Mi Inocente Cuñada 12
Yo me quedé quieto y ella petrificada, y que pasaron unos eternos 5 segundos, en lo que pensé: ¿desde cuándo estaba ella allí? ¡Todo el tiempo! ¿Cuánto había escuchado? ¡Todo!, ¿Habría escuchado la película porno? ¡De cabo a rabo!, ¿Habría escuchado a Malu? ¡Con lujo de detalles! ¿Habría creído lo que se dijo de mí? ¡Tenía que verlo!.
Vertiginosamente mi mente me hacía esas preguntas y ella misma se respondía, ella no hacía nada. Y como el casado era yo, debía ser yo el que diera el primer paso, es la norma. Ella estaba inmutable sentada en frente de mí con una mano entre los panties, mirándome fijamente a los ojos, entonces saqué la mano del short, pero no vacía, la saqué con mi mejor amigo.
Los ojos de ella se desviaron hacia abajo, cuando vio el movimiento y los ojos se abrieron de par en par cuando vio mi sexo duro y a la máxima expresión. Su respiración se aceleró de manera vertiginosa que sus senos parecían latir en su pecho.
Me empecé a acercar lentamente, su mano dentro del panty empezó de nuevo a moverse, mientras que la otra soltando el vestido se acercó a mi sexo, lo tomó por la cabeza y me haló con firmeza hacia ella en forma decidida y empezó a reconocerlo con su mano recorriendolo todo. Llevé una de mis manos a uno de sus senos donde los noté abundantes y suaves al tacto pero firmes al amasarlos, ella lentamente fue acercando su rostro a mi sexo y lentamente se lo empezó a meter la cabeza en la boca.
La expresión de su rostro fue como cuando vuelves a probar un manjar que tenías tiempo sin comer. Esa expresión se me grabó en mi memoria y recordé a Malu hace unos días atrás. Mi mente se fue poniendo en blanco y no pensé en consecuencias o beneficios, ni en pérdidas, ni ganancias, en nada, solo pensé en tener sexo con la suegra y eso iba más allá de cualquier limite que yo hubiese vivido.
Ella me empezó a dar lo que se llama La Señora Mamada de Verga, cual veterana de mil batallas. La suegra tenía sin duda alguna una maestría en “artes mamatorias”, ella alternaba la velocidad y la fuerza de la succión, con la velocidad y fuerza de presión de su mano, pajeándome a la vez y sin hacer el mínimo ruido en la succión, empecé a pellizcar uno de sus pezones duros y amasar aquel seno abundante y turgente cual adolescente, sin duda una operación bien hecha.
En un momento ella se detuvo y se paró repentinamente, —ya se arrepintió— pensé, pero entonces me hizo señas con los ojos de que la siguiera, agarró la llave de su camioneta en el porta llaves de la cocina, apagó la luz de la cocina y se dirigió al garaje, cerré la puerta tras de mí y ella se fue hasta su auto, que era el que estaba casi más lejos de la puerta de la cocina y yo por supuesto la seguí.
Habían 5 autos allí, el de ella era una camioneta Toyota LandCruiser del año, le dio a un botón del control y sacó los seguros, me arrastró a la parte de atrás, mientras ella abría unas ventanillas en los portones del garaje, yo abrí las compuertas de la camioneta y me subí, ella me siguió y cerró las compuertas a la vez que yo accionaba las palancas de los asientos traseros para tumbarlos y ampliar el piso ganando más espacio, la luz de adentro se apagó y todo quedó en penumbra, no se veía nada, solo un led parpadeante y rojo en el tablero de la camioneta y el reloj del equipo de sonido, ella sacó de uno de los paneles laterales unas toallas limpias, que siempre tiene allí para el gym o la playa, y las tendimos en el piso.
Parecíamos dos novatos nerviosos, ella de nuevo tomó el control y apretó un botón en el control y la camioneta se encendió silenciosamente, fue a gatas sorteando los asientos a la parte delantera, encendió el aire acondicionado y el reproductor de cd's y empezó a sonar Enya a bajo volumen.
Una vez todo listo, ella me quitó la franela con ligero apuro y pronunció las primeras palabras, “que me bajara el short”, ella se sacó la bata por encima de la cabeza y me hizo acostar y acomodándose entre mis piernas reanudó lo que estaba haciendo en la cocina. Mi sexo seguía igual de duro, acostado con las manos detrás de la cabeza y con los ojos cerrados, pensé por un momento la vuelta que dio la tortilla, pero no podía pensar bien, la mamada que mi suegra me estaba dando eran algo distinto y fuera de este mundo, todo lo que hacía era nuevo, lo hacía con una maestría insuperable, combinaba intensidad, fuerza, velocidad de sus manos y su boca de una manera sincronizada, estaba dejando bien en claro que era una maestra en esas artes.
Ella llevó todo el tiempo las riendas del asunto, me di cuenta que es del tipo de persona que le gusta dominar y llevar las riendas en la cama, yo simplemente me dejé llevar, supuse que así debía ser, primera vez que estaba con alguien tan mayor. Además una señora como ella es muy peculiar, ella en la vida normal es una mujer muy amable, que pese a su porte elegante es una persona sencilla. Y como no, exigente con que todo esté bien a su alrededor, pero en la cama era otra, es lo que todo hombre desearía en su casa.
Con todo lo que había escuchado esa noche y los sustos por los que pasé, al final y al cabo estaba bien excitado y en menos de 5 minutos me vine en su boca, claro no sin antes avisarle, ella no hizo ningún ademán de retirarse, es más, intensificó las acciones y con más fuerza, me hubiera gustado ver su cara, pero por la oscuridad reinante era casi imposible, ella luego que chupó todo lo que tenía que chupar y dejar mi tallo seco y sensible. Reptó sobre mí hasta encontrarnos y besarnos desaforadamente, ella me hizo girar sobre ella y abrió las piernas para quedar acoplados, después de besarnos un poco ella misma me fue empujando hacia sus senos, de piel suave con unos pezones medianos y erectos, los chupé con delicadeza, tenía miedo de hacerle daño, nunca antes había estado con alguien tan mayor, entonces la trataba con mucha delicadeza.
Más estupefacto quedé cuando me dijo con confianza, que chupara con fuerza y dejara el romanticismo y que la cogiera bien cogida que para eso era que estábamos allí, apretándose ella misma los pezones y dándomelos a chupar. Haciendo caso de inmediato me puse a realizar la misión encomendada. Empezó ella a suspirar más fuerte, después de mordisquear y chupar con la fuerza correspondiente, bajé hasta su pequeña tanga de encajes, donde la rompí de los lados para deshacerme de ella, cuando rompía cada costura ella se sobresaltaba. En ese momento algo en mí se desató también, y la lujuria invadió la camioneta, me fui directo a su canal bien húmedo, guiado por un camino fino de pelitos.
Unos labios finos y suaves me dieron la bienvenida y mi lengua traviesa invadió su sexo, bebiéndome con ansias su humedad. Ella pegó sus piernas a su pecho y yo con una mano apretaba las piernas y comienzo de las nalgas, la doña estaba en forma y tenía las piernas y nalgas duras, un dedo travieso se fue colando entre ellas, lo metí sacándole un gemido, y se me escapó también uno a mí, celebrando que ese polvo no terminaba sin haber entrado por la salida.
Mi boca fue inmisericorde con su botón, ella halándome por los cabellos restregaba mi cara contra su sexo y me presionaba con fuerza, mi otra mano la llevé a sus tetas y pellizcaba un pezón con fuerza haciéndola retorcer de placer, sus gemidos en algún momento se confundieron y no podía decir cuál era de dolor y cual era de placer. Ella serpenteaba como una culebra, me jalaba los cabellos y me apretaba con sus piernas, mis dedos entraban y salían de ella, aplicaba más fuerza sobre su botón lo apretaba con los labios y lo golpeaba con la lengua, ella elevaba su cadera y se dejaba caer a cada estremecimiento que le propinaba mi lengua a su sexo y este a su cuerpo durante el inmisericorde castigo.
Nuevamente excitado y luego de que ella se derritiera en mi boca, me separé y me coloqué de rodillas sentado en mis talones, me incliné hacia adelante apoyando las manos en el piso alfombrado, empujé y entré con algo de dificultad a su sexo, estaba muy caliente y húmedo, ella soltó un leve quejido en un suspiro. Empecé un bombeo lento que en menos de un minuto a petición de ella se hizo muy rápido, ella casi de inmediato volvió a convulsionar por los espasmos de un nuevo orgasmo, ella gemía muy levemente, pero su cuerpo decía que estaba acabando, aceleré nuevamente y por unos extenuantes 10 minutos la penetré rápidamente, estaba ya en el limite de mi resistencia, ella gemía entre los dientes y me apretaba los brazos con cada orgasmo que la invadieron repetidamente, la hice tomar sus piernas con sus manos y colocando mis manos detrás de sus rodillas y empujándola hacia delante o sea pegándole las rodillas en su pecho saqué mi sexo y lo apunté a su anillo.
Ella se abrió las nalgas con sus manos y mi punta se posicionó solo en su entrada que estaba bien húmeda de sus fluidos, empecé a empujar, luego de una pequeña resistencia, mi suegra soltó un gemido gutural cuando por fin pasó y lentamente se fui entrando hasta que mis piernas tocaron sus nalgas, solo entonces fue ella soltó un respiro que había contenido mientras mi sexo entraba. Esperé un poco y empecé a salir de lentamente hasta el cuello del glande, sintiendo como las paredes de ese anillo añejo recorrieron milímetro a milímetro la piel de mi sexo.
Un rápido bombeo nuevamente le sacó un orgasmo, mientras ella accionaba su mano sobre su sexo. Luego de inmediato me tumbó en el piso y se puso a horcajadas sobre mí, se metió de nuevo mi sexo en su culo y me cabalgó como una degenerada, se inclinó sobre mí mientras ella martillaba mi pelvis y casi clavándome los dientes en la clavícula, sus manos fueron hasta mis tetillas y allí me las empezó a retorcer con fuerza y a pellizcarlas, haciéndome sufrir de placer.
Se vino rápidamente, y yo estaba en vías de lo mismo, haber acabado antes en su boca me había hecho resistir tanto, pero ya el dolor de mi glande me indicaba que en cualquier momento estallaría en blanco, ella notó en mis gemidos y me preguntó si iba acabar, y le dije que estaba a punto, de pronto un frenético y eufórico bombeo de su parte y se castigó hasta el fondo, dándose muy duro en el clítoris mientras yo empujaba hacia arriba en un rápido mete y saca, haciéndome ir en blanco dentro de ella, ella terminó con fuertes espasmos musculares a tiempo de que la dureza de mi tallo se hizo humo y la sensibilidad ya no me dejaba ya coordinar los movimientos.
Ella cayó sobre mí respirando exhausta, mientras mis manos amasaban sus nalgas...
—Que divina y que gorda tu verga Pedro, nunca pensé que fueras tan afortunado, ahora entiendo por qué Maru te ha perdonado tantas cosas.
—Tantas no, una sola cosa y yo amo a Maru suegrita, pero a veces hay cosas que no se pueden evitar, como esta por ejemplo.
—Sí te entiendo, yo sé lo que es eso, tampoco lo pude evitar. Después de lo que escuche hoy me dije que tenía que verlo y mira jamás pensé que apenas terminara de pensarlo se me iba a hacer realidad.
—Yo sinceramente, jamás se me había pasado por la mente darte una cogida o que me dieras una cogida como esta, no te niego que si te miré muchas veces y una vaga idea pasaba por mi mente, pero de allí a esto, había un completo océano de por medio.
—Bueno, te dejo a ti la decisión de repetirlo, siempre y cuando esto no afecte tu relación con mi hija.
—No se preocupe suegrita, que para usted cuando quiera, solo tiene que pedírmelo.
Nos besamos nuevamente por un rato hasta excitarnos nuevamente y volvimos a echar un polvo más calmado y apasionado, cuando terminamos eran casi las 4 de la mañana, nos vestimos y después de apagar el silencioso auto, salimos con cuidado, las muchachas se debieron haber ido hacía rato, por que todo estaba a oscuras, mi suegra salió primero y yo me quedé en la cocina un rato, saqué un botella de gatorade y me senté un rato a pensar en el giro que había tomado el asunto. Ahora eran tres los culos que debía administrar en la casa y pensar que en ese momento a quién tenía en mente era a Carola. Cuando terminé el gatorade, subí y me di un baño ligero y me fui a dormir.
Ese fin de semana fue algo conmovido en casa, al día siguiente de la reunioncita de Carola y sus amigas, y lo de la suegra, al suegro le hicieron entrega del yate que había mandado a repotenciar hacía casi 4 meses y todos en casa estaban entusiasmados por saber hacia donde sería el próximo viaje. Sin embargo solo el suegro y yo salimos ese sábado en el yate. El paseo consistió en darle la vuelta a las tres islas que conforman el estado Nueva Esparta y tenía un propósito, el suegro quería hablar seriamente de negocios. Y me despertó bien temprano para ello.
Su idea era convertir la nave en un muy exclusivo yate de fiestas, recalcando “muy exclusivas”, solo para un target muy selectivo y sin importar lo que en él se haga. Había algo misterioso en lo que él estaba proponiendo, sentía que quería darme plena libertad de hacer lo que quisiera. En mi mente imágenes obscenas se hacían presentes, pero yo no podía ni en sueños sugerir algo así al suegro, ni loco que estuviera.
Desde hace tiempo un amigo del suegro le había propuesto lo mismo, pero el suegro se negó porque lo conocía muy bien y sabía que no era muy de fiar, pero la idea le quedó rondando en la cabeza y le gustó mucho. Entonces era casi exclusivo que ese tipo de eventos solo se veían en películas, y podíamos ser pioneros en el país. Sobre todo en la isla. Que ya se ofrece ese servicio, pero es más turístico y muy común.
Las empresas turísticas realizan unos eventos así, la diferencia está en que esos eventos son accesibles para cualquiera y lo que el suegro tenía en mente iba un poco más allá, a un nivel exclusivo de personas con muy alto poder adquisitivo. Fiestas corporativas, matrimonios, agasajos y eventos privados “muy exclusivos” cosa que él recalcó varias veces, pero no me dio más detalles.
Aún así se asesoró muy bien y pensó que él solo podría poner el negocio en marcha y me quería proponer ser el socio operativo. Él ponía todo el capital, tanto activo como líquido y yo me encargaría de hacerlo funcionar, su intención también era realmente hacer ver que vendió el Yate a esta nueva empresa manejada por mí y con esa venta comprarse un yate nuevo.
En una venta real no le iban a dar lo que pretendía pedir por el yate, a menos que fuera vendido en el extranjero sin saber cuanto se tardaría en venderse, entonces prefiere invertir en un negocio que le permita pagar el crédito que tenía pensado pedir a su banco para la compra del nuevo yate y el viejo yate se encargaría de pagarlo, matando dos pájaros de un solo tiro y quizás tres.
Él mismo decía que si alguien de la familia lo manejaba, todo quedaba en la familia y así creía él que era mejor para todos. Pensé que la razón todo esto, desde que estamos viviendo con él, es que ha visto como María Eugenia, la niña de sus ojos, ha trabajado mucho, oye como se queja de sus jefes, de falta de mejores condiciones laborales, además no le gusta verla llegar tarde trabajando para una empresa particular como una empleada, cuando puede ser dueña de su propio negocio, o tener un alto cargo en la empresa de la familia, pero él decía que orgullosa le había salido la muchacha, orgullo que yo no entendía, por que no a fin de cuentas ella no se cohibía de pedir a su papá cualquier cosa de la que se antojara. Y no es que nosotros dos estuviésemos pasando trabajo, vivíamos muy cómodos con buenos empleos, pero solo era eso, empleo. Supuse que la idea final era que ese negocio nos quedara a nosotros como parte del patrimonio que él quería dejarle a Maru. Sabiendo que ella en un principio se negaría, que mejor que meterme en el negocio a mi primero sin decirle nada a nadie ni a ella.
De vuelta, la casa estaba tensa, pues el suegro nunca había dejado a la familia en casa y se había ido solo en el yate sin anunciarlo o sin una planificación previa. Él solo dijo estaba probando el yate para el viaje que iban a hacer todos el fin de semana siguiente hacia la isla de los Roques, ese anuncio fue suficiente para alegrarlos a todos. Ese fin de semana tuve descanso en todos los frentes, después del viaje con el suegro me sentí realmente agotado además de la noche intensa con la suegra. No había dormido casi. Aunque mi organismo ya estaba acostumbrado a tener acción diaria, el que ese día no la hubiera, fue para descansar.
Lo de la suegra me dejó realmente sorprendido, ni en mi puta vida pensé lo que pasaría, apenas bucearla muy someramente, pues las señoras muy adultas no eran mi tipo, si bien ella estaba en excelentes condiciones físicas, tetas operadas, un par de potentes nalgas que las hijas heredaron muy bien, unas piernas firmes y torneadas y abdomen plano, no la había visto en plan sexual y muchísimo menos tan ardiente como me lo demostró el sábado en la madrugada.
Siempre me pareció, que se veía muy joven para su edad, su cuerpo realmente torneado y firme daban cuenta de ello, muchas mujeres en sus 20´s y 30´s desearían tener el cuerpo que tiene la suegra. Pero lo que realmente me dejó sin palabras es la veteranía con la que ella se desenvolvió. Uno se puede imaginar una señora de edad, haciéndolo como se puede uno maginar a alguien normal, pero con algo más de experiencia. Aquí no pasó así. Eso fue como una clase magistral de una película porno. Las formas en que ella lo hizo todo daba cuenta de que ella iba más allá del convencionalismo en la cama, el suegro debía ser alguien muy afortunado de tener tan fogoso ser a su lado.
Como les decía, fue un fin de semana relajado, aunque casi no vi a Malu, sabía que ella estaba muy pendiente de mis movimientos, y más luego de la noche de fiesta cuyo tema principal fue el sexo. Y La semana siguiente me tocó pagar ese fin de semana con creces, todos los días de la semana Malu fue insaciable. Y eso me estaba empezando a preocupar.
Varias veces ella intentó penetrarse analmente, pero era yo el que se detenía justo antes de penetrarla totalmente y rajarla. Realmente me daba miedo no solo a las consecuencias físicas si no a la muy posible adicción en la que Malu seguramente va a caer. Pero algo me estaba quedando claro, tarde o temprano iba a tener que ser yo quien lo hiciera, su insistencia iba en aumento y mi resistencia en detrimento.
Y llegó el fin de semana, el viernes al mediodía estábamos todos preparándonos para salir de viaje en el yate, saldríamos en aproximadamente una hora de la casa hacia la Marina del Hilton, donde estaba estacionado el “Don Mario” solo para abordar y allí una media hora de preparación, eso si es que el capitán Oswaldo no tienen ya todo listo para partir, de lo contrario eso es llegar y a los 5 minutos zarpar. Si el mar abierto estaba tranquilo en unas 8 horas a 18 nudos la máxima velocidad del yate estaríamos allá. Pero si no, es posible que llegáramos entre 9 y 10 horas.
De repente una llamada en la casa que atiende la suegra pareciera echar por tierra los planes del viaje. Era la empresa que iba a instalar un sauna en el área de la piscina y estaban confirmando la cita para el día sábado o sea al día siguiente, y que desde hace un mes se había agendado. La suegra dijo entonces que ella se quedaba en casa a esperar la instalación y que no canceláramos el viaje.
A todos no nos sorprendió mucho tal sacrificio de la suegra, y hasta nos pareció extraño, en otro momento ella cancela la instalación y paga lo que sea para que se haga la instalación otro día. Y no sé por qué, pero presentí que algo no estaba bien, pero qué podría ser, como para que la suegra quiera quedarse. De momento nadie pensó o dijo algo. Entonces soltó la bomba...
—Pedro Miguel necesito que te quedes para que me ayudes a supervisar la instalación, espero eso no sea problema viéndome a mí y a Maru —dijo tajantemente. Era casi una orden, de tal magnitud que Maru fue incapaz de decir algo al respecto. De inmediato supe lo que me esperaba.
—Por mí no, mamá —dijo Maru algo resignada.
—Claro suegra, cuente conmigo pa lo que sea. —dije con ligero entusiasmo ya haciéndome a la idea de lo que se avecinaba.
Todos lo tomaron con ligereza, además no era raro que ella a veces no fuera a los paseos en yate, al menos los paseos cortos, no era la primera vez que se quedaba.
Me tocó llevarlos a todos a la Marina al medio día y cuando venía de regreso pensando en el fin de semana que se me avecinaba, decidí jugarle sucio a la suegra. Me paré en la primera farmacia y compré una pastilla de Cialis y me la tomé de una, si ella había planificado esto realmente no sabía lo que le esperaba.
Al llegar a casa ella no estaba, me tomó fuera base ya que iba dispuesto a entrar en acción, es más llegué excitado y eso que la pastilla aún no había hecho efecto. En vista de que no sabía dónde estaba decidí darme un buen baño y podar el patio de juegos, y esperarla listo para la acción y finalmente me dormí.
Serían como a las 6 de la tarde que ella llegó, justo después que se fueran las mujeres de servicio. Desde ese momento aquello fue una batalla campal, ella tenía la resistencia física y yo la inmisericorde insistencia. No hubo lugar de la casa exceptuando las habitaciones de los demás donde no lo hicimos esa noche, en la cocina, en sala, el bar, el comedor, Parecíamos dos adolescentes aprovechando la casa sola.
Hasta finalizar en la habitación de huespedes, allí ella pidió tregua a la segunda batalla ya en la madrugada. Sin la Cialis podía durar 30 minutos, “ahora con la pastilla del fin de semana” duraba la hora y más, además la dureza de mi sexo se potenciaba de una manera que se ponía duro cual hierro, haciéndose imposible doblarse para comodidad de las féminas y lo mejor era que había un ligero incremento en las dimensiones totales.
A la mañana siguiente nos despertó el ruido de la aspiradora en el pasillo de las habitaciones, de las tres mucamas que allí trabajan, la que cocina se fue en el yate, y a una se le dio el día libre del sábado, pero una iba a hacer limpieza y allí estaba.
Yo me asusté realmente, pero la suegra me hizo señas de silencio y poniéndose una bata salió rápidamente. A la media hora estaba de vuelta, había despachado a la chica. Quedándonos nuevamente solos dando rienda suelta a nuestra lujuria matutina.
Casi al medio día llegó la empresa del sauna, tardaron unas dos horas en hacer la instalación de la caseta que ya venía pre-armada, tiempo durante el cual descansamos y pedimos comida a domicilio. Ese sábado la batalla continuó, durante el resto del día hubieron 5 o 6 enfrentamientos y ambos quedamos exhaustos, que apenas con fuerza comimos sushi a domicilio y caímos rendidos después de comer.
El domingo fue más relajado, pasamos el día en la piscina hablamos mucho sobre esto que estaba pasando y me dijo que esto no debía repetirse en la casa, al menos no en mucho tiempo por eso ese maratón del fin de semana. Ella había pasado la semana ideando algo para poder estar juntos, sin embargo para el viernes nada se le había ocurrido. No fue sino hasta la llamada del sauna que se le prendió el bombillo e inmediatamente aprovechó la oportunidad.
La piscina fue testigo del último polvo, el que más daño hizo. Si no era el canto rodado contra mi espalda, era el agua que diluye nuestros lubricantes naturales y que han dejado nuestros sexos a viva piel. Quedamos escocidos literalmente. Al final de la tarde tuve que salir a comprar Beducen que es una crema reparadora de la piel y una crema analgésica. Después de aplicarme la crema me acosté a dormir a esperar que llegara la familia.
Me despertó Maru como a las 9 muy cansada, fue a darse un baño y al regresar se acostó para caer rendida de inmediato, igual me dormí rápidamente también.