11 -M. Aniversario de la infamia.
Aún recuerdo las obscenas prisas por desmantelar los trenes. Recuerdo la desinformación orquestada desde los medios de manipulación. Las chapuceras pruebas falsas puestas por la Policía. El extraño ”suicidio" de los moros de Leganés. La instrucción judicial llena de contradicciones. No olvido que el único condenado - un moro confidente de la Policía -lo fue por el testimonio de unas inmigrantes ilegales a las que se recompensó con la regularización de su situación. Recuerdo que nunca se investigó la posible implicación de los servicios secretos marroquíes.
En España, desde el siglo XIX, siempre hay una logia -cloaca del Estado, covachuela bancaria o consejo de administración - para echar tierra sobre estas cosas.
Recuerdo la manipulación política del atentado que condujo al poder a Zetapé y su troupe de chonis y mangantes ansiosos por desenterrar los odios de la Guerra Civil. Esa banda fue la precuela de la tiranía sanchista que hoy padecemos. Luego llegó el cotolengo pepero y también guardó silencio sobre aquello. Siempre fueron la cara B del partido único que lleva parasitando a España desde 1978.
El 11M fue la sangrienta prueba de que el Régimen del 78 carece de escrúpulos.