Los humanos no somos los únicos seres vivos que afrontamos las enfermedades colectivas con medidas de distancia de seguridad. Son muchas las especies con algún tipo de organización social que separan, aíslan o expulsan a miembros enfermos o envejecidos del grupo para no comprometer la supervivencia de la población. Pero pocas presentan una respuesta tan bien organizada ante las epizootias -epidemias en animales- como las hormigas y las abejas, según revela un estudio publicado en la revista Science.