Revelan las causas de la trágica y extraña muerte de fisicoculturista
El 19 de junio, la muerte de Meegan Hefford, de 25 años, conmocionó al mundo del fisicoculturismo, tras ser hallada inconsciente en su departamento de Mandurah, Australia, rodeada de "suplementos protéicos".
Tras dos meses sin conocer el motivo de su fallecimiento, y después de completarse una compleja autopsia, su madre, Michelle White, reveló cuál fue la causa que derivó en la muerte cerebral de la ex competidora: "Trastorno del ciclo de la urea".
"Se estaba preparando para una nueva competición. Tomaba demasiada proteína. Su cocina estaba llena de suplementos proteicos. En la parte de atrás de todos estos suplementos, hay consejos médicos que te advierten de consultar con unespecialista. Sin embargo, ¿cuántos jóvenes lo hacen?", indicó White al detallar la trágica historia.
Meegan, quien era madre de dos niños de 7 y 5 años, padecía un raro trastorno genético el cual le generaba problemas con la eliminación de desechos del cuerpo a través de la orina. Un trastorno genético hereditario que se puede encontrar en 1 de cada 8 mil personas.
La ausencia del gen responsable de la producción de enzimas que necesita el cuerpo para descomponer las proteínas fue el causante de la tragedia, al no tenerlo, el cuerpo no podía eliminar el nitrógeno de la sangre, de manera que éste se transformó en un amoniaco tóxico que se esparció hasta el cerebro, causando daños irreversibles, un coma y la muerte posterior.
Además de anunciar las causas del fallecimiento de su hija, White también intentó alertar a la sociedad sobre el consumo de proteínas. "La venta de estos productos necesita ser más regulada", indicó. "Sé que hay personas distintas a Meegan que han terminado en el hospital porque se han sobrecargado con suplementos", añadió.
La joven australiana había aumentado sus sesiones en el gimnasio y se había sometido a una dieta estricta para llegar a punto a una competición de culturismo en septiembre, "no podía creer lo que los médicos me decían, se estaba muriendo. No parecía enferma, se veía hermosa ", concluyó la Sra. White.