November 19

CINCUENTA AÑOS DE HUMO.

Los publicistas del perrosanchismo han perpetrado una cuña publicitaria para conmemorar "los cincuenta años de libertad" lo que, en la jerga de los palmeros y beneficiarios del Régimen del 78, hace referencia al cincuenta aniversario del fallecimiento, en una cama de la Seguridad Social, del octogenario Generalísimo Franco.

El anuncio - financiado con el dinero de todos - enumera una serie de "logros" del actual Régimen constitucional. Lo revelador y significativo es que en la lista de esos presuntos avances no se hace referencia en ningún momento a mejoras en la calidad de vida de los españoles, a la estabilidad laboral o al poder adquisitivo de los trabajadores.

A lo mejor es para evitar enojosas comparaciones con un sistema político en el que una familia española, con un solo sueldo, podía vivir dignamente, dar estudios a sus hijos y comprarse un coche.

A los autores del anuncio no les ha parecido apropiado recordar una España en la que los niveles de delincuencia y desempleo eran anecdóticos comparados con los de ahora.

Se han olvidado de mencionar que España era una nación con unas empresas públicas fuertes, con unas leyes laborales justas y con una economía diversificada (astilleros, minería, pesca, turismo ,altos hornos...) que hizo que pasáramos, en menos años de los que ya llevamos gozando de este "régimen de libertades", de ser un país destrozado por la guerra a ser la octava potencia industrial del mundo.

En la cuña propagandística tampoco se hace referencia a la precariedad laboral de la España partitocrática, al actual aumento exponencial de la inmigración y la delincuencia o a la escasez de viviendas. A lo mejor es porque el anterior Régimen construyó en diez años más viviendas sociales que los adalides de la partitocracia en los cincuenta que llevan chupando del bote. Y sin sangrarnos con una rapacidad fiscal como la que disfrutamos ahora.

Al final, lo que el anuncio de marras vende como logros son cosas como el "matrimonio" entre homosexuales o que puedes ser monárquico o republicano. Total, da igual.

El mensaje, al final, es que -en este régimen tan maravilloso de la libertad y la fraternidad que se implantó tras la muerte del viejo Caudillo- quizá no tengas un sueldo decente, ni una vivienda digna; puede que tus impuestos se dilapiden en mantener la metástasis burocrática autonómica o en subvencionar chiringuitos ideológicos; puede que la corrupción política e institucional esté al nivel de una república bolivananera; puede que las empresas públicas construidas con el esfuerzo de todos los españoles hayan sido privatizadas para beneficio de la oligarquía financiera... Pero, eso sí, puedes llamar "matrimonio" a lo que te parezca y puedes decir que eres monárquico o republicano y autopercibirte, si te apetece, como cabra montés. Una cabra montés empoderada, por supuesto.

Puedes, en resumen, ser todo lo libre que quieras mientras no cuestiones el status quo de los que viven a tu costa.

J.L. Antonaya