Cuñada
February 9

Mi Inocente Cuñada 6

Roce.

El grito del suegro desde la sala clamaba mi presencia, le había prometido un trago antes de dormir. Con el corazón en la boca y mis testículos en la garganta empujándolo. Miro a Malu que no ha cambiado en nada su postura ni su actitud, en busca de su aprobación, pero ella no muestra señal de permitirlo, le digo rápidamente un solo trago y subo.

Ella sonríe y lo tomo como un "sí está bien" y salgo disparado a donde el suegro a tomarme el bendito trago. Don Mario algunas veces me hacia tomar con él tarde en la noche, siempre plantando negocios nuevos, aunque nunca se concretaba alguno siempre estaba en esa búsqueda de algo más. No fue uno, ni fueron dos, ni fueron tres, fueron cuatro tragos los que el suegro me hizo tomar con él esa noche.

El aprecio y respeto que me tiene don Mario es a mi modo de ver increíble, es el suegro soñado. Desde Desde el primer día me recibió con los brazos abiertos y me trató con una confianza de toda la vida, siempre me daba un abrazo ya sea de saludo o despedida. Los sábados de reunión familiar era yo siempre el último en irme y era porque él no me dejaba ir temprano. Después que nos casamos fue peor, muchas veces nos quedamos a dormir en casa de los suegros los fines de semana porque Maru se cansaba de esperar a que el suegro terminara de hablar conmigo.

Una vez que Maru se molestó con él porque no me dejaba ir cuando ella quería irse temprano. Y yo como buen esposo la apoyé. Más vale que no. El suegro se molestó conmigo. Y tuvo dos meses sin hacer las reuniones de los sábados, ni siquiera la salida a la playa, o ir la casa del Tunal, ni pasear en yate. Los castigó a todos en la casa. Doña María habló con Maru entonces que me dejara beber con Mario cuando visitara la casa. Incluso que esas noches nos quedásemos a dormir allí.

Él siempre me estaba planteando algún negocio, siempre esperando que yo lo tomara en serio, yo no veía la necesidad, a veces pensaba que era muy ambicioso y quería abarcar todas las ramas de negocios. Muchos de ellos era excelentes, pero Maru no quería que yo me involucrara en negocios familiares. Es bien sabido que muchos de esos negocios fracasaban.

Pasadas las 4:40 aproximadamente subí a mi habitación, conociendo a las mujeres ya sabía que Malu debía estar "bravísima" conmigo. No solo por el rechazo al no quedarme con ella dejándola a medias, además de la tardanza en la promesa que le hice de beber solo un trago.

Su puerta estaba cerrada así que ni siquiera intente acercarme. Al abrir mi puerta lo pensé nuevamente " ¿y si está abierta?". Me dirigí a su puerta y giré el pomo en ambas direcciones. Estaba cerrada. “Tenía que intentarlo” y terminé por consolarme con esas palabras, giré sobre mis talones y subí a mi habitación.

Maru estaba completamente atravesada en la cama, así que me desnudé y quedando sólo en bóxer me eché sobre mi tumbona reclinable. El cansancio me venció, durmiéndome inmediatamente.

Me despierto algo agitado a veinte para las 9 am. Miro a Maru y está tal cual la dejé no se había movido en toda la noche. Y me miro y algo no encaja, mi sexo esta fuera del bóxer por la abertura de orinar. Y miro el reguero de semen sobre mi pecho y estómago. ¡Vaya! Así habrá sido el sueño pensé.

Me levanto y agarro una toalla y bajo a darme un baño, silencio total en la casa, entró al baño me doy un buen baño, me visto y luego bajo a la cocina a tomar algo, muero de sed y tengo un ligero dolor de cabeza. Mientras me tomo un vaso de jugo de naranja me quedo pensando en lo ocurrido la noche anterior. ¡Que bolas! —Pensé. Prácticamente pude haberme cogido a Malu.

Repaso todos los momentos hasta como amanecí en la mañana. Allí analizo un poco algo y me voy a la oficina. Enciendo el computador y busco el programa de vigilancia de la casa que se enlaza al VDR que maneja las cámaras. Nadie lo mira, solo se mira cuando el técnico va a hacer mantenimiento y bueno cuando pase algo. Las cámaras están camuflageadas en la casa, están en cada sector de la casa menos en las habitaciones y baños obviamente.

Selecciono la cámara 12 que es la del pasillo de las habitaciones y le doy buscar. Aparece el vídeo y la barra de tiempo del vídeo. Selecciono más o menos la hora en la que subí a dormir, luego de unos minutos aparezco cuando voy a mi habitación, cuando me devuelvo a la puerta de Malu y luego vuelvo a irme de nuevo. A partir de allí le doy acelerar velocidad de reproducción.

5, 6, 7, 8, ohhh!!! Una figura aparece en pantalla le doy stop y retrocedo hasta donde aparece una figura.

8:21:29 sale Malu en bata hacia el baño.

8:26:51 sale del baño y entra en la puerta del fondo del pasillo.

Malu había entrado a nuestra habitación. Espero uno, Dos, tres... 13 minutos después.

8:39:44 aparece Malu saliendo de la puerta del ático. Pasó derecho al baño y al minuto de nuevo a su habitación.

Ahora todo estaba claro. Que osada había ido, así tendrá Malu las hormonas alborotadas, que fue capaz de entrar a la habitación de su hermana y su cuñado, masturbarme mientras dormía, a ver si Maru despierta y la consigue en pleno acto. Pero quedé con una duda. ¿Solo me masturbó? ¿Me lo habría mamado? Es algo que tenía que saber.

Cierro el programa, apago la Pc y vuelvo a la cocina, me tomo medio vaso más de jugo de naranja y un ibuprofeno que saqué del gabinete de las medicinas para el dolor de cabeza. Me llevo dos y un vaso de jugo para Maru que podría despertar en cualquier momento.

Efectivamente yo entrando a la habitación y Maru despertando, quejándose de la luz y el dolor de cabeza. Sonríe al ver como su esposo la conoce y le trae jugo bien frío y pastillas para el dolor de cabeza.

A final de la mañana estaba casi todo el mundo despierto, excepto Marito que no estaba por que a él lo habían dejado el día anterior en casa de un amiguito, ese día sería un día pesado. Al despertar temprano todos vamos a pasar la mayor parte del día durmiendo. Es algo si como comer y dormir, despertar comer y dormir y así sucesivamente hasta la noche.

Salí con el suegro y trajimos dos bolsas de empanadas calientes. Obvio nadie iba a cocinar, en la mesa se hablaba solo de la boda. Elogiando a algunos y destrozando a otros según su vestido. Yo miraba a Malu y ella tenía como pena de verme, estaba toda sonrojada y evitaba mirarme, las pocas veces que coincidimos ella desviaba rápidamente la mirada.

Después de dormir la ronda post desayuno, despertamos casi como a las tres y media. Allí se llamó a un delivery de pizza, al llegar estaban casi todos sentados y yo que fui a recibir las pizzas las empecé a colocar una a una en la mesa eran tres familiares, Malu estaba sirviendo los refrescos en los vasos, y en un momento nos cruzamos, ella pegada de la mesa, yo paso por detrás de frente a ella y a propósito le rozo mi paquete con su culo disimuladamente, todos están pendiente de tomar un pedazo de pieza de las cajas que he dejado en la mesa.

Ella me mira y me sonríe, —luz verde— pensé, nos cruzamos a los pocos segundos nuevamente y ella fue la que echó su culo hacia atrás buscando rozarme. Definitivamente había que hacer algo.

Después de almorzar pesadamente nos dispusimos a ver una película todos en la sala raramente incluida Carola que es de poco compartir en familia los domingos, por lo general se va a la playa o a casa de una de sus habituales amigas. A la media hora de película Maru, los suegros, están dormidos, Carola y Malu están casi dormidas.

Mi mente malévola no me deja dormir fácilmente así que despierto a Maru que pesadamente despierta y le hago señas de que suba a dormir. Me mira y sonríe malévolamente. Conozco esa mirada, es la mirada de guerra de Maru. Mi pene morcillón como anda últimamente responde a una suave caricia que Maru le da, irguiéndose impetuosamente.

Malu no pierde detalle de mi carpa. Y cuando estoy levantándome del sofá con Maru ella me está mirando fijamente. Pienso en dejarle la puerta abierta y rápidamente le guiño un ojo y con un movimiento de ojos y cejas la invito en dirección a la habitación. Ella me mira extrañada y luego sonríe deforma pícara confirmándome su asistencia.

Al subir veo poca ropa en la baranda de las escaleras. Malu sería vista fácilmente, así que antes de acostarnos pegó a Maru de la baranda y la empiezo a besar y desnudar poco a poco, colgando disimuladamente la ropa en el barandal.

Al rato ya en la cama donde Maru me está dando una fuerte mamada veo a Malu aparecer entre el piso y la ropa en la baranda. Esta vez nos miramos directamente a los ojos, y una nueva presión hace hinchar dolorosamente mi sexo como pocas veces, notándolo Maru en su boca y gimiendo de gusto.

Maru se traga todo lo que de mi sale, disimuladamente veo a Malu disfrutando todos los detalles. Coloco a mi esposa boca abajo. La tomo de las caderas y elevo su culo dejando su cara pegada a la cama. Maru no ve cuando mirando a Malu la empiezo a masturbar metiéndole mis dedos en sus partes y lo disfruta, está muy mojada y fácilmente mis dedos se pierden dentro de ella.

Malu se muerde los labios, también se está masturbando no la veo hacerlo, pero el movimiento en sus hombros era característico.

Mi sexo está duro de nuevo, se ha erguido más rápido que otras veces, el que Malu me vea me pone muy maluco.Me arrodillo detrás de mi esposa y la penetro sin contemplación por su muy mojada entrada y allí desato parte de mi euforia.

Estoy rindiendo, después de la ordeñada de Malu en la mañana era de esperarse. Malu está mirando todo con lujo de detalles, su cara está más roja y su boca entreabierta, está disfrutando de sus dedos.

Hago que Maru llegue a su orgasmo. Saco mi sexo de ella y lo coloco en la otra entrada, los ojos de Malu se abren más y se queda absorta. El anillo de Maru es cerradito, allí no parece entrar mi vara de carne. Pero ese anillo es flexible y le encanta comer carne. Hundo poco a poco mi barra y Maru gime de satisfacción. Malu no pestañea, está absorta y con la boca abierta toma grandes cantidades de aire. Una furia se desata en sus hombros, se está masturbando violentamente, puedo ver como se estremece de manera violenta y eso hace que mi excitación se dispare exponencialmente.

En menos de lo que canta un gallo lleno a mi esposa de mi placer blanquecino y sin salirme me acuesto sobre ella, mirando como Malu se va calmando y ella mirándome a los ojos, hasta que Maru hace un movimiento para levantarse y Malu repentinamente se va.

Después de ese momento las cosas cambiaron mucho entre Malu y yo, miradas llenas de complicidad y ganas, cada vez que nos encontramos comenzamos un juego de roces y toqueteos sobre todo por sus abombadas nalguitas, a veces con mis brazos, a veces con mis piernas, nalgas, pero la mayor de las veces con mi paquete, ella a veces se retiraba o incluso me huía, pero en el próximo encuentro se dejaba rozar, en cualquier parte de la casa y si nos encontrábamos en una puerta ella se ponía de inmediato de frente hacia el marco y dejaba su culito atravesado, yo me ponía de frente a ella y le restregaba con lentitud mi paquete que casi siempre saltaba de excitación.

A veces la encontraba en el quicio de su puerta, donde era evidente que ella estaba esperando que yo pasara, ya sea hacia el ático o saliendo de él y me miraba con ganas de jugar, yo rápidamente entraba a su habitación y la pegaba de cara a la pared y restregaba sin reparo mi sexo contra su trasero empujándola con fuerza contra la pared, besaba su cuello o mordía suavemente sus hombros. Algunas veces los besos fugases eran muy ardientes.

Principalmente en la cocina es donde más encuentros teníamos en las noches muy tarde, en la nevera me pegaba detrás de ella buscando algo también y ella a veces se agachaba y dios!! Eso era un suplicio, a veces entraba a la cocina sabiendo que ella estaba allí y cuando me veía se agachaba en algún gabinete a buscar algo, creo que ni Usain Bolt corría tan rápido como lo hacía yo para tomar posición. No había osado tocarla en sus partes más intimas, aunque el deseo me consumía no osaba ir más allá, solo rozaba sus nalgas. Me aferraba a sus caderas, sus brazos y muslos.

A veces la osadía era tal, que estando en el grupo familiar una mirada furtiva era suficiente para saber que uno de los dos se pararía y se iría a algún otro lugar de la casa, y el otro a los pocos minutos íbamos en pos del encuentro.

Ya rayábamos en el descaro, pero no decíamos nada, solo la mirada lo decía todo, yo con mirada de pasión ardiente y lujuriosa y ella la del deseo incontrolable e inconcluso. Hasta entonces no hablábamos sobre lo que ocurría, solo había deseo en las miradas y actuábamos acorde a ello.

Muchas veces nos dimos cortos besos, otras veces besaba su oreja o su cuello, muchas veces ella me apretaba los brazos y podía notar como se contenía de ir más allá, la expectativa y miedo se agolpaban en ella en los momentos más tórridosde los encuentros, haciéndola huir finalmente.

© JPSanyoto