tenía la regla, me decía que la diera por culo y te aseguro que ese agujero no fui el primero en entrar. Por el otro sí.


Después de decir alguna burrada más se quedó dormido, estaba más bebido de lo que pensaba. Lo llevé a su cama y lo acosté, ni se enteró. Se que mi tía por lo menos desde el accidente no le podía poner los cuernos porque estaba todo el día con él y antes me extrañaba, de lo demás que me había dicho podía ser verdad, había muchas posibilidades y lo entendí así, porque mi tía siempre que me quedaba solo con él, me hacía un interrogatorio de lo que habíamos hablado y siempre terminaba dicho interrogatorio diciendo — si tu tío algún día te habla de barbaridades, no le hagas ningún caso, que a veces desvaría y no se lo cuentes a nadie, pero a mi si —


Al llegar Encarni me pregunta cómo se había comportado, me ahorré la conversación y le dije que se había pasado con la bebida un poco y que lo acosté. Me dio un fuerte abrazo, como muchos otros que ya me había dado, agradeciéndome lo que hacía por ellos, esta vez sí noté sus tetas aplastándome. Llegó la primavera e hicieron unos días de verdadero calor. German tuvo una malísima noche y Encarni no había dormido nada, mi madre me dijo que fuera a estudiar a casa de la tía, para que pudiera dormir un poco. Encarni me lo agradeció y se subió a dormir, diciéndome que German no me iba a dar mucho problema porque estaba completamente dopado, que el médico le había puesto una medicación muy fuerte.


Suena el teléfono fijo lo cojo y es de una compañía de telefonía, para preguntar si íbamos a estar, para colocar el nuevo servicio que habían cambiado de empresa y seguro que Encarni no sabía nada. Llegarían antes de una hora. Subo a la habitación de mi tía, la puerta está echada, pero sin cerrar del todo, no se ve su interior, con un dedo empujo un poco la puerta y me quedé sorprendido pero fascinado. Encarni está de medio lado, la camisola que usa para dormir, que está entre camiseta y vestido, deja ver su culo, que está tapado por unas bragas culote y me imagino a mi tío follándoselo, hasta entonces nunca me había follado un culo. Vuelvo a dejar la puerta como estaba y llamo, tardó unos segundos, pero me pregunta mi tía asustada si pasa algo, le digo lo que sucede y ella no tenía ni idea, había sido cosa de mi tío.


Esa imagen de ese culo despertó en mí y sobre todo en mi verga una “intranquilidad” que me traía a mal traer, hasta que me hice una paja y luego me daba remordimientos, por pensar en mi tía, ¡MI TÍA!, que además era clavada a mi madre, lo que era como si me hiciera una paja a la salud de mi madre. Pero desde ese día todo cambió para mí, porque Encarni se convirtió en “LA TIA, MI OSCURO DESEO” y ahora me costaba estar delante de ella, porque mi verga se levantaba como una campeona, lo que hacía que se notara un bulto prominente en mi pantalón. Haciendo un gran esfuerzo y porque no se montara un drama familiar, logro controlarme. Todo control va a empezar cuando construyen una piscina “comunitaria” familiar. Donde instalaron una grúa para poder meter y sacar a mi tío de la misma.


Una vez que se puso en funcionamiento me tocaba ayudar a mi tío en la piscina. Al principio todo fue muy bien, hasta que se volvió a “mamar” y empezó con su locuacidad sobre su mujer y el resto de mujeres de la familia o que acudían allí. Ese día en concreto me llegó a confesar con dos que había sido infiel. Su resumen generalizando, decía que todas las mujeres eran unas putas, pero no se refería al término real. La conversación se produjo en los siguientes términos.


—Si no quieres tener cuernos o no tengas pareja o si la tienes que sea muy fea, para que nadie se fije en ella.

—Tío, no todas las mujeres lo son, no se puede generalizar.

—Que no, que no se libra ninguna. No te molestes hasta tu madre, que está muy buena, que no digo que le pusiera los cuernos a tu padre, que me refiero a que seguro que se le han acercado muchos cuervos.

—Te estas pasando.

—No te lo tomes a la tremenda. Mira a tu tía, que ahora en bañador se le ve mejor, ves el culazo que tiene. Siempre tan delicada, tan dulce y luego le gusta un huevo que le den por culo.

—No será para tanto (le tiraba de la lengua)

—Joder como se nota que no la conoces. Le gusta mucho y para que lo sepas, se pone loca cuando la insulta, cuando la pegas en el culo y le encanta verse grabada.


Mi tía se metió en el agua a bañarse con nosotros y por eso mi tío dejó de contarme, pero la bebida hizo que le metiera mano a Encarni, que protestaba y le mandaba quedarse quieto, le ponía nerviosa, sobre todo porque estaba yo con ellos. Los deje tranquilos y me fui cavilando sobre todo con lo de que le gustaba verse grabada. A los dos días tenían que llevar a German a un reconocimiento habitual. Eso suponía salir a las ocho de la mañana y regresar a partir de la una de la tarde. Ayudé a montarle en la furgoneta y se fueron mis padres con ellos. Entré en casa de mis tíos. En el móvil mi tío no tenía nada, porque se lo configuré y le pase todo lo que tenía en el móvil viejo. Su ordenador personal tampoco tenía nada, me puse a registrar todo hasta que encontré una caja de pasta muy escondida con varias memorias USB, fui mirándolos y nada de lo que yo quería. Al final encontré varios discos duros externos. En uno tenía todo lo relacionado con su contabilidad y temas de hacienda. Otro con fotos familiares, algunas escaneadas porque eran muy antiguas. Otro con documentación escaneada, desde testamento que no lo mire, hasta pólizas de seguro, contratos, etc. Otro que no indicaba lo que era, solo unas iniciales con un 01 y tenía clave de acceso.


Sabía que mi tío tenía una libreta con todas las claves de los bancos y de cualquier cosa que necesitara clave. Porque mi tía cuando él estaba “indispuesto” entraba en esos sitios con esa libreta. No fui capaz de encontrarla y me di por vencido, hasta que me iba a ir cuando recordé una cosa, lo de la libreta se hizo porque mi tía no recordaba nunca las claves, pero Germán que tenía muy buen coco, no le hacía falta la libreta. Por eso fui a la habitación de mi tía Encarni, con mucho cuidado empecé a mirar por todos los sitios, lo primero que encontré que me llamara la atención, todo tipo de pertrechos para el sexo. Látigos, fustas, consoladores, esposas, huevos... eso empezaba a indicar que mi tío no mentía del todo. Por fin encuentro la libreta y me voy al ordenador a conectar el disco duro. La clave es la correcta.


Las imágenes eran extremadamente cachondas. Era más de lo que me había imaginado. En esas primeras imágenes, eran de bastantes años anteriores. Mi tío le decía de todo y ella respondía a esos insultos con más insultos. Me impresionó cómo se ponía de cachonda y sobre todo en un momento que le gritaba a Germán que se la metiera por el culo. Nada de eufemismos lo pedía tal cual. Los dos se lo pasaban muy bien. Me hice varias pajas y no termine de ver todo el disco. Dejé todo como estaba y me marché. No sabía cómo actuar para poder conseguir a mi tía y fue cuando empecé a leer muchos relatos y todo tipo de páginas. Al final me hice un guión mental y decidí que lo pondría en práctica.


Lo primero que hice fue distanciarme de mi tía. Dio resultado porque al final me preguntaba qué me pasaba con ella y me hacía el distraído. Primero lo achacaban a que con la chica que salía me había dejado, que no fue así, pero me venía bien no sacarles de su error. Hasta mi madre se metió por medio, queriendo saber si el problema lo había tenido con su hermana o con German. Porque decía que algo me había pasado con alguno de ellos o con los dos. Me limité a decir — mamá con Germán no me ha pasado nada, no le metas en esto que no sería justo — y eso la rayó más porque decía que entonces era con su hermana y le contesto — yo no he dicho eso — terminando con que no quería hablar de eso. Una semana después me dejo hacer una encerrona y tengo que acompañar a mi tía al CARREFOUR, al llegar allí nos vamos a una cafetería del centro comercial y nos sentamos en una terraza, por la hora no hay mucha gente.


—Vamos a ver Dante, ¿qué es lo que te he hecho yo? porque si te he hecho algo ha sido sin querer y sin darme cuenta.

—No me has hecho nada malo, es que estáis mi madre y tú empeñadas en lo mismo. Como se nota que sois hermanas. —Pues si no te he hecho ¿qué es lo que te pasa? porque te pasa algo.

—Vale puede que me pase algo, pero no contigo, ni con mi madre ni con nadie de la familia. Cosas mías.

—Ahora me vas a decir que no me tienes confianza, cuando siempre nos hemos contado todo.

—Puntualicemos, siempre te he contado yo, porque tú me has contado poco de ti.

—Tu pregúntame lo que quieras que ya verás si te tengo confianza o no.

—Déjalo Encarni, no puedo y menos a ti.

—¿POR QUÉ?


Ya estaba conseguida la primera parte de mi estrategia. Dije de levantarnos e irnos a comprar, que era a lo que habíamos ido. Compramos como siempre medio supermercado. De vez en cuando observaba su culo y no podía evitar rememorar las imágenes que había visto. Mi tía siempre había sido muy cariñosa, me acariciaba como cuando tenía cinco años y con voz acaramelada me decía algo, no era la misma voz de su película con mi tío. Ahora no estaba saliendo el momento como había programado, que era sentarnos de nuevo a tomar algo y llevaría mi “problema” a mi ruptura con mi ex. Llegamos al pueblo y nos paramos en un mesón que hay prácticamente a la entrada, sabía que me llevaba porque hacían unos mejillones con salsa de vieira que me volvían loco y en ningún otro sitio los hacían. Lo iba a utilizar para tirarme de la lengua y me iba a dejar.


—Ahora olvídate de todo y cuéntale a tu tía preferida lo que te sucede, que ya te he demostrado otras veces que no soy de ir contando tus secretos.

—Si se lo cuentas a alguien te juro que no te vuelvo a hablar.

—Pues Mina (mi ex) que dice que en el sexo no le gusto. Eso es, sin más detalles que no hacen falta.

—Un tema muy delicado. No sé qué decirte.

—Ves como no tenía que contarte nada, que no ibas a saber cómo ayudarme.

—Eso no es así, es que no quiero que te sientas violento. Pero mira, dime que es lo que ha pasado exactamente.

—Pues que dice que soy brusco entre otras cosas y con gustos anormales.

—¿Cómo que brusco? ¿Y qué otras cosas?

—Me da un cortazo tremendo.

—Que te va a dar corte, que no me voy a asustar.

—Bueno, bueno, que tú eres un poco santurrona.

—Vale pues cuéntale a esta santurrona y trato de ayudarte y lo mismo aprendo algo.

—Pues que me gusta un poco de sexo fuerte, darle lo suyo a la chica. ¿me entiendes? y he llegado a pensar que la tengo pequeña.

—Pues no le hagas caso, no te sientas raro, que no es anormal, siempre que sea aceptado por las dos partes.

—Es que es con la única mujer que he estado (mentira) y... no sé, estoy muy deprimido.

—¿Y con las otras chicas que has estado?

—Pues nada, buenos amigos y nada más.


Después de esta última confesión, trato de apoyarme, de decirme que no pasaba nada y un rollo patatero. La semilla ya estaba plantada. Me quiso dar un beso de amor fraternal en la mejilla como hacía siempre, esta vez en el momento justo moví un poco mi cabeza y el beso fue a parar en aparte a mis labios. Fue un “accidente” le pedí perdón y no le dió importancia. A partir de ese momento iba a empezar mi parte final de mi plan. No pensaba perder ninguna oportunidad. Las oportunidades empezaron el viernes por la noche. Estábamos como muchos viernes en una cena familiar y después de cenar el licor salimos a tomarlo a la terraza del porche. Mi madre, mi tía y unas primas se fueron a la cocina a llevar lo de la cena, que no nos dejaron participar a los hombres y no fue por no dejarnos, era porque iban a hablar de algo que no querían que los hombres escucháramos. Después de su palique se unieron a nosotros y nos pusimos a jugar en un parchís de 6 jugadores. Como siempre mi tía Encarni jugaba de pareja conmigo, nos alternamos, una mano tiraba ella el dado y movía yo la ficha, a la siguiente mano lo hacíamos al revés.


Esta vez lo único que cambio, que me senté junto a la pared, de tal forma que quedaríamos encajonados, porque ella se sentaba siempre sobre mis rodillas nada de mi regazo, pero esta vez sería distinto. Ya estábamos jugando cuando hice un movimiento estratégico y quedó sentada sobre mi verga, no le dio importancia porque estaba en situación “tímida” y esa situación duró poco, porque ella llevaba un pantalón muy fino. Mi verga fue creciendo con intensidad hasta que se puso pétrea y un par de movimientos míos, Encarni quiso apartarse como pudo, pero no pudo y aunque se apartó muy poco, mi verga rozaba poco, pero rozaba. Hasta que me moví y otra vez el contacto con mi verga era total. No me corte para nada y con mucho disimulo, sin llamar la atención me movía para que el roce fuera más claro. Encarni hizo levantarse a varias personas para poder salir que necesitaba ir al aseo. Fue una excusa para parar esa situación y cuando se levantó iba un poco descompuesta.


Habíamos seguido jugando hasta que regresó y se sentó, al minuto ya me había colocado en la misma posición. Encarni había cambiado de táctica, se quedó tiesa como un palo y no se movió para nada. Acabamos la primera partida, que solíamos jugar un mínimo de dos, pero Encarni dijo no encontrarse bien y se fue a dormir. Me di por satisfecho y esperé al día siguiente, cuando entre los dos metíamos a mi tío en la piscina y nos quedamos con él. Ella llevaba su bañador negro y blanco y negro, con cuadros en la zona de las tetas, que quedaban comprimidas, super ajustado, que le quedaba muy bien: En el momento de bajar a mi tío teníamos muchos roces, que eran accidentales. Esta vez no me anduve con cuidado y aproveché esos roces, en concreto para sobar bien sus tetas. No me había dado cuenta, me di cuenta cuando mi tío dice — vaya tela, hacía tiempo que no te ponías en plan Vitorino, cuidado dante no te vaya a dar un pitonazo — Encarni — VETE AL CARAJO, IMBÉCIL — y se lo dice con tan mala leche, que me fijo que sus pezones se le marcan como si fueran pitorros de un botijo, algo exagerado y ante mi sonrisa nos dijo — AHI OS QUEDAIS, CUANDO SALGAS ME AVISAS —


Nos dejó solos y esta vez German, no fue ni tan expresivo ni tan charlatán. Estaba preparado para la salida del agua y llamo a mi tía, que vino acompañada de mi madre, se había buscado protección, estaban hablando de una reforma que quería hacer mi madre en casa y su hermana le estaba dando su opinión. Esta vez no me pude pasar ni un pelo. Mi padre en compañía de otros estaba haciendo una barbacoa y luego harían una paella. Mientras tanta botella de Turia (cerveza) por aquí, botella de Turia por allá. No paraban. Una vez que empezaba a salir lo primero de la barbacoa y mientras se acababa de hacer la paella, se cambiaron al vino. Los más perjudicados, German, otro tío y mi padre. Las mujeres bebían mucho menos y yo con la cerveza, que soy muy cervecero me conformaba, aunque en aquel entonces es que no me dejaban beber otra cosa. A todos en general la comida se les hizo “pesada” hasta el punto de varios quedarse dormidos por las esquinas y a Germán había que llevarlo a tumbarse a su casa. Me tocó llevarle y mi tía me dijo — y tenemos que hablar de lo sucedido ayer noche y de lo de la piscina, que no me ha hecho ni puñetera gracia, pero otro día lo hablaremos — fue una manera de sentenciar todo, para que no me volviera a pasar.


Una vez acabamos de dejar a mi tío en la cama, Encarni me dijo que me fuera, que ya hablaríamos, que no era el momento. No me dejó decir nada, porque se subió a su habitación. Abro la puerta para marcharme y veo a dos vecinas, por cierto, una de ellas, la cotilla del lugar, que hablan en dirección a la casa de mi tía, por lo que imagino que hablan con ella, me vuelto a atrás, cierro la puerta y subo sin hacer ruido. Escucho hablar a mi tía, hablan del cotilleo del momento, un accidente de un vecino junto a la gasolinera y que tuvo mucha historia, que no puedo contar esa historia. Encarni estaba apoyada en el alfeizar de la ventana y su culo quedaba totalmente expuesto. Encarni llevaba una falda ni corta ni larga, pero al estar apoyada de esa manera, el inicio del culo se le veía. Quise ir despacio sin que me escuchara, pero movió la cabeza, me vio, frunció el ceño, poniendo mala cara, pero siguió hablando con las vecinas.


Me acerqué sin que las vecinas me pudieran ver y no me lo pensé, empecé a acariciar su culo por encima de la falda. Lanzó una patada hacia atrás, que logré esquivar. Esta vez fui directo al grano, metí mi mano entre sus piernas hasta llegar a su coño, que, aunque las bragas lo cubrían, lo pude tocar. Esta vez mi tía reaccionó diciéndoles a las vecinas que German llamaba y cerró la ventana y lanzó otra potente patada, que me dio en un muslo, pero me tiré al suelo como si me hubiera dado en todo el centro. Ni el mejor futbolista del mundo tirándose a la piscina. No hacía más que quejarme y decir que se había pasado. Se asustó, se agachó y me acariciaba la tripa preguntándome cómo me encontraba. Seguía con mi numerito y a ella se le pasó el enfado inicial, ahora nada más se preocupaba por mí. Me levanté del suelo, quejándome mucho y diciendo que no me podía estirar ni andar, me deje caer en su cama y me coloque mi verga bien, para que se saliera por encima de mi slip, que no era difícil que se viera.


De pronto mi tía, mientras me acariciaba la tripa, roza mi capullo y como me he desabrochado el pantalón, se ve parte de mi capullo y del tronco de mi verga. Entra en una especie de shock y sus ojos se quedan clavados mirando mi verga. Estoy muy nervioso, no sé qué hacer exactamente, pero ya no me puedo parar, pongo una de mis manos otra vez entre sus piernas, pero sin subir del todo, la subo un poco, casi hasta su coño y es cuando mi tía me dice con voz preocupada — no ves que esto no se puede hacer, que eres mi sobrino, el hijo de mi hermana. Que podríamos hacer que la familia se destruyese, me matarían — y mientras ella hablaba con la voz temblorosa, mi mano ya tocaba suavemente su coño. Me acariciaba el pelo y me decía que la dejase, que me fuera. Aparte las bragas y mis dedos tocaron ya directamente su coño, de la misma forma que yo tenía un empalme del 15, ella estaba mojada en la misma proporción. Su respiración estaba totalmente alterada y a pesar de eso, me empuja en el pecho y se levanta. Se busca el refugio de salirse de la habitación y se pone al borde de las escaleras sin bajar, entiendo que lo hace para evitar que ocurra nada porque desde allí mi tío oirá cualquier cosa.


Pronto pensé que eso se le podría volver en contra, porque si hubiese querido de verdad asustarme, me hubiera dado dos voces bien dadas o se hubiera bajado a la planta de abajo. Salgo de la habitación y cuando llego a donde está, agarro su cintura, la atraigo hacia mí y beso su boca, se la como. Mi tía al principio me trataba de apartar, pero sin hacer el mínimo ruido. Voy dominando la situación y meto mis manos debajo de su falda, se resiste a que la quite las bragas, pero me doy cuenta que es una resistencia artificial, de esas que si paro bien y pero si continuo mejor y eso es lo que hice, continuar. Las bragas poco después cayeron al suelo. Mis dedos se apoderaron de su coño y mi tía era como si hiciera gimnasia, abría y cerraba las piernas, agachándose un poco y sus besos eran desgarradores, me iba a destrozar los labios. Una de las cosas que tenía ganas era ver sus tetas, comérselas y ver esos pezones que se le marcaban que parecían de otro mundo. Ahora quería que volviéramos a la habitación, pero quise que viera que quien mandaba era su amado sobrino.


Para que lo viera y se diese cuenta, la gire apoyándola sobre la barandilla y sacando mi verga, se la coloque por detrás y fue como si apuñalara su coño, entro suave, aunque apretada, porque se resistía, sin vocalizar, pero se resistía. Era una fiera muda. Dejé de follar y nos fuimos para la habitación, me hice el enfadado, la hice colocarse a cuatro patas y me lie a pegar su culo. A mí no me tendría que decir como a mi tío, que, si era un flojo por no sacudirla bien fuerte, desde la primera fui muy burro. Estaba comprobando lo puta que era mi tía. Cuando me cansé le ordené — PUTA te toca comer la verga de tu sobrino — protesto por lo de puta, pero era una protesta por protestar, porque bien que se amorró a mi verga y desde el principio la comió muy bien, era una “guarra” glotona, se le caía la baba comiéndosela y era literal.


En su habitación tenía una cómoda, que en una parte era baja, para poder sentarse en una butaca baja y maquillarse, donde había un espejo grande. Quería que se viera mientras me la follaba, esta vez se resistió un poco más, pero al estar tan necesitada de verga y tan cachonda cedió. Se dejaba follar y lo único que me decía era que usara un condón y muy finamente me decía que no se protegía. — Pues no me queda otra que follarte este culo de puta — se lo azoté y me tuve que aguantar la risa y no descubrirme cuando me dice — por detrás no, que nunca lo hice y encima tú no tienes una polla normal, querido — solo me dejo una salida, azotarla de nuevo decirla — desde hoy serás mi puta y te daré lo que necesitas, por eso me voy a follar tu culo — me costó que entrara pero entro muy bien, su cara se descompuso por el gusto que recibía y me quede en fuera de juego, cuando viendo su cara en el espejo, hacia gesto y era clavada a mi madre. Cerré los ojos y continué follándola, cuando escuché sus primeros gemidos abrí los ojos y ella me mira, está tan cachonda que me dice — dame más fuerte y llámame TÍA, que escucharte decir TÍA me pone cachondísima — se oían ahora los golpes de nuestros cuerpos y agarré su blusa, que no se quería quitar y la rompí hasta que apareció su sujetador y sus tetas bamboleando. Le suelto el sujetador y menudas tetas, agarro sus pezones y flipo en colores, marrones, grandes y salidos.


Nos corremos juntos y cuando le saco la verga, que estaba todavía fuerte, me dice que me va a limpiar y vamos a su baño. Me echa agua y me llena de gel, con una esponja se pone a limpiarme y llama mi tío, por un comunicador que tienen, mi tía le dice que está en el baño (no miente) y que tardará un poco. Mientras habla ya ha soltado la esponja y me está haciendo una paja magistral, con una sola mano, menuda habilidad. Cuando está sin nada de jabón se pone a mamarme la verga de nuevo. Le digo que me fascinan sus tetas y es cuando para, se pone de pie y me las pone cerca de la boca, — vamos bebe, cómeme las tetas a tu tía, que eso me pone muy cachonda — era verdad en sus pezones tenía una sensibilidad brutal arqueaba sus piernas como cuando le tocaba su coño. Me hizo salir de la ducha, que me sentara en el váter y ella se sentó encima, cogió mi verga y se la metió. No dejaba de decirme — bendita juventud, estas de nuevo bien duro, que placer, venga dale más a tu tía que está muy necesitada — trataba al principio con insinuaciones, luego más directo, que dijera que era muy puta y que era mi puta, pero se resistía. Tampoco usaba el lenguaje que vi en el vídeo.


También me decía que a la “guerra” se venía preparado, refiriéndose a llevar condones, cada vez saltaba más sobre mi verga. Otra vez que me destrozaba la boca, cada vez más porque se la notaba más cachonda, hasta que ya estaba llegando a su clímax que me dijo — CÓMEME LAS TETAS, DESTRÓZAMELAS, DEMUÉSTRAME QUE ERES UN HOMBRE NO UN NIÑO — si lo que buscaba era provocarme, lo logró porque le destroce los pezones hasta que se corrió y bien que se corrió la muy puta, que se quedó como muerta encima, hasta que me dijo, donde quieres correrte en mi boca, en mis tetas o en mi culo. Quise saber sus gustos y le dije que por ser nuestra primera vez donde ella quisiera, su respuesta fue doble y gráfica. — Primera y última vez — lo decía mientras se apoyaba en el lavabo y dejaba a mi disposición su culo. Tenía mi corrida anterior y era una sensación rara follárselo así, pero me ponía muy cachondo. Se corrió de nuevo cuando me puse a correrme.


Esta vez me dijo que me lavara yo solo, mientras ella se aseaba en el bidet. Se lavaba y me decía — no te voy a decir la tontería de que te olvides de todo, de que no ha pasado nada. Ha pasado lo que ha pasado, que no tenía que haber pasado y por el buen funcionamiento de la familia, no volverá a ocurrir— lo decía en forma de sentencia. Quise tener un diálogo con ella, pero fue rotunda — no hay nada que hablar, ¿estamos de acuerdo? — la pregunta sabía que era una pregunta que no era necesario responder, pero lo hice, a mi manera y tan rotundo como ella — TÍA no te preocupes que no insistiré más, pero te follar solo cuando tú me lo pidas, pero OJO, lo vas a tener que pedir como mi puta — exactamente me mandó a tomar por culo y me dijo que saliera sin hacer nada de ruido. Se marchó a ver a su marido.


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Mi dulce y cariñosa tía ( 2ª PARTE )


— Primera y última vez — fueron las últimas palabras que me dedicó mi tía Encarni y en un tono serio y amenazante. Era momento de dejar ver qué pasaba y no hacer ningún intento de acercamiento más allá del normal. Suponía que, igual que a mí no se me iba de la mente la imagen follándome a mi tía, a ella le pasaría lo mismo. El undécimo día mi madre me preguntó qué me pasaba con mi tía y le dije que no la entendía, mi madre me dijo que nos notaba raros y huidizos. De nuevo le dije que nada y que no la entendía, pero que a mí no me pasaba nada con mi tía. Mi tía también fue preguntada por mi madre, pero según mi tía le contestó que todo era culpa suya, que German estaba en unos días inaguantables y que la tenían alterada y de mal humor, mi madre se quedó convencida y mi tía además le dijo — ¿Quién iba a estar a malas con Dante? Si tienes un hijo que es un sol y siempre dispuesto a ayudarnos —


De momento, como me dijo mi tía, habíamos esquivado la primera bala y teníamos que comportarnos como siempre. Dos noches después partida de parchís y mi tía tomó la iniciativa, se sentó sobre mis rodillas como había hecho un millón de veces. La tentación fue muy grande, el roce de su culo era insoportable y mi verga estaba con vida propia e independiente del resto de mi cuerpo. Mi tía lo tenía que notar, pero demostró su entereza, me llamó la atención la imperturbabilidad de su expresión y de sus actos, incluso cuando me moví provocándola. Ni se inmuto, hablaba y gastaba bromas. Al acabar la noche como siempre les ayude a ir a casa y después de acostar a mi tío, mi tía me acompañó y en la cocina me “atacó” diciéndome — ahora no te vas a ir “señorito” lo que has prendido lo tienes que apagar — se había convertido en una loba peligrosa, me metí mano por encima de mi pantalón y me decía que necesitaba mi polla, todo se nos corta por las voces de mi tío, que se encuentra mal y se pone a vomitar, mi tía me dice que me marche.


Esa noche me tuve que hacer varias pajas y no me quedé satisfecho. Por la mañana me marché y regresé después de comer, a la hora de la siesta. Mi tío está con mi padre y otros hombres de la familia. Mi tía está asomada en una de las ventanas de la planta de arriba de su casa, algo bastante normal, porque le gustaba asomarse a ella y ver lo que sucedía por el mundo, quien pasaba y si se terciaba hablar sin parar con quien fuera, siempre que fuese mujer. Entre en la casa, subí las escaleras sin hacer ruido y allí estaba ella, con su culo respingón enseñando sus bragas y hablando sin parar. Recuerdo que hablaban de un incendio próximo y como se veía desde donde estaba ella. Me fui escurriendo como una lagartija hasta que llegué a sus piernas, dio un chillido al sentirme, me vio y contestó a la pregunta de qué había pasado diciendo que un bicho la había rozado. Tarde solo cinco segundos en quitarle las bragas. Lo siguiente fue acariciar su panocha que se puso jugosa rápidamente. Por lo que se ve le daba morbo que estuviera tocándola y mientras ella hablando. Quise ir a más y me subí un poco para llegar con mi lengua a su panocha, abrió bien las piernas y se movía suavemente apretándose contra mi cabeza, que a la vez quedaba estrujada contra la pared. Acaba de terminar de hablar y se quita de la ventana, me extiende su mano y me lleva a su habitación, me dice que no aguanta más que me ponga un condón y que me la folle.


Al decirle que no llevo condones se malhumora — joder nene, ya te lo dije, a la guerra se viene preparado, bueno fóllame el culo — y era un verdadero placer, a la muy puta, aunque lo decía con resignación le encantaba que le petaran el culo, lo había visto en las grabaciones. Se entregaba dándolo todo, solo contenía sus gritos y a la vez maldecía no poder gritar. Aunque bien podía hacerlo porque en esas casas con muros de medio metro no se oía nada. Como suele suceder cuando se vive pegados a otros miembros de la familia, no pudimos continuar y eso desesperó más a mi tía, que estaba muy cachonda. Después se llevó a mi tío a casa y ya no salió. Cómo sabía lo cachonda que se había quedado, por la noche dije que salía con mis amigos y me fui a casa de mi tía, entraría sin hacer ruido y me la follaría, aunque estuviera mi tío, que seguro que no se enteraba.


Abro con el juego de llaves de mi madre, no hago nada de ruido y entró con mucha precaución. Está una sola luz encendida, la de la habitación de mi tío y no alumbra mucho porque está prácticamente cerrada. Oigo susurros, ruidos raros. Me descalzo y me acerco sigilosamente, a mi tío no puedo verlo, pero a quien sí veo es a mi tía. Mi tía Encarni está en un sillón reclinable grande, donde suele sentarse mi tío. Está prácticamente desnuda, lleva un body rojo, medias y ligueros rojos, zapatos con un finísimo tacón del mismo color. En una mesa pequeña que está pegada al sillón, mi tía tiene todo tipo de “juguetes” para darse placer. Sonaba una ligera vibración y era algo que tenía metido en su coño y mi tío lo activaba a distancia. Mi tía se la veía cachonda perdida, seguía las instrucciones de él al pie de la letra, hasta que me ve, porque me dejo ver y no puede evitar sorprenderse y al preguntarle mi tío que le ha pasado — que creía que había alguien y me he asustado — y la respuesta de mi tío me asombra por lo inesperada — imagínate que fuera tu sobrino Dante, que tiene un buen rabo — ella le dice que se deje de tonterías y él sigue hablando de mí, — venga furcia, tócate como si fuera para él, dile que necesitas rabo — y Encarni se puso a dedicarme ese momento tan especial. Me ponía cada vez más cachondo y me entraban ganas de entrar y follármela delante de mí tío.


Le mandó que se follara con un vibrador bien grande, era el vicio hecho arte, lo estaba disfrutando más de lo que pensaba mi tío, porque cada dos por tres y según la posición que tomara, me miraba, mordiéndose los labios, sacándome la lengua lascivamente. Sus movimientos eran descarados, provocadores y pidiendo que la follaran. Si todo eso me había sorprendido lo siguiente me dejó petrificado. German le manda que se acerque diciéndole — no has puesto toda la carne en el asador y por eso te voy a tener que aplicar un severo castigo, pásame la fusta — mi tía se movió a la zona donde no tenía visión y suponía que le había pasado la fusta, porque no la vi, pero sí empecé a oírla. Porque se escuchaban unos trallazos fuertes y cada vez más seguidos, se escuchaba a German llamarla puta, mala mujer, viciosa, infiel y ella solo gemía, no se quejaba y le decía entre gemido y gemido — dame más fuerte bastardo, que, si he tenido pensamientos follándome a otros, entregándoles el culo que ya no te follas... — y de pronto después de muchos fustazos, se para todo y German con voz de agotado le dice a mi tía — te tienes que buscar a alguien que sepa apaciguar tu interior, que fíjate ya no te puedo ni castigar, me agoto hasta quedarme sin aliento, vete y déjame dormir —


Me aparto y sale mi tía con esa pinta de reputa, que lleva en una mano una bolsa con los jueguecitos y en la otra lleva algo que es parecido a una fusta, pero no es una fusta, es larga y retorcida, me la da y me hace una señal de que la siga. Es algo muy duro, poco flexible y cuando va subiendo la escalera alucino con las marcas que lleva en su culo, porque entiendo o hasta ese momento entendía que unos azotes podían causar placer, pero las marcas eran tremendas, se notaban perfectamente donde había impactado la “fusta” que llevaba en mis manos, que me di en la pierna con suavidad y hacía daño. Pero iba con cara de placer y me dice — venga fóllame y reviéntame, que te de igual el cabronazo que está abajo — aun con esa invitación me cortaba que nos pudiera escuchar mi tío, por eso cerré la puerta quedándome más tranquilo. Primero quiso que me follara su culo y sin ayuda de ningún tipo de lubricante, quería sentirse llena, desgarrada y como estaba, que empecé a meter mi verga y se la terminó de clavar ella, dio un grito de dolor, pero se regocijaba sintiéndola así de dura dentro de ella.


Me culeaba salvajemente y esa violencia a ella le gustaba, me pedía que golpease sus nalgas y a pesar de estar brutalmente marcada, la muy puta disfrutaba con los azotes y cuanto más fuertes eran pues más los disfrutaba. Era una mujer brutal, me gustaba esta tía más que la que conocía en familia. Una vez se corrió me dijo que m fuera a lavar y estaba en la bañera de pie, limpiando mi verga dejándola reluciente y entra mi tía, que ve que seguía armado y me dice que salga de la bañera, coloca una toalla sobre el váter, me hace sentarme en ella abre sus piernas clavándose mi verga hasta el fondo, le recuerdo lo del condón — sigue follándome como lo estás haciendo y lléname con tu leche — pues no me lo pensé, mientras me montaba me decía que le destrozara las tetas, que le lastimara los pezones y cuando me los metía en la boca, más apretaba mi cabeza. Se corre y sigue montándome sin freno, hasta que me corro dentro y ella al sentirlo se corre de nuevo y con voz dulce y cachonda me repite una y otra vez — cuánto echaba de menos sentir algo tan caliente y delicioso —


De ahí nos fuimos a la cama y seguimos follando toda la noche. Acabamos agotados y me asombraba la resistencia de ella y que no quisiera parar. El problema venía después de acabar, porque me tocaba salir de la casa de mi tía y sería imposible que alguien no me viera. Hasta casi las diez de la mañana no pude salir y me llevé la consiguiente bronca por parte de mi madre por no avisar de que no iba a aparecer en toda la noche. Mi madre hizo una cosa que me llamó la atención, porque me olio poniendo una cara rara, pero no dijo nada luego mi tía me contó lo que le había dicho mi madre — Dante está liado o se ha liado esta noche pasada o con “A” o con “S” porque usan el mismo perfume que tú y con lo guarras que son, seguro que alguna ha pillado a mi niño, como contigo tiene mucha confianza tantéalo a ver que le sacas — me sentí preocupado pero mi tía se reía.


Mi tía se vuelve más osada, no se corta mucho y en cuanto puede me come la boca o me toca la verga donde sea, aunque sea de pasada. Follábamos como conejos ya fuera en su casa, en la mía, en el garaje, en la piscina... cualquier sitio nos era bueno y contra más peligro corríamos el polvo nos sentaba mejor. La vez de mayor riesgo fue la de una prima de mi madre y mi tía, que era mayor que ellas. Se alargó hasta la noche y la media de edad era preocupante por lo que les dejé y me fui a mi habitación. Tenía mi ventana abierta y los podía escuchar. Había tanta gente que parecía más una boda que un cumpleaños. Se abre la puerta de mi habitación de golpe y es mi tía que entra y echa el pasador a la puerta.


Se acerca, se pone de rodillas, me baja los pantalones cortos, me agarra la verga y mientras la movía con sus manos me decía — QUE GRAN POLLÓN que cachonda me pone no abarcarla toda con mi mano — al acabar de hablar, lamia el cabezón de mi verga, me miraba fijamente mientras podía ver su lengua hacer círculos sobre el cabezón de mi verga, sentir su lengua me hacía palpitar a mi verga. Luego colocaba mi verga entre sus tetas y seguía actuando como una buena puta, lamiéndome el cabezón, mientras me decía que quería que le llenase la boca con mi corrida. Lo que hizo a continuación fue echarse sobre la cama, dejar su culo levantado y decirme que la follara por el coño pero que quería mi corrida en su boca.


Así fue, me la estuve follando un buen rato y una vez que ella se corrió, me salí de dentro de ella y me comió la polla hasta que me corrí. Se viste rápido y se marcha, me voy a mi baño, me ducho para quitarme el sudor, me pongo un pantalón corto de pijama y me meto en la cama, antes pone el pasador de la puerta, para que no me moleste nadie más y que a mi tía no se le ocurra hacer otra excursión, que no quiero tentar más a la suerte esa noche. Al poco rato alguien trata de entrar y al ver que la puerta no se abre, empiezan a golpearla, oigo a mi madre y abro. Viene con cara de furia preguntándome mientras me olisqueaba como un perro policía — ¿CON QUIEN ESTAS? ¿DONDE ESTÁ? — no respondo nada, se pone a buscar en el armario, debajo de la cama, en el baño y con voz suave ahora me pregunta por mi tía, diciéndole que la última vez la vi junto a ella.


Cojo mi móvil y la llamo, en cuanto me coje el móvil no doy tiempo a nada — tía que tengo a tu querida hermana preocupada por ti y me pregunta que donde estas — mi tía fue muy larga y me responde — pues dile a mi hermana que estoy en mi casa, que hay algo que me ha sentado mal y estoy en mi casa, pero que en un rato voy — mi madre se fue contrariada pero no convencida, porque pude ver por la ventana como se fue a casa de mi tía, viéndolas al rato regresar las dos juntas. Después de ese día muy diplomáticamente me “despacharon” del pueblo y mi relación con mi tía en el aspecto sexual se enfrió como un témpano, porque me dijo que no quería perder a una hermana.

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