Rafa, su enorme falo y su madrastra 2
La madrastra prueba el sable del hijastro.
A la mañana siguiente, Amara tras marchar su marido, ella se colocó una vestimenta adecuada, compuesta de una tanga minúscula, y una camisón de dormir, que apenas le cubría hasta la cintura. Se puso el sostén, pero tras pensarlo, decidió quitárselo. Se miró en el espejo, y se notó seductora. Sabía que presentarse así ante el joven, era una temeridad. No obstante, se decidió. Se colocó la bata de levantar y tras hacer el desayuno se lo llevó al joven a su cama nuevamente.
Rafa observó, mientras desayunaba, que Amara dejaba entreabierta su bata, pudiendo detectar que debajo llevaba una combinación de lencería bastante tentadora. Llevaba días en la casa, levantándose en pocas ocasiones, y pasando gran parte del tiempo en su habitación, cabizbajo y bastante deprimido. Ni siquiera se había atrevido a masturbar. La visión de los pechos de la mujer de su padre, que se visualizaban bajo la bata, lo revolucionó, hasta el punto de que su verga emergió, manifestándose de forma ostentosa en su “slip”.
Amara vio con satisfacción el brillo de los ojos del muchacho al ver su ropa interior, y visualizar parte de sus pechos. Comprobó claramente el abultamiento del slip del joven. Con suma morbosidad, decidió ser más seductora, por lo cual se soltó la bata para que, al intentar recoger la bandeja con los restos del desayuno del joven, al momento se le abriera aquella. Y así fue, haciendo que al joven se le abrieron los ojos como platos, al contemplar la indumentaria interior de su madrastra. Rafa, quedó atónito, al verificar que aquella no llevaba sostén, trasluciéndose la silueta de los senos, y sus abultados pezones, a través del camisón transparente que portaba, que no le llevaba a tapar la minúscula tanga que se visualizaba en su entrepierna. Eso lo excito de forma instantánea, aumentado de tamaño su ya pronunciada erección.
Amara, al contemplar la mirada del joven, se detuvo, aún con la bandeja de desayuno en las manos, y sonriendo le preguntó al joven: ¿Qué estas mirando Rafa? ¿no me estarás mirando …?
-Oh lo siento---- le dijo aquel, como avergonzado.
Amara dejó la bandeja, sobre una silla, y seductoramente se acercó hasta la cama del joven. Luego, le preguntó: ¿me estaba mirando el modelito que llevó debajo de la bata? ¿Te gustaría verlo bien?
Al ver la cara de satisfacción del joven, no hizo falta esperar su respuesta, por lo que, con sensualidad, procedió a desprenderse de la bata de levantar que llevaba, mostrándose ante el joven, únicamente con la lencería interior que en ese momento llevaba puesta.
El hijastro se quedó sin articular palabra. Estaba embobado viendo a la preciosa mujer de su padre en lencería. Sus ojos no podían separarse de hermoso cuerpo de Amara, mientras su pene amenazaba con salirse del slip que portaba.
Amara, con unas posturas bastante sexy, se fue acercando más, hasta quedar a la altura del joven, al tiempo que sensualmente le pregunto: ¿te gusta cómo voy vestida? ¡Me lo he puesto para ti!
-¿para mí?- le preguntó el joven agitado y sin dar crédito a las palabras de su madrastra.
-¡Pues claro!. ¿es que no te gusta verme así? .. ¿Qué tal te parezco? Se que no soy ninguna de tus jovencitas, pero… ¿Qué tal me ves? - le volvió a preguntar, girándose y mostrándole su trasero, con aquel perfecto par de nalgas, casi redondas, que en ese momento se veían totalmente desnudas dada la tanguita que portaba.
-Oh … ¡No sé… qué que que… decir Amara…!-le contestó el joven, casi tartamudeando.
- ¿o sea, que no te gusto? ¿Tan mal me ves? - le preguntó aquella, para terminar de calentarlo.
-¡Claro que si!. ¡Por supuesto que si…! pero… no sé… ¡eres la mujer de mi padre…! exclamo el joven.
Amara en lugar de contestarle, se agachó un poco, permitiendo que el joven pudiera contemplar por primera vez totalmente, sus voluminosos y firmes pechos, preguntándole: Imagina por un momento que no soy la mujer de tu padre. ¿Te parezco que estoy buena?
El joven, se queda excitado, y al instante le contesta: ¡claro que si!
Ante la respuesta del joven, la mujer adoptando una postura más sensual le vuelve a preguntar con total morbosidad: ¿tan buena como para echarme un polvo?
-Pero. Amara… yo…..- el joven, casi se corre al escuchar aquellas palabras. El siempre, desde que conoció aquella mujer, le había gustado Amara. Había soñado y fantaseado en follarla de las más diferentes maneras. Sin embargo, era la mujer de su padre, y eso lo retenía. Pero al escuchar aquellas palabras de la mujer, su verga estuvo a punto de salirse del slip.
Amara estaba decidida a entregarse al joven para curar su depresión. Decidida se abrió el camisón, mostrando todo su busto al hijastro, el cual visualizó atónito los hermosos pechos, voluminosos y firmes de la mujer, con unos pezones gruesos y desafiantes. La cara del joven se iluminó ante la visión de aquella mujer, que para el era “toda una verdadera hembra”.
Más excitado quedó, cuando observó como la mujer acercaba sus senos a la altura de su cara y le volvía a preguntar: ¿me echarías un polvo? ¿si o no?
El joven, no le contestó, sino que, por inercia, alargó sus manos y tomó por primera vez los pechos de la madrastra, acariciándolos con suavidad, palpando los mismos, y pasando sus dedos por los abultados pezones, sorprendiéndose de la dureza de éstos. Tremendamente excitado, miró a la cara a la mujer, percibiendo aquella la cara de vicio del joven.
Amara se dio cuenta del cambio de actitud de su hijastro. En ese momento su cara de abatimiento había desaparecido y mostraba una cara de ansiedad y deseos de poseerla. Y, ello fue corroborado, al comprobar como el joven totalmente decidido, sin autorización alguna de ella, llevó los pezones a su boca y comenzó a lamerlos, pasando su boca de un pecho al otro, para luego comenzar a chuparlo, y hasta hizo intentos de meterlos en su boca, sin conseguirlo ante la grandeza de estos.
-Oh despacio… chico… uhmm …si así… ¡chúpamelos…! ¿te gustan verdad?... ¿te gustan los pechos de la mujer de tu padre? .. Oh Rafa.. oo siii
Tras unos momentos de auténtico manoseo y chupeteo de sus pechos, la mujer, lo detuvo, e instintivamente, alcanzó con mano el slip del joven. Con cara de auténtica perra en celo, le bajó de un tirón el slip al joven, viendo como aparecía ante ella, el tremendo cipote del joven, totalmente envarado, mirando hacia el cielo como un auténtico mástil. Notó como se mojó su braguita al instante, exclamando: ¡oh Rafa! ¡joder nene!. ¿Cómo la tienes?... uf parece que fuera a reventar. ¿dime cuanto hace que no te corres?
-Oh Amara… varios días. No me he encontrado con fuerzas para ello. Le contestó el joven viendo como la mujer de su padre, tomaba su pene en las manos, los manoseaba de arriba abajo, hasta lograr descapullarlo del todo, apareciendo su enorme glande totalmente reluciente.
Amara observó el enorme vástago del hijo de su marido, y dudo, pero su excitación era tal, que “sintió los deseos irrefrenables de meterse aquella tranca en su coño”. Ella jamás se había introducido algo tan grande en su vagina, pero su calentura era tal que, estaba dispuesta a intentarlo. Había prometido a su marido ayudar a su hijo, y ¡claro que lo iba hacer! Uf… nene la tienes bien grande.
El joven, al escuchar las palabras de la mujer, se detuvo. En ese momento le volvieron sus temores. ¡Su propia madrastra le parecía enorme su pene! En ese momento dudó que aquella permitiera meterle su pene. ¡Otro fracaso!
Amara observó la desilusión en la cara del joven. Ella era una mujer inteligente y observadora, y al momento se dio cuenta de las dudas del muchacho. Por ello, antes de que el hijo de su esposo se arrepintiera, le dijo: -¡tranquilo Rafa!... relájate, ¡no pienses en nada! ¡Se que deseas metérmela! Es cierto que me parece enorme, ¡pero te aseguro que lo vamos a intentar!
Al escuchar a su madrastra, el joven volvió a recobrar la calma, y sin poder contenerse alargó la mano y comenzó a tocar los muslos de la mujer. Luego fue subiendo, poco a poco, nervioso hasta acercar su mano hasta palpar la braguita. Amara abrió un poco sus piernas, para facilitar la tarea del joven, quien con gran habilidad pasó sus dedos por encima de la braguita, exactamente donde se formaba el relieve de los labios vaginales de la mujer. Al sentir el tacto de los dedos del hijastro, aquella gimió entrecortadamente: oh nene… oh ¿qué me haces?… ¿te gusta tocarme ahí? ¿eh?... Uf.. ¿quieres ver mi coñito?... anda… ¡bájame la braga!
El joven vio lo cielos abiertos, y sin demora, tiró de los laterales de la prenda femenina, bajando las bragas de su madrastra hasta las rodillas. Al instante apareció ante sus ojos, una vagina con abundante vello, pero perfectamente arreglada, comprobando los gruesos labios vaginales de la mujer que en ese momento se mostraban brillantes por la intensa lubricación. Sin demora, pasó sus dedos por la ranura del aquel hermoso coño, comprobando al instante como se humedecían sus dedos, con los fluidos abundantes de su madrastra.
La mujer volvió a gemir al sentir los gruesos dedos del joven, que frotaba a los largo de toda su raja. Uf. Rafa… ¿has visto como me tienes? ¡lo tengo bien mojado! ¿te gusta mi coño? Le terminó diciendo, completamente entregada, mientras ella misma dejaba que sus bragas cayeran al piso. ¡Ahora estaba totalmente desnuda ante el joven!. Ambos estaban en pelotas.
-Oh Amara … ¡lo tienes bien mojado!
-Si Rafa. Me tienes toda humedecida. ¿tienes ganas de meterme esa tranca por ahí verdad? - le manifiesto aquella, volviendo a manosear el tremendo cipote del joven, para terminar de ponerlo a punto.
Acto seguido, fue ella misma, la que obligó al joven a sentarse al borde de la cama, quedando el pene de éste, totalmente erecto mirando al cielo. Luego pasó una mano por su vagina, embadurnándose el mismo con sus fluidos, para terminar, aplicando un poco de aquellos sobre el glande del cipote del joven. Acto seguido se fue acercando, abriendo sus piernas hasta situarse a ambos lados de la del joven. Cuando su vagina quedó a la altura del pene del muchacho, se agachó un poco, posando la raja de su coño sobre el glande de la verga del joven. En cuanto sintió el calor de la cabeza del pene del joven, respiró… uf, solo el glande le parecía más del doble que el pene de su esposo.
Tomo el pene con su mano, y lo paso de atrás adelante por los labios vaginales, embadurnando todo el glande con sus fluidos. Necesitaba que aquel falo se lubricara bien para facilitar la penetración. Sabía que el nabo del joven era de unas dimensiones colosales y que le iba a costar metérselo.
Lo miró a la cara, observó la cara de circunstancia del joven, quien dudaba. Rafa, no podía retirar de su memoria los anteriores fracasos. Percibí que tan pronto intentara meterse el pene, se retiraría asustada. Pero esta vez, estaba ante una mujer decidida, y que no solo quería curar al hijastro, sino que ansiaba poder sentir aquel tremendo falo dentro de su vagina. En el fondo, iba a cometer un incesto, pero era por una buena causa.
Sin más dilaciones, comenzó a descender, viendo como su coño se abría al máximo y comenzara a entrar el glande de aquel enorme vástago. Ella no era virgen, pero al sentir la enorme presión que ejercía el glande del joven, sobre las paredes de su vagina, se dio cuenta del miedo y temor de la otras jóvenes. ¡Su hijastro la iba a reventar! Oh… como me abre… ohhh
En esos momentos, sintió el cómo su vagina comenzaba a abrir como nunca lo había hecho. Le estaba doliendo. Tanto, que se vio obligada a levantarse. Oh … . El joven se dio cuenta que iba a volver a ocurrir lo mismo. Pero, Amara le dijo: ¡tranquilo lo volveré a intentar! Pero, espera un momento, voy a por un lubricante que tengo en mi dormitorio.
Cuando el joven, pensaba que su madrastra había desistido, comprobó como apareció con un bote de crema hidratante, que usaba para sus relaciones sexuales. Al momento se aplicó un poco en la boca de su vagina, y luego aplicó otro poco a lo largo y ancho del falo del joven. Acto seguido, volvió a intentarlo. Y, esta vez, pudo constatar como el descenso fue menos doloroso, aunque no por ello dejaba de notar como se dilataban al máximo las paredes de su vagina para permitir el acceso de aquel monstruo.
Amara miró al joven, resopló y continuó, viendo como poco a poco, su vagina de fue tragando más de la mitad del tremendo falo. Observó la cara del joven y se dio cuenta del cambio de actitud del mismo. Observó la cara de triunfo del joven. En ese momento, Amara confirmó sus sospechas de que el hijastro aún era virgen. Su pene jamás había entrado en el coño de ninguna mujer. ¡ella era la primera! Todas habían desistido al primer intento. Eso la hizo enorgullecerse de ella misma, y le dijo excitada al joven: oh, Rafa… ¡me vas a reventar…! ¡oh como te siento! ¡me vas a terminar abriendo totalmente!
Echó la mano hacia abajo y palpó comprobando que aún quedada un buen pedazo, y añadió: No sé si podré clavármela toda, ….uf ¿te has fijado como me tienes?…. ¿veo en tu cara que tenías ganas de tenerme así?: ¿clavada por tu polla? ¿verdad cabronazo?
Rafa se sorprendió que, por primera vez, su madrastra le comenzara a hablar de aquella forma, con palabras soeces. Pero eso le excitaba, encelándolo aún más, diciéndole: Oh si Amara… siempre te he deseado. ¡siempre he querido clavarte mi polla!... oh, siii.. … sigue así…. ¡anda clávatela toda!
-A cabronazo. ¿Quieres tenerme empalada? Ohh… le contestó aquella mientras colocaba sus manos sobre los hombros del joven y se dejaba caer, relajando su cuerpo. Al instante notó un fuerte dolor en su vagina, como si se la hubieran roto por dentro. Igualmente, notó los testículos del joven en sus nalgas. Signo evidente y manifiesto de que: ¡el tremendo falo le había entrado totalmente!
El dolor fue tan intenso, que se vio obligada a recostarse sobre el pecho del joven para poder soportar el mismo. Parecía que se iba a desmayar. Oh. …¡Me ha entrado toda ¡..ooo que dolor … oh espera. Amara le costaba respirar, aquel falo la tenía totalmente atrevasada…era como si la hubieran empalado en una estaca… ¡espera por favor …oo
Rafa estaba que no daba más. Por fin, una mujer se había atrevido a clavarse todo su pene. Jamás pensó que eso pudiera ocurrir. Pero la sensación de sentir el caliente coño de la mujer de su padre, y la intensa presión que ejercían las paredes de la vagina de aquella sobre su sobre su verga, le puso a punto de venirse dentro de aquella antes de tiempo. Tenía a su madrastra sobre sus muslos, con toda su verga dentro de la vagina de aquella, recostada sobre su pecho. Al verla tan cerca, la miró y sin poder contenerse la besó por primera vez en la boca.
Amara, no pensaba en besarlo, pero al sentir los dulces labios del joven, con aquella dulzura, y la expresión de agradecimiento en sus ojos, aceptó de buen grado sus besos, y entreabrió la boca, haciendo que sus lenguas se entremezclaran, aumentando la excitación de ambos. Cuando por fin cesaron los besos, ella comprobó que su coño se había adaptado a las dimensiones del falo del hijastro.
¡Uf nene que buena polla tienes! “Me has reventado, pero me siento totalmente llena”. ¡Jamás había sentido nada igual! Echó las manos por detrás de su trasero y toco los testículos del joven, diciéndole: ¡joder, que cabronazo…! ¡me la has metido toda! Y mirándolo a la cara le dice: ¿Cómo te sientes ahora?
-Oh Amara. ¿Nunca pensé que ninguna mujer se atrevería a meterse mi polla? ¡estoy en la gloria! Gracias… eres una diosa… la mejor de todas… ¡te quiero! Terminó por decirle el joven agradecido.
La mujer lejos de contestarle se sonrió con la palabras del joven, y comenzó a realizar leves movimientos de subir y bajar, alzando su cuerpo, para luego descender, pero muy despacio. Sentía aún la presión de su vagina por el pene del joven. Pero, comprobó que a medida que aumentaba la intensidad de las subidas y bajadas, su vagina se iba dilatando más. Pronto, su vagina permitió la entrada y salida de aquel enorme falo con gran facilidad. ¡El joven estaba que no podía más! Se notaba la cara de felicidad y también de tremenda excitación. Ahora ambos estaban disfrutando de aquella cogida.
Amara aumentó la intensidad de su galope, como una autentica amazona, viendo como el joven se atrevía y la ayudaba, impulsándola por sus nalgas. Estaba comenzando a saber lo que era una autentica follada de un macho. El semental del hijastro nada tenía que ver con su padre. Sus cabalgadas se hicieron más intensas, hasta que, sin poder evitarlo, se quedó quieta, viendo que estaba a punto de alcanzar el primer orgasmo. Su excitación era tal que se comenzó a retorcer sobre su cuerpo, presionando intensamente con su vagina la verga que tenía dentro, para terminar, convulsionándose estrepitosamente, llegando al éxtasis. Era sin lugar a duda, el mejor orgasmo de su vida. Oh me vengo ooo si ooo Rafa. Siii ooooo
Cuando por fin acabó, se dio cuenta que, con su venida, y al estar tan lubricada, ya no percibía la presión tan fuerte dentro de su vagina, aunque seguía percibiendo la dureza del nabo del hijastro, el cual mantenía su plena erección. Ante ello, se descabalgó del joven, sintiendo que dejar salir el pene de su concha, sonó como el descorche de una botella de champan. Se echo sobre la cama, observó su vagina, notando que estaba más abierta que nunca, con los labios vaginales inflamados y hasta enrojecidos de las fricciones con el pene de Rafa. Miró la enorme verga del joven, ahora engrasada con sus abundantes jugos, y aun totalmente erecta.
-Oh nene. Sigues en forma. Y echándose sobre la cama, boca arriba, se abrió de piernas invitando al joven a que se colocara entre sus piernas y volviera a poseerla.
Rafa, no espero que se lo repitiera dos veces, y colocándose entre las piernas de la mujer de su padre, acercó su enorme instrumento a la vagina de aquella. Visualizó la gran abertura de la vagina de la mujer, que aparecía ahora bastante dilatada, y quedó más excitado, al saber que le había abierto el coño de aquella manera. Su tremenda excitación le llevó a comenzar a penetrarla, comprobando que esta vez, su nabo se clavaba dentro de aquella caliente caverna, casi sin esfuerzo. Su madrastra estaba bien lubricada. Tras dos golpes de riñones terminó de clavarle íntegramente su cipote.
Amara, sintió como aquella verga la llenaba completamente. Era como una barra candente, dura y gruesa, que la tenía totalmente atravesada. Pensó que le iba a salir por la boca. La sensación fue indescriptible para la mujer. Jamás había sentido nada semejante. Comenzó a percibir como la punta de aquella lanza alcanzaba, con cada penetración, su útero. Le llegaba hasta el mismo fondo. Oh Rafa…. Me llenas…Oh… sigue así ooo
Pronto, con la intensificación de las penetraciones del joven, Amara comenzó a disfrutar de nuevo de aquella cogida, viendo que el joven la perforaba una y otra vez, entrando y saliendo de su vagina con una velocidad de vértigo. O me vas a matar… o joder… noo .. para… o me revientas ….oo sigue ooo
Pero el joven no estaba ahora por la decisión de parar. Por primera vez, comenzaba a ser el dueño de la situación, y ahora era el que llevaba la voz cantante. Estaba completamente encelado y quiso demostrar a su madrastra lo macho que era. La penetraba tan profundamente, que a los pocos minutos comprobó como la mujer volvía alcanzar un segundo orgasmo. Demostrando su enorme vitalidad y excitación, no dejó de penetrarla en ningún momento. Pese a comprobar que Amara se venía en completos alaridos de placer, el no paraba de meter su verga una y otra vez dentro de su encharcado coño. O me matas … ooo nooo siiiii me vengo otra vez …. No puede ser.,. o para….
Las continuas penetraciones del joven, clavando sin cesar su tranca en el coño de la madrastra, llevaron aquella a alcanzar un tercer orgasmo casi simultáneo al segundo. Cuando acabó el tercer orgasmo, ya no pudo más. Amara se sentía desfallecer. Su cuerpo no le respondía.
Sin embargo, observó que el joven, seguía impertérrito, perforando una y otra vez su vagina. Pese a sus escasas fuerzas, se dio cuenta como el pene del joven se endurecía aún más. Al momento le vino a la mente que el joven estaba a punto de venirse. ¡Lo tenía que parar! No podía correrse dentro. ¡Ella no estaba protegida!
Pero, tenía tan pocas fuerzas, que apenas pudo articular palabra. Solo le miró a la cara, y se dio cuenta de que el joven estaba a punto de vaciarse. Todo fue inútil. Al momento sintió la primera lechada lanzada con gran potencia contra las paredes de su vagina. ¡Oh joder se estaba corriendo dentro de ella! Y al instante percibió la segunda lechada, a la que siguieron otra y otra, y así de forma casi continua. No lo entendía, el pene del joven parecía un surtidor, lanzando una y otra vez semen dentro de su abierta vagina.
Oh Rafa… te estas viniendo dentro … oh joder me llenas… oh, pero no para… oh joder me vas a llenar….
El joven estaba en la gloria. ¡Era el primer polvo de su vida, y la primera vez que se corría dentro de una vagina! No se lo podía creer. Todos sus temores se habían disipado. Ahora sabía de lo que era capaz, y que podía satisfacer plenamente a una mujer.
Cuando por fin acabó, se quedó un momento dentro de aquella. Estaban tan cerca, que la volvió a besar en la boca. Amara, lo aceptó, y al rato, tras despegarse un poco, ella le dijo: Oh Rafa… ¡te has corrido dentro!
El joven la miró un poco extrañado, y le preguntó: ¿no te cuidas?
-Pensé que tomabas la píldora. Y, al darse cuenta de la cantidad de semen que había vertido dentro de la vagina de la mujer, se quedó apesadumbrado: ¿y si había embarazado a la mujer de su padre?
Amara percibió su temor y le comentó. No estoy ovulando, pero… es peligroso hacerlo sin condón. No pensé que te fueras a correr dentro. Solo pretendía que supieras que puedes satisfacer a una mujer plenamente. ¿te sientes mejor?
El joven la miro, con cara de autentico agradecimiento, y la volvió a besar en la boca diciéndole: -gracias, Amara. Nunca podré olvidarlo. Has sido la primera. Jamás pensé que pudiera hacer el amor.
-¿Y qué te ha parecido? Le preguntó ella, teniendo la cara del joven casi encima de ella, y aquel con su verga aún dentro de su vagina.
-¡Eres única!. ¿No creo que encuentre ninguna mujer como tú?. Y luego deteniéndose, añade: ¡te has atrevido! ¿No sé si podre convencer a otra para que me permita penetrarla?
-seguro que sí. Ya has visto que puedes satisfacer plenamente a una mujer. ¡Y de qué forma! ¡Joder, me tienes toda abierta! Menos mal que tu padre no viene hasta dentro de unos días. Seguro que mañana no me muevo. Luego, sonriendo añade: ¿te sales ya? ¿me tienes tan abierta que no se si se podré levantarme?
-claro.. – exclamó el joven saliendo del coño de su madrastra.
Tras salir del coño de su madrastra, Rafa volvió a comprobar el enorme hueco en que había convertido la vagina de la misma, sorprendiéndose al ver como salía de la misma una hilera de semen.
Amara al comprobar su vagina, le dijo: oh, Rafa… me los has abierto totalmente. Luego, tocó la hilera se liquidó blanquecino que salía de su coño, y le dijo: has visto. ¿me has llenado?... Espero que no ocurra nada, ya que no estoy en mis momentos fértiles, pero no deja de ser una locura.
Luego le mira, y le pregunta: ¿es la primera vez que lo haces con una mujer verdad?
El joven afirmó con la cabeza.
Entonces ella, le dice sonriéndose: Entonces soy la primera. Ay nene .. ¿te ha desvirgado la propia mujer de tu padre?...