December 17, 2024

DOBLEPENSAR

El libro "1984" de George Orwell , que empezó siendo una novela de anticipación distópica, ha pasado a ser una especie de recetario de la élite globalista para imponernos sus diversas dogmáticas, atropellos, judiadas y sicopatías.

Pareciera que los soros, billgates, blackrocks y demás ralea hubieran encontrado en la novela orwelliana un marco perfecto para encajar sus imposiciones y experimentos de control social.

Todos los conceptos con los que Orwell fue definiendo los parámetros de la sociedad descrita en "1984" están teniendo su versión wokeglobalista:

La Neolengua hoy se llama lenguaje inclusivo.

Los Minutos de Odio se implementan en la constante y omnipresente propaganda denigratoria contra los derrotados en la última -por ahora- Guerra Mundial y, en el caso de España, contra los vencedores de la última -por ahora- Guerra Civil.

La Policía del Pensamiento del relato orwelliano tiene su correspondencia en las inquisitoriales Fiscalías del Odio que persiguen sañudamente cualquier atisbo de opinión que cuestione mínimamente los dogmas relacionados con algunos temas tabú como la invasión migratoria o la imposición de la ideología de género.

La tendencia a llamar a los Ministerios con edulcoradas denominaciones que indican justamente lo contrario de su función también ha debido parecerles atractiva a los artífices de la nueva tiranía: En la novela se llama Ministerio de la Verdad al que, precisamente, se encarga de tergiversar e imponer las mentiras más descaradas cambiando y suprimiendo los acontecimientos históricos según los cambiantes intereses del poder. Básicamente, lo mismo que hacen las amnésicas leyes "de la Memoria" impuestas por Sánchez y sus secuaces con el aplauso servil de la patulea pepera.

Incluso, en la mejor tradición orwelliana, han tenido la humorada de llamar "Ministerio de Igualdad" al aparato propagandístico del dogma de odio al varón que consagra, precisamente, la desigualdad ante la ley en función del sexo.

Y así, todo.

Pero, quizá, lo más obscenamente surrealista de esta trasposición del universo orweliano a las agendas globalistas sea lo relacionado con lo que Orwell llama Doblepensar y que define como "el poder de mantener dos creencias contradictorias en la mente y aceptar ambas".

El ciudadano troquelado y adoctrinado por el Pensamiento Hegemónico Progre es perfectamente capaz, por ejemplo, de condenar cualquier manifestación religiosa en la vida pública pero, a la vez y simultáneamente, aplaude la descarada islamización de la cultura europea. Le fastidian los crucifijos en los centros de enseñanza pero defiende que a los moritos que mantenemos en las escuelas públicas españolas se les sirva un menú "halal" para no ofender a sus integristas y subvencionados papás.

En la misma línea, el político progre europeo felicita santurrona y oficialmente todas las festividades religiosas extraeuropeas y se deshace en mieles adulando a los que celebran las diversas janucás, cumples de Mahoma o días de las pachamamas, luzbeles y jehovases. Pero jamás se le ocurriría felicitar la Navidad a los cristianos.

El más reciente, obsceno y cínico ejemplo del doblepensar en política internacional es el aplauso de todos los gobiernos occidentales, tan laicos, democráticos y pijiprogres, a la destrucción de Siria, el último Estado aconfesional y respetuoso con las comunidades cristianas de Oriente Próximo, por el terrorismo integrista y criminal. Todos los medios de manipulación oficiales y oficiosos coinciden en ocultar, blanquear y tergiversar las atrocidades que están cometiendo los islamistas en Siria mientras intentan denigrar y calumniar al Presidente legítimo traicioneramente depuesto.

Israel delenda est.

J.L. Antonaya