June 18

Deseo a mi mejor amiga

Tiempo estimado de lectura: [ 15 min. ]

Una fantasía que lleva demasiado tiempo escondida. Un viaje que puede cambiarlo todo. Un deseo que cada vez me cuesta más reprimir. Una decisión pendiente. ¿Podré contarle a Eva lo que siento?

Este Relato Corto se incluye en mi sección de Micro-Fantasías.

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Conozco a Eva desde que tengo, dieciséis años. Nunca me he atrevido a confesarle, que me siento atraída por ella. Es mi fantasía secreta. Nunca se lo he contado a nadie. Creo que se va acercando el momento. Ahora tenemos veintiséis y, lleva dos años con su novio. Mi deseo hacia a ella, cada vez es más fuerte. No sé cuánto tiempo más, podré retenerlo.

Por cierto, me llamo Alba.

Eva me ha invitado a pasar unos días con ella, en Mallorca. Es enfermera. Hace un año, que está trabajando allí, como interina. Llevamos tiempo sin vernos y esta semana, tiene unos días libres.

Nuestra relación de amigas, siempre ha sido muy peculiar. Somos muy morbosas y tenemos mucha confianza entre nosotras. Nos pasamos vídeos, teniendo sexo con nuestros novios. Siempre me insiste en que los borre, pero nunca lo hago. Los tengo, todos guardados. No me canso de ver su cuerpo. Me pone muy caliente verla follar. Me encanta masturbarme, viendo sus vídeos.

He llegado a la isla. Son las once de la mañana. Eva me ha dicho que me pase por el hospital, para darme las llaves de su casa. Cuando llego, me está esperando en la puerta principal. Cada día que pasa, está más guapa. Incluso vestida de enfermera, consigue calentarme. No sé qué ha visto, en el gilipollas de su novio. Nos damos un abrazo enorme. Llevamos más de un mes, sin vernos. Siempre que nos abrazamos, nos frotamos las tetas y nos tocamos el culo. Para ella, solo es un juego entre amigas. Me pregunta, que tal ha ido el viaje y un par de cosas más. Tiene que seguir trabajando, así que no podemos pararnos, demasiado.

<< Esta tarde, toca playita, gordi >> Me dice, mientras me da un beso en la mejilla, para despedirse.

Cojo las llaves y pongo la ubicación de su casa, en el móvil. Ya he venido más veces, pero soy muy despistada y nunca me acuerdo. La diferencia es que esta vez, no está su compañera de piso, ni Carlos, su novio. Cuando llego, lo primero que hago es ir al baño. Necesito mear, urgentemente. Cuando me limpio, recuerdo que tengo que rasurar, mi zona íntima. No me dio tiempo antes de venir y no puedo ponerme el bikini, con esta pelambrera. Pero de repente, se me ocurre algo.

Sin pensarlo demasiado, decido grabarme mientras me depilo, para mandarle el vídeo a Eva. Una vez despejada la zona, grabo un primer plano. Con el pubis totalmente liso, hago un poco de zoom con la cámara, abriéndome bien los labios. Ahora paso el dedo índice, por toda mi rajita. Lo deslizo de arriba abajo, de una manera muy sensual. Con un movimiento, muy lento y suave. Disfrutando mientras recorro mi vulva. Estoy bastante mojada y muy caliente. He fantaseado muchas veces con estar así, abierta frente a ella. Tocándome mientras me mira. Quiero ver cómo reacciona, cuando reciba el vídeo. Estoy muy nerviosa. Nos hemos visto desnudas, en nuestros vídeos. Pero nunca le he mandado, algo así. A pesar de estar trabajando, me responde al momento.

-¡¡Tía, estás locaa!! Menos mal que no había ningún compañero, cerca. ¿Y este vídeo? Se te va la olla, Alba.

-Pues sí, menos mal que no había nadie a tu lado. No me ha dado tiempo a depilarme en casa y, se me ha ocurrido, documentar la experiencia jaja. ¿Lo has podido ver?

-No, espera. Me he metido en el baño, para verlo.

Espero impaciente, para ver qué me dice. Escribiendo…

-¡¡Serás guarra, estás mojada!! Qué pasa, ¿llevas mucho sin follar o qué?

-Que va tía. Será de lo emocionada que estoy, por haber venido a verte. Veo que he conseguido sorprenderte, ¿eh?

De momento, parece que no se lo ha tomado tan mal como pensaba. Sigue en línea, pero tarda en contestar. No sé muy bien qué pensar. Puede que se sienta rara y no sepa qué decir. Escribiendo…

-Pues sí, me has sorprendido mucho. Y si te soy sincera, también me has puesto un poco, cachonda. Nunca había visto tu coño, en primer plano. Tienes unos labios increíbles, cabrona.

<< Joder, esto no me lo esperaba>>. Ahora soy yo, la que no sabe qué decir.

-¿Estás en el baño, todavía?

-Sí. Ahora tenemos un rato de descanso. Mis compis, están desayunando.

-¿Has borrado el vídeo?

-Qué va. No puedo dejar de verlo. Me gusta ver cómo te tocas y lo mojada que estás.

<< Uf, cómo me está poniendo >>. El resultado del experimento, está siendo increíble. Ha superado todas mis expectativas. La conozco demasiado bien y sé que ahora mismo, está muy caliente. << ¡No me lo puedo creer!>>. Sigue en línea pero no escribe nada.

-No te estarás tocando, mirando mi coño. ¡Eh, guarrilla! –digo intentando provocarla.

Tarda un poco en contestar. Escribiendo…

-Y si te digo que sí, ¿pasaría algo?

He intentado picarla para ver su reacción. Pero veo que Eva, quiere seguir jugando. He soñado con esto, muchas veces. En el fondo me da miedo. No quiero perder su amistad, por nada del mundo. No sé muy bien, cómo puede terminar este juego. Pero ahora mismo, ni quiero, ni puedo pararlo.

-Pues pasa, que yo también voy a tener, que tocarme. Porque me estás poniendo, muy cachonda. Aunque lo justo, es que yo también vea tu coño, ¿no crees?

Mientras contesta, aparto mis bragas a un lado. Meto dos dedos en mi sexo. Estoy muy mojada. La imagino dentro de ese baño, apretando sus tetas con las manos y metiéndose los dedos en el coño mientras ve mi vídeo. Escribiendo…

-No sé a qué estamos jugando, amiga. Pero me estoy poniendo, a mil.

Acto seguido, me manda un vídeo al WhatsApp. Ha replicado el mío. Se está tocando para mí, exactamente igual que yo, lo he hecho antes, para ella.

-¡¡Joder Eva, estás empapada!! Uf, tienes el clítoris…muy hinchado. Por cierto, tus labios también son muy apetecibles.

-Eso te pasa por provocar, zorra. Tengo el coño chorreando, por tu culpa. Hace tiempo que no me mojaba, tanto.

Tengo que contenerme para no escribirle, todo lo que me gustaría hacerle ahora mismo, si la tuviera delante. Pero ella también está jugando. << Tienes que lanzarte, Alba >>.

-¡¡Pues qué pena!! Es una delicia verlo así, tan mojadito. Dan muchas ganas de probarlo.

-Uf, lo siento gordi. Me encantaría seguir zorreando contigo, pero tenemos una urgencia que atender. Esta tarde, te veo en casa. Llegaré sobre las seis. No te toques mucho, pensando en mi coño, guarrilla. Muak.

Por supuesto, después de la conversación y del tremendo calentón que tenía, me hice un buen dedo y me corrí, bien a gusto. Después, comí algo y me quedé sobada en el sofá. Estaba agotada del viaje.

-Vamos Albita, espabila. Nos vamos a la playa –dice Eva mientras posa su culo en mi vientre, para despertarme.

Intento espabilarme cómo puedo. Ha sido un sueño muy profundo.

-Joder tía, me he quedado, súper sobada. Entre el madrugón, la noche tan mala que he pasado y, el viaje, estaba muerta – digo mientras me desperezo.

-Jaja ya veo. Pues venga, arriba, que nos vamos. Hace un día increíble. Me cambio en un momento y salimos.

Eva no ha hecho ningún comentario, sobre lo que ha pasado esta mañana. De momento, yo también prefiero, dejarlo así. No creo que ella, vuelva a sacar el tema. Me sorprendería mucho, la verdad.

Salimos y nos montamos en el coche. Me parece extraño. Cuando vengo a verla, siempre vamos a la misma playa. Queda a cinco minutos, caminando desde su casa.

-¿Por qué cogemos el coche? ¿Vamos a comprar algo, antes de ir a la playa?

-Shh…calla. Tengo una sorpresa, incluso mejor que la tuya, de esta mañana –me dice mientras me guiña un ojo y me pone morritos.

Después de un rato callada, decido insistirle, para ver si me dice, cuál es la sorpresa.

-¡Bueno vale, pesada! Te digo, dónde vamos. Quiero llevarte a una cala, que conocí hace poco. Está algo más retirada y hay que hacer una ruta, para acceder a ella. Pero es una pasada ¡Te va a encantar! Ya estamos en temporada alta. Ahora es mejor, buscar sitios más apartados y tranquilos.

-¡¡Ah qué guay!! Me apetece mucho el plan. Gracias por la sorpresita, amiga. Pero no sé, si podrás mejorar, lo de esta mañana –le digo soltando una carcajada.

Después de un buen rato conduciendo y hacer una ruta, de unos quince minutos, llegamos a la cala de Mondragó. Es una pasada. Tiene una pequeña parte de arena que está rodeada por rocas y un extenso pinar. Son las siete de la tarde. Eva, tenía razón. Además de que el paisaje, es un espectáculo, estamos prácticamente solas. Hay alguna chica, haciendo topless. Normalmente, cuando vamos a la playa, juntas, también solemos hacerlo.

Me resulta muy raro, que me haya traído a un sitio tan íntimo, después de lo que ha pasado entre nosotras. La verdad es que me esperaba, todo lo contrario.

Ponemos las toallas sobre la arena. Eva, se quita directamente el top, del bikini. Me encantan sus tetas. Son de tamaño medio y su forma, me encanta. Son redondas y prietas. Con las areolas y los pezones, grandes y rosados. Una delicia. Me muero por tocarlas. Las mías, son algo más pequeñas. Mis pezones, también. Y mi piel, mucho más morena que la suya. Hago lo mismo que ella y me desprendo del top. No falla. Siempre que estoy con ella, mis pezones, se ponen como piedras.

-Eva, sabes que soy muy pesada con este tema y, sabes muy bien, lo que te voy a decir, ¿a que sí?

-Sii, gordi. Lo sé perfectamente. Eres muy cansina, con que me ponga crema. Que mi piel es muy blanquita y bla bla bla...Vale, acepto. Pero paso, de pringarme las manos. Úntamela tú, porfa.

Pongo cara de sorpresa. Es la primera vez que me pide algo así. Espera. << ¿Está tonteando conmigo? ¿Me ha traído a esta cala, para continuar lo de esta mañana? >>. Ahora mismo, estoy flipando. Mi amiga, con la que llevo años fantaseando, parece que quiere…<< ¡¿Dejarse llevar?! >>. Me pongo muy nerviosa, pero intento disimular, como puedo. Quiero ver, por dónde me sale.

-¡¡Tendrás morro!! Lo hago, porque me estás acogiendo en tu casa y porque, sabes de sobra, que no puedo decirte que no.

Eva se ríe. Sabe que ha ganado la partida, una vez más. En el fondo, sabe que es mi debilidad y que la quiero demasiado. Quizá, puede que esté enamorada de ella. Nunca me lo he querido plantear. Siempre lo he visto, como algo imposible.

Está sentada en la toalla, con las piernas extendidas. Yo me pongo, justo detrás. De rodillas. Pegada a su espalda. Echo un buen chorro de crema. La extiendo por el cuello y la espalda, llegando casi, a tocar la raja de su culo. Aprovecho y se lo miro. Se ha puesto un tanga, muy pequeño. En cuestión de culo, gano yo. El suyo no está nada mal y me pone muy caliente. Pero mis nalgas, son más redondas y firmes. Inclino mi cuerpo hacia delante y pego mis tetas a su espalda. Seguro que está notando mis pezones.

Echo un poco más de crema, sobre mis manos. La extiendo por los hombros y comienzo a bajar, lentamente. Según voy descendiendo, miro sus pezones. Están, totalmente erectos. Y yo, muy caliente. Llevo demasiado tiempo, esperando este momento. Por fin, mis manos, se posan sobre sus tetas. Las masajeo. Las sobo a conciencia. Me recreo. Intento que sea, suave. Pero debido al calentón que tengo, no puedo evitar ejercer algo más de presión, en algunos momentos. Cuando aumento la presión, noto cómo su cuerpo, se retuerce. De una manera muy sutil, pellizco un poco sus pezones, al extender la crema, por sus preciosas areolas. Mi clítoris, palpita. Si sigo sobándole las tetas, puedo llegar a correrme, en cualquier momento.

Muevo mi cuerpo, rozando mis pezones con su espalda. Ella no se aparta, todo lo contrario. Pega más su espalda, a mis tetas. Busca el contacto. Se deja caer hacia atrás. Está disfrutando.

-¡Qué gozada, tía! No sé, cómo no se me ha ocurrido nunca, pedirte que me untes crema. Sabes que odio, pringarme las manos –dice con una expresión de placer en su cara.

-Lo sé. Pues a mí, no me importa hacerlo. Además de gustarme, se me da muy bien, dar masajes. Tienes la piel muy blanca y hay que extender bien la crema, para que haga su efecto.

-¡Joder, ya te digo! Marcos tiene que estar encantado, con tus masajes. Dime una cosa, gordi. ¿Solo te estás recreando, para que se extienda bien la crema o porque también te está gustando, tocarme las tetas?

Estaba en lo cierto. Empieza la acción. Ahora tengo claro que Eva, me ha traído a esta cala, para seguir con el juego de esta mañana. Un calor intenso, recorre todo mi cuerpo. Puede que hoy, cumpla una de mis mayores fantasías.

-Bueno, puede que eso también influya. Tienes unas tetas, increíbles. Sabes que siempre me han gustado mucho. Es un gustazo, poder tocarlas, la verdad –digo mientras vuelvo a apretarlas por la punta y a pellizcar su pezones, con mis dedos.

-Uf, pues no te cortes. Puedes tocarlas y sobarlas, todo lo que quieras. Ahora mismo, no sería lo único que te dejaría, tocarme. Me encanta cómo las aprietas y cómo pellizcas, mis pezones. Hoy estás sembrada, amiga. Es la segunda vez que me pones cachonda, en el mismo día. De hecho, todavía no se me ha pasado el calentón de esta mañana. ¿A ti, sí?

Al escucharla, mi sexo se desborda. Un escalofrío me atraviesa. Ahora, ya no tengo nada que esconder. Es toda una declaración de intenciones, por su parte. Así que empiezo a magrear sus tetas, de una forma, mucho más lasciva. Incluso, echo saliva en mis dedos, para untarla por sus pezones.

-¿A mí? Ni de coña. Llevo todo el día, cachonda y mojada. Y ahora, ni te imaginas cómo lo tengo –digo mientras me muerdo el labio.

-Pues eso, habrá que comprobarlo, ahora mismo. Me puede la curiosidad.

Dicho y hecho. Echa su mano derecha, hacia atrás. Bordeando mi cintura. Y la mete, dentro del tanga. Desliza las yemas de sus dedos desde el pubis, hasta el final de mi vulva. Muy suave. Degustando cada centímetro de mi coño, a través del tacto de sus dedos.

-¡¡Puff, increíble!! Lo tienes mucho más mojado que esta mañana, que ya es decir. Me encanta. Me gusta demasiado, tocártelo. Desde que me mandaste el vídeo, estaba deseando hacerlo –dice mientras sigue frotándolo, con sus dedos.

-¡Diosss qué gustazo! ¡Cómo me estás poniendo! Nunca me lo han tocado, así de bien.

Me vuelve loca, sentir cómo juega con mi sexo. Me abre los labios, con sus dedos. Los pellizca. Los frota. Masajea mi clítoris, con la presión justa. Parece que lo hace, desde siempre. Sabe la manera exacta, de darme placer. Es como si conociera perfectamente, mi cuerpo. Me derrito sobre sus dedos.

Ahora, lleva su mano izquierda a la entrepierna mientras sigue dándome placer, con la derecha. Tira del tanga hacia fuera, mostrándome su coño. La perspectiva que me ofrece, es increíble.

-¿Te gustan las vistas, gordi? No decías que mis labios, eran muy apetecibles. Mira cómo me tienes –dice mientras estira un poco más, la tela de sus bragas, para enseñarme lo mojada que está.

-Decir apetecibles, es quedarme corta. Dios, cómo me gusta tu coño. No sabes todo lo que te haría, ahora mismo. Pero aquellas chicas, llevan un rato mirándonos. Estamos retiradas, pero es demasiado cantoso.

-¿Y eso, te importa? A mí me da igual. Qué disfruten mirando. Es más, me da un morbazo increíble que nos estén mirando. Me pone más cachonda, todavía. Déjate llevar y disfruta, tú también.

Mientras una de mis manos, sigue apretando sus tetas y tirando de sus pezones, llevo la otra hasta su sexo. Junto sus labios, con mi mano, en forma de pinza. Los froto con mis dedos, llenándome la mano con sus jugos. Ahora, tengo dos dedos de Eva, dentro de mí. Los introduce con fuerza. Me gusta sentir, cómo me folla, con sus dedos. Hago lo mismo. Soltamos pequeños gemidos de placer. Estamos a punto de corrernos. De derramarnos sobre los dedos, de la otra. Y así pasa. Casi al mismo tiempo, nos corremos. Intentamos contener nuestro placer, pero es muy difícil. Al menos yo, nunca había disfrutado tanto del sexo. Me cuesta reprimirme. Quiero gritar de placer.

Eva saca su mano del tanga y me agarra del brazo. Tira de mi cuerpo y me pone, frente al suyo. Me vuelvo a poner de rodillas. Ella, sigue sentada. Pero ahora, nuestras miradas se buscan. Se quedan clavadas. Sin dejar de mirarme, se quita la parte de abajo. Quedándose totalmente desnuda, ante mí. Acto seguido, lleva las manos a mi cintura y, empieza a bajarme el tanga. La ayudo y termino de quitarlo, por completo. Las dos, estamos desnudas. Frente a frente. Nos dan igual las miradas. Nos da igual, todo lo demás. En este momento, solo queremos disfrutar y darnos placer. Eva me agarra del culo y me lleva hacia ella. Me desplazo con las rodillas. Ahora, estoy sentada sobre sus muslos. Nuestros pezones erectos, se rozan. Nos miramos. Y llega. Su mirada me lo pide. Quiere que la bese. Juntamos nuestras bocas. La pasión sigue creciendo. Nuestros jadeos, también. Nuestras lenguas se buscan. Nos fundimos en un beso, muy lascivo. Húmedo. Caliente. Mientras nos comemos la boca, ella sigue sobando y agarrando mis nalgas, con fuerza. Me las abre, consiguiendo el mismo efecto, sobre mis labios vaginales.

Sin dejar de besarnos, echo el peso de mi cuerpo, sobre el suyo. Quiero que se tumbe, sobre la toalla. Caigo encima de ella.

Abro sus piernas, con las rodillas. Encajo mi pelvis con la suya. Empezamos a rozarnos. Hace rato, que hemos perdido el control. Nuestras coños se buscan. Quieren restregarse. Quieren sentir el roce, de sus labios mojados. Ahora los siento. Puedo notar sus labios. Nunca he sentido tanto placer. Me encanta frotar mi coño con el suyo. Eva me agarra fuerte del culo. Apoya las manos sobre mis glúteos, tirando con fuerza hacia abajo. Quiere sentirme. Se despega un momento de mi boca y chupa mis pezones. Sin dejar de rozarse, contra mí. Estamos a punto de explotar, por segunda vez. Nuestros coños se resbalan. Están cada vez, más mojados.

-¡¡Oh sii!! Dios, sigue así. Me corro. Me corro. Voy a explotar. No pares, por favor –dice mientras azota mi culo y lo sigue presionando, hacia abajo.

-¡¡Joder, Eva!! Me corroooo.

Mi orgasmo parece tan real, que tengo miedo, de que no lo sea.

De repente, me despierto. Sobresaltada. << No me lo puedo creer >>. Miro hacia abajo. Mi mano está sobre mi sexo. Estoy completamente, empapada. Tengo el pantalón del pijama y las bragas, por los tobillos. Pero sigo en el sofá, de su casa. Ha sido todo tan real, que me cuesta mucho aceptar, que solo ha sido un sueño. Miro el reloj. Son las cinco de la tarde. Eva, no llegaba hasta las seis. La realidad, me golpea con dureza. He fantaseado y me he tocado muchas veces, pensando en ella. Pero este sueño, parecía ser muy real. Me ha hecho darme cuenta de que ella, no es solo una fantasía, para mí. La deseo mucho más, de lo quiero admitir. Tengo que empezar a ser honesta, conmigo misma. Llevo demasiado tiempo, enamorada de mi mejor amiga. Después del juego de esta mañana y de tener este sueño tan real, necesito tomar una decisión.

Seguir siendo su amiga y olvidarme, de todo lo que siento. O ser honesta con ella y conmigo, sabiendo que puedo perderla, para siempre.

Tú decides Alba…