
Ella tenía sus brazos colgando a los lados, mientras mis manos sostenían su cara con mucha suavidad y lentamente iba hundiendo mis dedos entre sus cabellos mojados.

Me desperté como a las 10 de la noche por que me estaba orinando, el cuarto estaba oscuro y no había nadie más en mi cama, no me di cuenta cuando las muchachas se fueron, me costó levantarme y desperezarme, me dolió el labio y recordé que lo tenía cocido, me pasé la mano por la cabeza y toqué el chichón, todavía me dolía un poco, me paré con dificultad por el dolor en las caderas, ahora si me jodí yo, parezco un viejo achacoso, pensé! Y me fui al baño a orinar largo y tendido.

Esa noche mientras mirábamos las estrellas hablamos de varias cosas pero nada de sexo al principio, habíamos dejado de beber hace rato, entré a la casa y saqué unos nachos con queso y hielo para las bebidas y comenzamos a beber nuevamente pero más calmados, mi prima estaba seria, a veces cuando la miraba ella no reviraba los ojos si no que simplemente desviaba su mirada, como a las 11 de la noche yo estaba en el agua nadando apartado de ellas y entonces le pregunte a Bela acercándome a donde estaban ellas:

Aquel Diciembre iba a ser el mejor gracias a Gisela, la primita consentida de la familia...

Finaliza mi estancia en la montaña con mis primos, durante la cual MArtin, Isabel y yo nos entregamos la flor de nuestra virginidad.

En la montaña, junto con mis primos, es tan grande el cariño que nos tenemos, que mi primo y yo decidimos entregarnos la flor de nuestra virginidad.

Poco a poco la confianza aumenta entre nosotros, nos atrevemos a más y empezamos a conocer el sexo oral.

Cómo las prendas del juego de la botella aumentan de nivel y de "dificultad" y mi primo Martin experimenta el que sería su primer orgasmo de su vida.

Cuando llega Laura, mi prima mayor, creemos que se acabarán nuestros juegos amorosos, pero al final ella acaba orientándonos en ello.