August 22

LA AGENDA PIRÓMANA 2030

En una primera mirada, cualquiera que no sea gilipollas del todo podría pensar que lo de la ola de incendios es un asunto de simple ineptitud de los políticos: Presupuestos insuficientes para la prevención, absurdas leyes ecolojetas que prohíben desbrozar los montes, descoordinación entre las taifas autonómicas y la banda de puteros monclovitas...Lo de siempre.

Especialmente vomitivo es el tratamiento que hacen del asunto las teles del Régimen. Todas las furcias mediáticas, todólogos de tertulia y charos empoderadas a sueldo del sanchismo se desgañitan acusando a las comunidades autónomas peperas del desastre. Por su parte, las gusaneras mediáticas peperas, con su media lengua pusilánime y soplapollesca, acusan a Sánchez y sus secuaces. Y todos aprovechan para echar la culpa al socorrido y cansino "cambio climático".

Igual que cuando la "dana": la escoria política se dedica a echarse mutuamente la culpa del asunto y, al final, es el pueblo -el sufrido, esforzado e incomprensiblemente pacífico pueblo español- el que, desasistido y abandonado por unos poderes públicos cada vez más parecidos a los de un narcoestado bolivananero, se tiene que buscar la vida para intentar apagar los incendios.

La Cruz Roja y Cáritas, demasiado ocupadas en atender la comodidad de los visitantes de patera, tampoco es que hagan mucho por auxiliar a las víctimas. En cualquier caso, los españoles que se han quedado sin casa serán alojados en barracones y hacinados en polideportivos. Los hoteles de cinco estrellas están reservados para los inmigrantes ilegales importados por las oenegés, eclesiásticas o no.

Cada vez está más claro que nuestros gobernantes- autonómicos, centrales o municipales- son, en general, una panda de corruptos hijos de puta y, sobre todo, un rebaño de inútiles e incapaces.

Nada nuevo en el putrefacto Régimen del 78.

Pero, pensándolo un poco, la cosa huele demasiado mal para que sea solamente una consecuencia más de la habitual ineptitud de los políticos.

Vamos a ver: Los incendios se han declarado a la vez, coordinadamente. Se ha detenido a decenas de pirómanos y ninguna de las tertulias, telediarios, mentideros y cloacas televisivas ha aclarado quién los financia o a qué intereses obedecen. Sólo les falta decir, retomando el guión habitual de los atentados islámicos, que los cabrones que queman los montes son "casos aislados" o "enajenados mentales".

Pero es igual: Cuando dentro de unos meses veamos los campos quemados cubiertos de antiestéticos molinillos de viento, de ineficientes y horribles placas solares o de sospechosas explotaciones de "tierras raras", los bacines periodísticos seguirán diciendo que todo es por culpa del "cambio climático", es decir, culpa nuestra por tener un coche de gasolina, por comernos un filete de vaca o por no tirar los plásticos al contenedor amarillo.

J.L. Antonaya