Cuñada
February 9

Mi Inocente Cuñada 9

Lujuria

Lujuria.

Me desperté, por los rayos del sol que directamente me daban en la cara. Miré hacia el lado derecho donde está el despertador y vi el pequeño equipo de sonido que estaba en el velador derecho de la cama decía que eran las 8:27 de la mañana, di un brinco sentándome al reconocer la habitación de Malu y que la hizo despertar asustada, me miró preguntándome asombrada por la luz del día que hora era, le dije la hora y peló más los ojos y se sentó en la cama, para descubrir la gran mancha de sangre, me asusté por que la mancha era más grande que un plato grande, le pregunté qué íbamos a hacer ella me dice más calmada que yo, que diría que le vino el periodo, ya le ha pasado antes. Eso fue un verdadero alivio.

Me paré y vi que yo también tenía sangre seca entre mis piernas y todo mi sexo también, ella tenía sangre seca en todo su sexo y las nalgas y piernas también, me puse el short y la franela, al bajar de la cama se quejó de que le dolían las caderas y la parte interna de los muslos y abajo en su sexo, ella se puso una franela grande, le dije que saliera y viera si alguien estaba por allí, ella salió caminando con algo de molestias y el tiempo que estuvo afuera me pareció eterno, regresó y me dijo que todos aún dormían, uff! qué alivio pensé.

Me acerqué a ella y le pregunté qué tal la había pasado y solo atinó a decirme que quería hacerlo nuevamente y muchas veces, que le había fascinado, le prometí que cuando tuviera cualquier oportunidad no la iba a desperdiciar, le di un piquito y me dispuse a salir.

Subí al ático, Maru aún estaba como la había dejado, tomé la toalla y bajé, me di un baño rápido y volví a mi cama, me acosté al lado de mi esposa que seguía en la misma posición.

Ese domingo sentí miedo de verla, no sé cómo actuaría ella frente a mí, pero también quería verla nuevamente. Fue un domingo relajado, retocé casi todo el día con Maru en la cama y hasta tuvimos sexo light.

El lunes siguiente comenzaría la nueva versión mi nueva vida. Digo nueva porque era una doble vida en la casa, ahora son "dos culos" que administrar. Dos culos que mantener contentos. Pronto descubriría que no sería nada fácil y que todo se complica progresivamente.

Estando en vacaciones Malu tiene demasiado tiempo libre en la casa y si bien tiene amigas son pocas las que visitan la casa y pocas las veces que ella sale. Yo también de vacaciones apenas la mitad del primer mes tengo mucho tiempo libre. Suelo ir a la obra de la construcción de la nueva casa apenas unas horas cada dos o tres días. Así que se podrán imaginar que hacía el resto del tiempo.

Apenas se iba todo el mundo, Malu llegaba corriendo y me saltaba encima así esté durmiendo o no. Ese lunes la última en salir fue la suegra, casi a las 10am. Yo estaba entre dormido y despierto y sentí la puerta del ático abrirse y cerrarse a lo lejos. Luego una carrera por las escaleras que me alertó de que alguien corría hacia a mí. Un grito corto, agudo y un estremecimiento violento en la cama me hacen pegar un brinco del susto.

Ella a horcajadas sobre mi empieza a darme besitos. Su pelvis hace presión sobre mi sexo con mucha tela de por medio.

—¡Vamos a hacerlo! ¿si? —Me dice toda risueña.

—hola, buenos días, ¿cómo amaneces? bien gracias y ¿tú?— le digo en tono burlón por su ímpetu y falta de buenos modales.

—Tonto, ya vi que amaneciste muy bien. —haciendo presión con su cadera dos veces sobre mi tallo casi completamente erecto, como casi siempre amanece y que ella sintió apenas se puso sobre mí— así que párate vamos a hacerlo.

Su ímpetu y descaro me asombra, en un solo día hay un cambio de 180°, ser tan salida es la imagen contraria que tengo de ella. Aún después de haberlo hecho con ella la madrugada anterior aún mantenían intacta la imagen de inocencia.

De inmediato me besó muy efusivamente sin importarle si me había cepillado los dientes. Por un momento pensé en detenerla para ir a cepillarme, pero si a ella no le importó ¿por qué tendría que preocuparme?

Mis manos fueron directo a sus nalgas, después de dos apretones metí mi mano por la liga superior de su pijama larga de algodón, tomando también la liga del pantys, di un tirón hacia atrás y luego dibujé un arco hacia abajo y hacia a mí, para dejar descubierta sus nalgas por completo y así apoderarme de ellas y sentir su piel tersa, suave y la firmeza de sus carnes. Con uno de mis dedos busque su anillo y empecé a dibujar circuitos en su anillo, mientras ella me comía la boca prácticamente.

De repente ella llevó sus manos a mis tetillas y las empezó a pellizcar con suave fuerza, potenciando enormemente la dureza de mi sexo presionado por el suyo. ¡Dios! ¿de dónde aprendió esta niña eso? Me provoca traspasar la tela y clavársela de una vez.

Me impulso con mis manos sobre la cama y quedamos sentados, la tomo de la cintura sin dejar de apoyarme en la cama, la hago girar y dejarla acostada debajo de mí. Con sus piernas sobre las mías hago que las estire y las coloqué en mi pecho mientras tomó su pijama y la halo hacia arriba quitándosela de un sólo tirón.

La vista de su pubis con su triangulo de pelitos claros y finos es simplemente sublime, debo completar el cuadro y tomando su franela por la parte de abajo y la saco por encima de su cabeza. Desde ese punto de vista, la visión de sus pequeños y perfectamente redondos senos, su pequeña cintura, sus hermosas caderas con sus huesos sobresaliente y su pubis adornado con ese triángulo de claros pelitos y esa cara angelical con una mirada llena de ganas, hace que mi mente se llene de pervertidas imágenes y entonces decido hacer realidad esas imágenes.
—Así como estás quiero bañarte de mi lechita.

—¡¡Chiii!! —dice ella con voz de hentai japonés, dejándome asombrado nuevamente y provocando una oleada de excitación sobre mí ya durísimo sexo.

—¿Eres una cajita de sorpresas sabías?—le digo mientras tomo mi sexo y lo apunto a su entrada.

—Ujum, eso me han dicho —y se sonríe pícaramente.

Dios! ¿Esta niña de dónde saca tal seducción? —pensé.

—¿Ahh si? ¿Y quién te lo ha dicho si se puede saber?. —le digo con una falsa molestia levantando una ceja.

—¡Pues tú tonto! ¿Quién más? Para que sepas eres el primero en casi todo.—me dice en tono regaloneado mimando mi ego.

Desciendo a su boca y la premio con mis besos, se cuelga mi cuello y me aprieta hacia ella, elevando su pubis buscando mi sexo. Entrelaza sus pies en mi espalda y se aprieta más hacia mí. Está ardiendo en deseo así que decido hacerla sufrir un poco y me despego de su boca buscando su cuello y descubro uno de sus puntos débiles, me aprieta como una posesa y me hala los cabellos. La muerdo suavemente y gime lastimeramente y una mano busca sacar mi sexo del short desesperadamente.

Tomo sus manos con las mías y las aparto de mí, mientras continúo besando todo su cuello haciéndola estremecer toda.

Bajo hacia sus senos donde tiene toda la piel de gallina, sus pezones erectos de color rosado intenso, durísimos y mucho más pequeños. Los muerdo, los chupo y le arranco fuertes gemidos y me dice:

—¡Ya Pedro! Métemela de una vez— me dice en ruegos.

Yo también quiero darle de una vez. Quería hacerme de rogar, pero no sé qué es lo que me está arrebatando de deseo, si su cuerpecito, el que sea mi cuñadita, lo más prohibido de la familia, su cara angelical llena de pecas, lo transformada que está, realmente no lo sé, pero lo más seguro es todo eso junto.

Suelto sus manos y bajo mi short a las rodillas y lo saco de cada pierna. Dejó caer mi sexo sobre su pubis que llega más allá del ombligo. Ella lo toma con ambas manos y se arrima en la cama para colocarlo en su entrada.

Ella misma se empuja hacia abajo buscando penetrarse, tenía un gran desespero por ser clavada. Así que le hice señas de que tuviera paciencia, quería ser clavada la iba a complacer. Con sus manos agarrando mi tallo se lo coloqué en la entrada con casi media punta adentro. Colocándome sobre ella puse una mano al lado de su cabeza sobre su hombro y la otra debajo de su brazo izquierdo. No podía retroceder y ni huir por un lado.

Me eleve mirándola a los ojos, le hice una seña buscando su aprobación y cuando así lo hizo le di un solo empujón metiendo todo mi sexo y topándome con su cervix.

Un grito despavorido salió de su garganta y sus ojos se llenaron de gruesas lágrimas, ella me clavo las uñas en el pecho empujándose, pero cuando quise salir de ella me abrazó fuertemente y no me dejó salir.

—¡No no no te salgas! ya se me está pasando.

—No es mi intención salir. Solo quiero empezar a darte como deseas.

—Si por favor dame duro ya no aguanto más.

Y empecé un desenfrenado y frenético mete y saca. Haciéndola gemir casi gritando. Después de hacerla acabar al rato la hice darse vuelta y ponerse en perrito, mi sexo estaba rojo de nuevo.

Lo tomé de la base y lo coloqué en su entrada y se lo fui metiendo lentamente.

Nuevamente empecé un mete y saca continuo haciéndola gemir nuevamente. La vista desde ese ángulo era indescriptible, sus nalgas redondas y su anillo rosado y cerradito invoca imágenes perversas para llevar a cabo en algún momento.

Me dejo caer sobre ella. Ya acostada le digo que pare el culito, apoyado en mis rodillas y manos empiezo a martillearle las nalgas con mi pelvis. En esta posición el roce con mi glande en su punto g es mayor y ella empieza a gemir más continuamente.

Es una de mis poses favoritas, puedo ser más rápido y más rudo agacho mi cabeza y la muerdo entre el cuello y el hombro suavemente esto me hace sentir más felino, ella eleva un poco la cabeza y gime más intensamente y acelero fácilmente mis caderas haciendo que su gemido sea continuo.

Puedo ver como su cara se transforma, hay dolor y placer, luego de ese momento intenso ella está por llegar nuevamente. Así que me despego de su cuello, me apoyo en ambos codos y tomando su cabeza e inmovilizándola de lado pego mi boca en su oído izquierdo y le meto la lengua como si la estuviera besando.

Su cuerpo se estremece todo, se mueve cual serpiente atrapada, muerde la tela de la sabana, gruñe y gime fuertemente y su cuerpo se estremece en un muy intenso orgasmo. Su vagina empieza apretar fuertemente mi sexo arrastrándome también a un intenso orgasmo, confiando en lo que me dijo dos días atrás la lleno de mi orgasmo inundando lo ya inundado.

Mis martilleos orgásmicos son profundos haciéndola gemir de dolor también. Fue muy intenso, me quedo quieto dentro de ella. Beso los sudores en su cara en besitos cortos, siento como su sexo late sobre el mío, mientras su cuerpo se va calmando. Cuando al fin nos separamos, nuevamente una gran mancha de sangre en nuestros sexos y en la sabana. Le pregunto si le dolió mucho.‌​​‌‌‌​​‌​‌‌​‌​​​‌​‌‌‌​‌‌​​​‌‌​​‌‌​‌​‌​​​‌​‌‌‍
—Sí, casi tanto como la primera vez solo que duró mucho menos el dolor.

—Bueno entonces vas a tener que esperar una semana o dos para hacerlo nuevamente —le digo muy seriamente, para ver su reacción— así que vamos a evitar vernos estos días.

—¡Primero te mueres! —me dice asombrada y con unan gran sonrisa— además como si no pudiéramos hacer otras cosas.

—¿ahh sí?... ¿Cómo qué?

—Bueno... Este... Puedo tomarme tu lechita y... Quiero por detrás también.—esto último me lo dice un poco apenada.

—¿En serio? —Le digo con algo de asombro, es un culito muy estrecho y yo soy muy grueso seguramente la iba a destrozar— eso si te va a doler mucho más.

—Sí, sé que me va a doler, pero veo como Maru lo disfruta y quiero también disfrutarlo así. —me dice decidida.

—bueno que conste que no te lo advertí —pensando en que se lo iba a romper de tal manera, que se va acordar de mi por el resto de su vida cada vez que fuera al baño.

Luego de hablar tonterias un rato, ella se llevó las sabanas para meterla como si fuera de ella nuevamente, no vaya ser que las mucamas se hagan una idea errónea si las llevo yo.

A ella le costó un buen tiempo adaptarse a los primeros momentos de la penetración, por lo menos las 4 primeras veces que estuvimos juntos sangró y luego se adaptó rápidamente, a veces lo hacíamos dos y tres veces al día, después de unos minutos de penetración suave, ella misma me indicaba cuando ya se había curado del dolor para que acelerara y cuando ella estaba encima de mí arremetía con fuerza contra mi sexo ella sola.

A mi encantaba cuando ella estaba arriba porque su cara se transformaba, me excitaba verla como se pintaba en su cara la lujuria y el desenfreno, así como el placer acompañado de dolor, ella se sentía poderosa y tenía el control, a veces cuando estábamos sentados ella acercaba su rostro al mio y me miraba fijamente mientras ella me cabalgaba como una salvaje, entonces se mordía los labios o la lengua, apretaba los dientes y gruñía en mi boca sin besarme, a veces tenía que agarrar una almohada para que la mordiera y la apretara con los dientes y con las manos, porque tenía terminantemente prohibido morderme o arañarme, hasta que finalmente cerraba los ojos y acompañada de espasmos y convulsiones acababa gruñendo y su cara volvía a tener la angelical aura, entonces me abrazaba con fuerza y me besaba por largo rato hasta que su respiración se calmaba.

Uno de los sitios que más nos gustaba era el baño, allí ella era impresionantemente liberada, creo que era por la confianza que ofrece la limpieza después de bañarnos, ella fácil de rodillas me daba unas mamadas tan intensa como si su vida dependiera de ello, y muchas veces la sentí jugar con sus dedos en mi ano, esto era muy excitante y hasta me daba besos negros, por cierto, fue ella sola sin que yo le indicara, la que dio ese paso la primera vez y las demás veces también, cuando me tocaba a mí, ella un poco separada y de frente a la pared, se inclinaba hacia delante pegando el pecho de la pared y echando hacia atrás su trasero perfecto, ella misma se separaba las nalgas, me ofrecía su anillo y su canal para que me deleitara, cosa que me deleitaba en verdad y a ella lo gozaba al máximo.

A ella le encantaba cuando la besaba allí, le fascinaba cuando la acariciaba y masajeaba su anillo y moría de placer cuando le invadía con un dedo, lástima que no pueda decir más, ya que era muy difícil meterle dos dedos y aunque era el deseo de ambos hacerlo por allí, realmente era yo quien lo evitaba, ella de verdad era muy estrecha por detrás y penetrarla implicaba en que tenía que partirla y no una sino muchas veces, una vez intentamos con full lubricantes y estando ella bien excitada ni la mitad de la cabeza pude meter, no sin antes hacerla gritar de dolor, pero bueno igual disfrutaba ese anillo como yo quería.

Yo estaba enamorado de sus bombas traseras, nunca dejé de desearlas, cuando podía le daba ligaras nalgadas disimuladas delante de todos, incluso en la playa con la familia presente cuando ella se echaba boca abajo a tomar sol yo colocaba mi cabeza allí en sus nalgas y me quedaba dormido, más de una vez se bronceaba una sola nalga, nadie decía nada porque lo veían normal y sin mala intención, además todas tienen buenos y redondas nalgas, incluso la madre obviamente de allí venían, pero el de Malu era el mejor, era un espectáculo fuera de este mundo.

Eso si, sus mejores cabalgatas eran cuando teniéndola penetrada por delante le metía un dedo por detrás y el mejor sitio donde teníamos esas cabalgatas era sentados en el baño, donde sentada frente a mi en mis piernas, ella movía su cadera hacia adelante y hacia atrás o simplemente se apoyaba en sus pies y subía y bajaba allí mis manos tenían pleno dominio los movimientos de sus caderas y sus nalgas, allí era donde mis dedos la hacían gozar mucho más, a ella también le fascinaba la posición perrito, allí tenía yo mejor visión de sus nalgas podía sin problemas meter un dedo entre ellas, cosa que adoraba ella y las disfrutaba también al máximo.

Estaba en la gloria y estaba de vacaciones o sea, muchos encuentros con mi cuñadita Malu, me la pasaba todo el tiempo de un caliente, empalmado, encarpado, cachondo, arrecho, verriondo, alebrestado o quesúo en fin, como quieran llamarlo, en la mañana y a veces la tarde con Malu y los medios días o en las noches con mi esposa, y el resto del día lo pasaba durmiendo.

Desde que empecé a tener relaciones con Malu, mi esposa Maru había salido muy beneficiada, ya que casi todos los días teníamos relaciones, antes muchas veces, pasábamos varios días sin nada de nada, pero en esas vacaciones tuvimos mucho ajetreo, y no vivía tan cansado, ya que dormía tanto de noche como de día, la verdad que esta nueva relación me tenía muy acelerado, caliente, emocionado, además en muy buena forma y el mayor rendimiento físico y sexual de mi vida, como dirían, “más contento que niño el 25 de diciembre”.
Cuando estaba con Maru pensaba en Malu y cuando terminaba de estar con Malu no veía la hora a que llegara mi esposa, muchas veces fantaseé que lo hacía con las dos, pero mi esposa es enteramente heterosexual y cuidado si no homofóbica, ya que una que otras veces le había lanzado la golilla de hacer un trío y cumplir LA fantasía, fantasía icono de los hombres y aunque ya había estado en tríos antes, quería estar con ella en un trío, ella no sabía de todas mis andanzas así que tenía que disimularlo, hay una imagen que se debe mantener. Ella simplemente me respondía, que ni en sueños, que dejara de estar pensando en guevonadas. En cuanto a Malu aún no le había planteado ese tema.

Ustedes se preguntarán, como es posible, tener una amante por decirlo así y estar muy bien con tu pareja o quererla más? yo soy de los que piensan que si se puede querer a más de una persona a la vez, en ese momento amaba a mi esposa y en ese momento Malu fue algo nuevo, el morbo de la juventud, de lo tierno, de lo prohibido, simple y puramente carnal y la quise y siempre la querré quizás no tanto como a mi esposa en ese momento, ni como muchas mujeres que pasaron por mi vida anteriormente y que tienen un lugar en mi corazón ¿Que Malu se ganó entonces un lugar en mi corazón? Si, por supuesto, de ella dependía que ese lugar fuera más grande. Pero ese caso era diferente, es lo más cerca que hay de tener dos mujeres bajo el mismo techo. Una sabe la existencia de la otra y no da problema por ello. Todo un polvorín.

Malu y yo lo hacíamos donde nos encontráramos casi siempre, o en su habitación o en el ático, muchas veces en el baño, cuando los servicios estaban en la parte de abajo y/o en el tallercito del garaje, algunas veces en la madrugada dábamos rienda suelta y nos veíamos en la cocina o en el bar. Ella siempre ha sido algo reservada y tímida, no es de las que se la pasa por la casa hablando por teléfono y como no, tenía a sus amigas cerca, pero ellas por lo general venían en la tarde, momento que aprovechaba yo de dormir, y en vacaciones venían más a menudo, pero era ella la que quería es estar conmigo y evitaba a las amigas. A veces temía, no fuera a ser que ella se obsesionara conmigo y se acabase todo, pero después que hablaba con ella a veces y tratando de ver a donde llegaba su "impetu" me quedaba tranquilo.

Pero algo me preocupaba y era que cada ves se volvía más osada, no se reprimía en gemir fuertemente, ni mucho menos preocuparse si las mujeres de servicio estaban cerca. Ella daba rienda suelta a lo que en el momento sentía, y más pronto que tarde sabía y estaba seguro que eso me traería problemas.

© JPSanyoto