Llega otra vez el verano, y es mi segundo año de “soltera”, pero esta vez me voy sola, tengo que aprender a disfrutar de mi elegida soledad.
Katia chupaba y lamía, una de las veces que la sacó, la miró, se podía ver un hilo del resto de la corrida, un hilo transparente, un hilo que llegaba hasta el labio de Katia. Se separó, dejando que se rompiera y con una sonrisa de verdadera diablesa, lo recogió con el dedo y se lo llevó a la boca relamiéndose.