Cuñada
February 9

Mi Inocente Cuñada 15

Lujurias

Después de ese domingo, los encuentros con Carola se hicieron humo. Empezamos a coincidir cada vez menos. Al parecer estaba evitándome a toda costa, esto solo podía significar dos cosas. De verdad quería evitarme porque no le gustaba o quería evitarme porque sí le gustaba.

Malu después de ese lunes que no quiso nada conmigo, al día siguiente era todo amor, y más decidida que nunca, el saber lo de la madre la ha puesto en constante ataque, y esta semana apuntaba a que iba a ser igual de intensa a la anterior. Ella quería a toda costa que le rompiera el ojete... Si tan solo supiera lo que le iba a doler.

El miércoles no la vi en toda la mañana me extrañó, pero agradecí que no apareciera por que me sirvió para descansar, ya en la tarde se me apareció en la habitación, ya todos se habían ido de nuevo al trabajo. Pero esa tarde todo lo que hicimos fue discutir, ella seguía insistiendo, llegó con un gel anestésico dispuesta a toda costa ese mismo día hacerlo.

—¡Que no Malu! yo no puedo hacerte eso, entiende que te va doler mucho...

—No me va a doler, para eso traje el gel...

—Pero entonces tampoco lo vas a disfrutar.

—No importa, lo que importa es que me lo puedas hacer por atrás, ya tendré tiempo para disfrutarlo —tomando mi cabeza con sus manos y acercándose a milímetros de mi cara. —entiende que quiero entregarme entera a ti —quedándome asombrado.

Eso también me preocupaba, pues sentía que se estaba obsesionando ¿se estaría enamorando? Peor aún. Debía empezar a buscar de una vez una salida donde nadie sufriera consecuencias fatales, refiriéndome a Malu y a Maru.

Esa tarde en el primer polvo el sexo fue salvaje, ella me cabalgó con una furia increíble nunca la había visto así, estaba descargando su frustración con furia. En el segundo round del encuentro, en un momento en el que aún estaba de cuclillas sobre mí, tomó mi sexo y lo apuntó a su anillo rápidamente y se dejó caer de manera brusca. El grito que pegó no fue normal, me asusté no solo porque le pudo haber dolido, si no por que las mujeres de servicio pudieron escucharla aún fuera de la casa.

Su falta de experiencia no permitió la entrada limpia de mi sexo, sino que mi tronco se dobló con mi glande casi dentro de su ano haciendo que mi sexo saltara disparado hacia afuera causándole un dolor muy grande. Solo quién ha pasado por esto, sabe cuan doloroso puede llegar a ser, incluso para nosotros.

Pero creo que esto me hizo dar cuenta de algo, por un pequeño instante sentí en mi glande como su anillo había cedido a la violenta intromisión, podría jurar que así fue. Esto me daba una nueva perspectiva, si bien no continuamos por el dolor, el susto, y mi negación a seguir teniendo sexo esa tarde, por temor a las servicios y a que nuevamente intentara suicidarse analmente, terminó en una nueva discusión.

Y es que las casualidades estaban a la orden del día. Luego de que Malu se fuera hecha una fiera a su habitación a los quince minutos llegó la suegra.

Yo estaba en el taller liberando las tensiones que me había provocado Malu, y la suegra me fue a buscar diciéndome que en 20 minutos fuera a su habitación, que necesitaba hablar conmigo de algo urgente. Luego de haber pasado el susto de nada más imaginar que hubiera subido a buscarme a la habitación y me encontrara tirándome a la niña de la casa.

Por un momento el miedo me invadió nuevamente que me hizo estremecer el tuétano de mis huesos, porque seguramente una de las mujeres de servicio se dio cuenta lo que había pasado hace unos minutos con Malu y fue con el chisme a doña María.

Aquí fue, pensé. Hasta aquí me había traído el río. Luego de eternos 20 minutos y haciendo de tripas corazón, fui a su habitación.

Su habitación era un suite inmensa, en la antesala tiene un sofá una mesa de centro y dos poltronas, también tenían un pequeño comedor, un refrigerador ejecutivo y un mueble con paneles y donde había un gran jarrón con flores frescas.

Al entrar la suegra prácticamente me ordenó que me sentara en el mueble de dos puestos de la antesala y pasando la puerta entró a su habitación de nuevo, tenía un albornoz de baño de color blanco impecable.

Escuché como se movía en su habitación, abriendo y cerrando gavetas, puertas, caminando de un lado a otro, sentándose, para que finalmente luego de unos eternos 15 minutos apareciera por la puerta de su habitación cual conejita de playboy.

Tenía un conjunto blanco de encajes con medias largas, tacones y liguero incluido, de verdad doña María José estaba muy buena, tenía un cuerpo tonificado, firme y se veía imponente, ligeramente fibroso, pero ni de cerca como Carola, pero si torneado y los cuadritos de chocolates se notaban claramente en su estómago. Se había vestido para matar, quería sentirse sexy y vaya que si lo estaba.

Dirigiéndose a mí me dijo —Prepárate que vengo con muchas ganas.

Mi sexo seguramente se disparó un récord en velocidad de erección, que rápidamente se hizo dolorosa bajo el pantalón. A medida que se acercaba a mí en un caminar cadencioso me fui desabotonando el pantalón para bajarlo violentamente a mis pies, quedando solo con la carpa digna de un circo que en mi bóxer formaba el mástil entre mis piernas.

Se paró frente a mí con las piernas ligeramente separada y sus manos en la cintura de manera desafiante y ese par de tetas la hacían ver una mujer poderosa y ella mirando la carpa en mi bóxer procedió a arrodillarse entre mis piernas y liberando mi sexo por la abertura de la prenda, procedió a engullirlo con la habilidad que la caracteriza.

Increíblemente lograba meterse más de la mitad de mi sexo en su boca. Mi dureza era tal que no permitía doblarse para que ella pudiera engullirlo por completo si así lo hubiese querido.

Mientras me pajeaba rápidamente me chupaba como posesa, pude sentir varias veces sus dientes en mi tallo por la fuerte succión que me estaba propinando, aún lejos de acabar por haber estado con Malu hacia un buen rato, la tomé por los brazos e hice que se subiera al mueble entaconada como estaba la hice agacharse sobre mi sexo.

No hizo falta que corriera a un lado su tanga, esta tenía una abertura a lo largo de su raja, estaba diseñada para el sexo y con lo húmeda que estaba su vagina mi sexo entró como cuchillo en mantequilla. Entró entera y empezó a subir y bajar lenta y cadenciosamente, con sus manos a cada lado de mi cabeza agarrándose del espaldar del mueble.

Allí estuvo rebotando largo rato, mientras yo no dejé de amamantarme de sus senos intercalando mi boca y mis manos de pezón a pezón, hasta que se vino espasmódicamente, tomándola por la cintura la hice ponerse de rodillas sobre el mueble y parándome yo, me quité el bóxer empapado de sus flujos me coloqué detrás de ella y la volví a penetrar y empecé a bombear rápidamente con fuerza sacándole cortos gemidos cuando cacheteaba sus nalgas con mis caderas.

Lejos aún de acabar por mi sesión anterior con Malu, viendo su rosado ojete en la transparencia de su prenda íntima y recordando por momentos a Malu y su insistencia anal, tomé con mis manos la prenda y rasgándola en dos por completo con violencia haciéndole dar un grito corto de sorpresa.

—Prepárate suegra que te voy a romper el culo —tomé mi sexo bien lubricado de sus jugos y luego de escupirle el anillo a doña María, lentamente en un solo movimiento se la metí hasta los huevos.

Con lentos y largos movimientos de tope a tope empecé a bombearla hasta convertirlo en un pistoneo a toda regla, agarrándome con fuerza de sus mismas nalgas mientras ella gemía levemente. Quería hacerla chillar, sé que se resistiría pues estaba el riesgo de ser oída, así que soltando una nalga rápidamente le soné una fuerte nalgada que le hizo pegar un corto y agudo grito.

Volteó su cara con una mirada que no supe describir en ese momento era como rabia con miedo y dolor o gusto con sorpresa y pidiendo más. Tomé la segunda y soltando una nueva y más fuerte nalgada me gritó entre dientes que ¡no! tomándome la mano y apretándome las muñecas con sus uñas.

Miró con miedo hacia la puerta y mirando mi intención pícara en mi rostro, y comprendiéndome ella se llevó su mano a la boca para taparla a la vez que mi otra mano se asía con fuerza de su cadera, empecé a bombear fuertemente donándole cada dos por tres una sonora nalgada en su posadera derecha.

Ella gemía continuamente y también ahogaba sus gritos con cada nalgada en su mano, sentir semejante poder detrás de doña María disparó mi las ganas de acabar, cuando ya ella estaba sufriendo los estertores de un violento orgasmo, procedí a llenarla con potentes descargas de mi blanco orgasmo. Con una nalga completamente roja he hinchada con mis dedos marcados se dejó caer boca abajo en el mueble.

—Eres un hijo de puta —me dijo en su jadeante respiración.

—¿Yooo? ¿Por que dice eso suegrita? —sonando irónicamente juguetón y cariñoso.

—Desgraciado, búrlate... Siento que la nalga me quema del ardor.

—Sí lo sé, tu nalga me ha dejado la mano ardiendo —dije reprochándole y siguiéndole juego.

Luego de un pequeño silencio le pregunto.

—¿Y eso suegrita, a qué se debían esas ganas?

Ella se voltea sobre su nalga sana y apoyando su cabeza en su mano izquierda mira mis ojos buscando en mi mirada algo que le indique que puede confiar en mí.

—No tiene por qué contarme...

—Hace unos 19 años tuve un amante, que era 10 años menor y por quien creo me dejé llevar por los sentimientos y en el que yo creía era el mejor momento de la relación, de la noche a la mañana me dejó por una más joven y se casó con ella a las tres semanas de haberme dejado...

—Ya va, hace 19 años?.. O sea Malu es...

—No nada que ver, sexualmente era bueno y el despecho y las ganas las sacié con Mario de allí salió Malu y gracias a ese embarazo no sufrí despecho, fue fácil superarlo. Después a los 3 años empezamos a cruzarnos en la calle y a coincidir en alguno que otro evento y siempre me echó en cara lo joven y hermosa que era su esposa, de repente empezó un acoso algo extraño, pues en cualquier oportunidad que tenía me criticaba la edad.

Me decía vieja en mi cara y me comparaba con su esposa y Bueno para hacerte el cuento corto, luego perdimos contacto rara vez me lo cruzaba pero yo lo ignoraba, desde hace unos meses empezó a coincidir en el gimnasio al que voy regularmente. Al principio iba con la esposa, que terminó engordando una barbaridad y estaba horrorosa, tan así que tú eres un esqueleto a su lado y a causa de los embarazos ella se puso así.

Ella lo acompañó la primera semana y luego no fue más. Y a partir de entonces me ha montado un acoso sobre todo visual, se pavonea delante de mí, se mete al baño y sale con su sexo erecto pegado a su cuerpo y descaradamente me lo muestra.

Hasta hace dos días no me había hablado aún, hasta que empezó a hacerlo y a echarme los perros descaradamente. A tal punto que hoy empezó a recordarme nuestros mejores momentos y no he podido evitar recordarlos y excitarme...

—¿Y por qué no se lo tiró doña María?

—Por favor Pedro Miguel, cuando estemos así juntos no me vuelvas a decir doña María llámame por mi nombre nada más.

—Está bien, María, ¿Por qué no se lo tiró?

—Porque a él ya lo he superado, no lo quiero, ni lo necesito en mi vida. Simplemente me provocó hacerlo y quién mejor que mi propio fuckboy jejeje.

—Jajajajaja suegra me alaga y bueno, cuente conmigo siempre que me necesite...

—Lo sé, pero lo de hoy no se puede repetir, al menos no aquí en la casa. Estás dispuesto a ir fuera de casa, a un sitio que yo te diga cuando yo así lo necesite?

—Pues claro dígame pa´ donde vamos.

—Pero hoy no, cuando llegue el momento te doy la dirección.

—Ok cuente con ello...

Luego de hablar trivialidades con la suegra y viendo la hora nos despedimos.

Ya en la noche a la hora de la cena pude notar a Malu con cara de pocos amigos, molesta por la discusión de la tarde y me puse a analizar un poco el asunto. Si Malu se está enamorando, por no saber si ya lo estaba seguramente, hacerle en culo sería la guinda del pastel. Pudiera ser que fuera solo un capricho, pero entonces su actitud me deja desconcertado.

Debo asumir lo peor y decido hablar con ella, apenas termine de comer.

Luego más tarde en la sala donde está el tv, estamos Maru, Malu, Mario jr. y yo viendo una película, en un momento dado Malu se levanta y va a la cocina, aprovecho y le preguntó a Maru si quiere una cervecita y me dice que sí, y me dirijo también a la cocina.

Ella está cerrando la nevera de sacar una Pepsi, cuando se topa conmigo al girar.

—Hola —le digo a la vez que abría nuevamente la nevera y me disponía a tomar par de cervezas.

Ella no me responde el saludo y se dispone a salir de la cocina.

—Espérate ¿A dónde vas? —Le digo tomándola del brazo y haciéndola girar hacia mí— te pasa algo?.

—Sí, me pasa algo... Me da mucha rabia que si le pudiste dar hoy a mi mamá por detrás y a mí no.

—¿De qué estas hablan...—me suelta y se va de la cocina dejándome hablando solo pensando en esa palabra "hoy".

¿Cómo lo supo? Me pregunto, y tomando dos cervezas salgo a la sala nuevamente, el resto de la película pensé varias veces en lo que Malu me había dicho.

Ya luego como a la una justo a punto de quedarme de dormido, pensé nuevamente en como supo que estuve con la mamá. Me paré con cuidado y bajé a la oficina, todo el mundo dormía ya, en la oficina encendí el ordenador y busqué la aplicación de las cámaras de seguridad.

En la búsqueda Seleccioné la cámara 12 que apunta al pasillo de la habitación de los suegros del día anterior. Seleccioné también la hora en que entré a la habitación, mientras iba a alta velocidad buscando el momento exacto.

Después de verme entrar a la habitación de los suegros en la pantalla a los 30 segundos aproximadamente aparece Malu acercándose sigilosamente a la puerta y se ve cuando pega el oído a la puerta.

—¡¡Dios!! Pensé, esta niña no se le escapa una. Me dispongo a verla en la pantalla sin apuros.

Haciendo memoria del día con la suegra, veo como Malu baila en la puerta pegando un oído luego el otro, como buscando el mejor punto para oír, hasta que la pega en un rincón y allí se queda quieta. Luego de un largo rato inquieta a causa de la excitación probablemente y en el mismo sitio, Veo como de pronto da un sobresalto y vuelve a pegar la oreja a la puerta.

Al poco rato otro sobresalto, seguro fue cuando empecé a darle nalgadas a la suegra, lejos de irse para no escuchar lo que tanta rabia le da y no puede disfrutar, empieza a tocarse por encima de su ropa, una mano se aprieta las tetas y la otra se agarra con rudeza su entre pierna.

Mete su mano entre sus prendas íntimas y se sienta en el piso al lado de la puerta y poco a poco se deja caer en el frío piso. Sus manos están haciendo estragos en su cuerpo, su pecho sube y baja frecuentemente, su cuerpo se estremece en un fuerte orgasmo.

Luego se queda inquieta, pero su pecho sube y baja erráticamente, hago zoom a la imagen de su cara, pero es muy borrosa la imagen, entonces se pasa la manos por los ojos y comprendo que está llorando. Me partió el alma verla así, pero debía que hacer algo al respecto. Luego con pesadez se para y se va a su habitación.

Cierro la aplicación y voy al directorio donde se guardan los archivos de videos en un disco externo que está oculto en la oficina, le cambio el nombre al archivo del día anterior de esa cámara y lo cambio por uno mucho más viejo.

Elimino el archivo comprometedor, apago el pc y me voy a mi cuarto a dormir...

© JPSanyoto